Ensayo: Inversión en la Etapa Preescolar

Inversión en la etapa preescolar – Cómo el acceso universal a una educación de calidad puede ayudar al progreso del país

Hoy estamos en uno de esos momentos históricos donde se cuestiona profundamente la estructura social, transformándose en una tarea permanente y dedicada el lograr despejar aquellos factores que podrían dotar de una solución a esos cuestionamientos. Dentro de esos factores está la educación y el cómo ella es la base para la movilidad social que busca disminuir la desigualdad.

Pero en ese factor, es posible determinar subfactores y hay dos que resaltan, por diversas características que ya se verán, como primordiales y básicos en su logro, por producir multiplicidad de beneficios directos e indirectos a la sociedad. Los escogidos para ese análisis son la inversión y el acceso universal a la educación preescolar.

Para lo anterior, nos valdremos de los trabajos de Hanushek y Woessmann (2012) y la UNICEF (2002), y de los resultados obtenidos por High Scope en su investigación con niños afroamericanos en los años 60’ y finalmente, analizando un caso en Chile: el estado educacional en Juan Fernández y su situación post terremoto y actual crisis por el Covid-19.

La educación se ha transformado en uno de los temas principales para instituciones como la OCDE y la UNICEF. Así, Hanushek y Woessmann (2012), por ejemplo, discuten la forma en la que la escolarización afecta directamente al crecimiento económico de los países y el rezago de Latinoamérica en este ámbito, resultado que se expone en los bajos rendimientos educativos en pruebas experimentales realizadas en varios países del mundo. Además, destacan la diferencia entre los años de escolaridad y la calidad de la educación a la que son expuestos los estudiantes en ese periodo. Ellos destacan esta segunda relación como el factor determinante de la actual situación, indicándolo como una de las principales áreas en las cuales hay que invertir.

La idea central de estas líneas es focalizar, y quedarnos en alguna etapa más específica del proceso educativo, esto es, la educación de calidad en la etapa preescolar.

Comenzamos con un marco conceptual, definiendo inversión y acceso universal; luego, se analizará evidencia empírica, y para ello nos ocuparemos de un experimento realizado en Estados Unidos, contraponiéndolo con una análisis de la situación actual en el Archipiélago de Juan Fernández, Chile. Finalmente, se entregará una conclusión en qué valor es posible predicar del acceso universal a una educación de calidad y, por tanto, de la necesidad de invertir en este.

Universalidad de acceso, hace referencia a que todos los niños y jóvenes tengan la misma oportunidad de ingresar a un sistema educacional en la etapa preescolar, siendo éste, a su vez, un sistema de calidad. Inversión, es el desembolso en que deben incurrir los países, destinándose apropiadamente para lograr los efectos deseados.

Un informe de la UNICEF (2002), da cuenta de esta problemática al afirmar que “padres pobres y sin educación básica no tengan las condiciones necesarias para cuidar óptimamente a sus hijos e hijas ni de apoyar su aprendizaje” por lo que “probablemente pasarán a engrosar las filas de la siguiente generación de pobres” provocando un círculo vicioso que se opone al progreso económico-social de los países y que, por tanto, coloca al acceso universal en la base de la inversión en educación.

En evidencia empírica, a inicios de los años 60’, se realizó un experimento a largo plazo denominado Proyecto Preescolar Perry High Scope. Este proyecto tomó un grupo aleatorio de niños y niñas afroamericanos de un barrio de una pequeña ciudad de Michigan, a quienes les otorgaron la posibilidad de asistir a clases particulares de alta calidad todos los días de la semana, además de un tutor que visitaba a la familia semanalmente. Treinta años después, el economista

ganador del nobel, James Heckman (2019) estudió los resultados obtenidos, analizando las habilidades sociales y emocionales de los participantes que fueron desarrollando en las etapas siguientes de sus vidas, llegando a concluir que los participantes tenían más probabilidades de estar empleados y muchas menos probabilidades de haber cometido crímenes, obteniendo un retorno de la inversión de entre el 7 y el 10% anual.

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