Inclusión Educativa en Uruguay

Inclusión Educativa

La inclusión educativa en Uruguay tuvo un predecesor a mediados de la década del 80, este fue el Plan de Integración, puesto en marcha en el año 1987. El mismo tenía como objetivo la integración de los alumnos de Educación Especial a la escuela común y el ingreso directo a educación inicial a alumnos con discapacidad que iniciaban su escolaridad. Las integraciones se empiezan a llevar a cabo con la ayuda de una maestra itinerante con especialidad en el área de discapacidad correspondiente y en dependencia de la Inspección Nacional de Educación Especial. En esta etapa se busca que la escuela especial trabaje hacia una integración actual o futura de alumnos en el sistema “común” colaborando con las “adaptaciones curriculares”. El plan de Integración deja de ser financiado en 1999.

En junio de 2014 a través de la circular Nº58 se ha elaborado por parte de la Inspección Nacional de Educación Especial un protocolo de Inclusión Educativa de educación especial, el mismo brinda orientación, apoyo e intervención para favorecer los aprendizajes y la inclusión de los alumnos con discapacidad y problemas para aprender.

La idea de inclusión educativa es tomada como forma de superar la exclusión se basa en la necesidad de una sociedad más justa y democrática.

La inclusión educativa es un principio transversal para el cambio de la educación y de los sistemas educativos. Desde 1990 las organizaciones mundiales han hecho un compromiso por la inclusión, la educación para todos. Todos los países del mundo hicieron ese compromiso. En los primeros 10 años se hicieron muchas actividades, la ONU incentivó a los Estados a invertir en educación. El foco estaba en los países donde miles de niños no asistían a la escuela. En el año 2000 el proceso educativo fue revisto, hubo progreso, pero aún había problemas masivos, el más grave era que 60 millones de niños no ingresaban al sistema escolar. Inclusión y equidad dentro y a través de la educación es la piedra angular de una agenda educativa transformadora, el compromiso de abordar todas las formas de exclusión, marginación, disparidad e inequidad en el acceso, la participación y el logro de los aprendizajes. En el encuentro que se lleva a cabo en Corea del Sur en el año 2015, se fija un nuevo plan de acción para 2030. Este continua con el lema “Educación para todos” pero subraya la idea de “todos”, no casi todos, sino todos.

Declaración del año 2015: “Por lo tanto nos comprometemos a realizar los cambios necesarios en las políticas educativas y enfocar nuestros esfuerzos en las personas más vulnerables, especialmente aquellas con discapacidad, para asegurar que nadie sea excluido”

Es un desafío para los gobiernos, escuelas, maestros, padres, que genera un cambio radical en como la educación se concibe. Todos tenemos que estar involucrados, debe haber una voluntad colectiva. Poner los sistemas educativos en la dirección de la inclusión, eso beneficia a todos los niños. Mucha gente encuentra esto difícil de creer, piensan que si incluyen niños que necesitan una ayuda extra, esto va a ser una desventaja para la mayoría de niños, por eso es que este cambio es tan desafiante para nosotros. Es necesario hacer un cambio de paradigma y pensamiento para aceptar que la inclusión es posible. Todos debemos ser agentes de cambio, principalmente nosotros los docentes, si nosotros no entendemos el cambio, nada va a suceder. Para Aiscow existen dos palancas para gestionar el cambio en el sistema educativo, una es el objetivo y la otra la evidencia. El objetivo de inclusión y equidad vistos como principios que informan todos los aspectos de las políticas educativas, más que como líneas de políticas separadas. La evidencia de identificar las fortalezas sobre las cuales se puede construir y las barreras que se necesitan superar a fin de crear políticas que sean inclusivas y equitativas.

 Si estamos comprometidos para desarrollar la idea de educación inclusiva, tenemos que tener una definición clara: La inclusión no es una política, es un principio. En la escuela todos deben estar implicados en la inclusión. Es necesario determinar si en nuestro país hay un claro entendimiento de lo que queremos decir con educación inclusiva.

Aiscow afirma que la inclusión es un proceso y es un viaje, cada institución está en ese viaje. Una institución educativa que está realmente comprometida en ser inclusiva está siempre buscando nuevas maneras de llegar a esos niños que encuentra difíciles de incluir.

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