La perturbación del entorno por el hombre
danielon234Tutorial23 de Mayo de 2014
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VIII. Desarrollo sostenible e ingeniería
1. LA PERTURBACIÓN DEL ENTORNO POR EL HOMBRE
La modificación del entorno natural y social por la ingeniería es no
sólo una consecuencia inevitable, sino un propósito expreso de los
proyectos que esta profesión emprende, pues cada uno de ellos busca
superar alguna insatisfacción humana con las condiciones prevalecientes.
Más aún, cualquier interacción del hombre con el mundo, sea diseñada o
inercial, bien o mal concebida, planeada o improvisada, modifica de algún
modo dichos entornos. De aquí proviene la más evidente responsabilidad de
la ingeniería, que por simple sentido común exige no emprender ningún
proyecto que cause daños injustificados en la naturaleza y la sociedad; para
ello primero se deben identificar diversas alternativas que cumplan los
objetivos expresamente deseados del proyecto, luego revisar los efectos de
cada una de ellas y, finalmente, escoger la que haga positiva y máxima la
diferencia entre beneficios y costos.
Es claro que llevar a la práctica lo indicado en el párrafo anterior no
es fácil, pero precisamente para tal fin es que la ingeniería existe. El análisis
y la comparación de alternativas debe considerar no solamente los
beneficios y los costos directos, sino también los indirectos, y no nada más
los inmediatos, sino también las repercusiones positivas y negativas que
pueden ocurrir a diversos plazos en el futuro; más aún, los beneficios y
costos que cada proyecto genere deben contabilizarse a valor presente
mediante la aplicación de cierta tasa de descuento, ya que el mismo
beneficio o costo tiene un valor mayor si se materializa hoy que si lo hace
en el futuro, y en este segundo caso su valor se irá reduciendo conforme
sea más largo el plazo en que ocurre (esto lo saben bien tanto quienes
están dispuestos a pagar intereses por un crédito que les permite comprar
hoy mismo lo que necesitan, como quienes otorgan el crédito y cobran los
intereses). Además, será necesario que tras su diseño y construcción el
proyecto sea objeto de seguimiento y se corrija cualquier tendencia que lo
desvíe de la trayectoria deseable.
En el pasado no siempre se procedió de la manera indicada en los dos
párrafos anteriores, ni hubo conciencia de que así debiera hacerse, sea en
proyectos de ingeniería o en cualquier otro campo de la actividad humana.
Mientras las tasas de consumo o destrucción de los recursos naturales eran
pequeñas en comparación con la disponibilidad estimada de éstos, no hubo
incentivos para reducirlas, pues tal reducción implicaba un costo o un
esfuerzo que no parecía justificado. Hoy, en cambio, muchos recursos
naturales están tendiendo a agotarse peligrosamente, lo que justifica
proceder de otro modo para evitar ese agotamiento, incluso pagando costos
altos siempre que sean menores que el de quedarse sin los respectivos
recursos.
El riesgo de desequilibrios ambientales, junto con la gran desigualdad
entre los sectores sociales prósperos y los desposeídos de todo, constituyen
los problemas más grandes que la humanidad tendrá que enfrentar en plazo
perentorio para asegurar su futuro. Como de hecho no se trata de
problemas independientes, el de la justicia social estará siempre como telón
de fondo en lo que aquí diremos sobre la protección del ambiente natural.
En las circunstancias actuales, ambos males se podrán ir atemperando en la
medida en que haya acuerdo amplio sobre el sentido que deba darse al
proceso que hemos dado en llamar “desarrollo”
2. ¿EN QUÉ CONSISTE EL DESARROLLO?
Las consecuencias de concebir el desarrollo de manera errónea han
sido muy negativas. El desarrollo, sea de los individuos o las naciones, es
intrínseco a los seres humanos, no externo a ellos. Así como un niño no
puede delegar en nadie la tarea de aprender, el desarrollo de una
comunidad no puede ocurrir sin que se modifique algo inherente a las
personas que la integran. Otro grave desacierto consiste en concebir el
desarrollo como un proceso de acumulación de riqueza medida en términos
convencionales. Persiguiendo este espejismo se ha deteriorado la calidad de
vida de cientos de millones de seres humanos y se ha propiciado el
dispendio y la pérdida de multitud de bienes tanto naturales como
culturales (intangibles algunos de estos últimos, como la costumbre de
reflexionar para hacerse cada quien una idea propia del mundo y no adoptar
apresuradamente la impuesta por la propaganda). Así nació y crece el culto
al consumo y a la riqueza por la riqueza misma.50
El desarrollo es asunto de capacidades humanas, no de riqueza
material. Se asocian riqueza y desarrollo porque éste incrementa las
capacidades humanas, que a su vez suelen producir riqueza. Pero la riqueza
sin desarrollo es una satisfacción efímera y ficticia que termina por sacrificar
el futuro de la generación presente y las venideras en aras de un
consumismo que está agotando numerosos recursos naturales y
amenazando la estabilidad de sistemas vitales para la humanidad entera,
como el clima y todo lo que de él depende. Así pues, un individuo o un país
se desarrollan solamente cuando son capaces de mejorar su calidad de vida
mediante decisiones y acciones propias. Hasta cierto límite, la riqueza está
correlacionada con el desarrollo, pero nunca es equivalente a él; hay una
50 No insinúo que la riqueza deba aborrecerse, sino que ha de valorarse en función
de lo que agrega a nuestra calidad de vida, y de ese modo debe priorizarse equilibradamente al lado de
nuestros diversos objetivos. Por ejemplo, debemos comprender que la riqueza, si bien deseable, no puede
ser fuente de la excelencia, en tanto que la excelencia sí puede ser fuente de riqueza.
relación más estrecha entre desarrollo y educación (en el sentido de
capacitación, tanto intelectiva como práctica y laboral) que entre desarrollo
y recursos económicos, pues éstos sin educación ño permiten mejorar la
calidad de vida, en tanto que aquella puede servir incluso para allegarse
recursos económicos. Por lo demás, cada quien decide lo que para él es
desarrollo según su propia noción de lo que da calidad a su vida.
Ahora bien, todo ser humano requiere ciertos satisfactores básicos
que en su nivel mínimo pueden ser casi homogéneos (alimento, vestido,
alojamiento); logrados éstos, cada uno de nosotros elige bienes adicionales
diferentes para mejorar su calidad de vida según aquella noción propia,
aunque la globalización tiende a homogeneizar también estos satisfactores
electivos. Entonces cobra sentido estadístico medir la calidad de vida
mediante el valor económico de los bienes a los que, en promedio, tiene
acceso una población, y el ingreso per cápita se vuelve un indicador del
desarrollo. Pero aun así caben algunos matices, pues hay bases para
sostener que a) no sólo el consumo sino también la idiosincrasia de un
pueblo influye en su calidad de vida, y b) cuando el consumo crece más allá
de cierto límite, la calidad de vida ya no mejora o lo hace con gran
dilapidación de recursos naturales. Por tanto, no hace falta renunciar al
desarrollo, sino evitar el desperdicio y la dilapidación, para que un mayor
número de generaciones futuras siga teniendo buena calidad de vida.
El desarrollo plantea a la humanidad en general y a la ingeniería en
particular problemas y dilemas que se están intensificando. El tema es
motivo tanto de debates irracionales como de nuevas actitudes
esperanzadoras e innovaciones prácticas. Ilustraremos lo que está
ocurriendo mediante el ejemplo de una de las creaciones más antiguas de la
ingeniería, las presas, obras estrechamente ligadas al proceso de
civilización de la especie humana desde las épocas más remotas hasta
nuestros días; por la importancia de sus contribuciones a la supervivencia y
la calidad de vida de la especie humana, y por la magnitud y trascendencia
de los efectos negativos que un inapropiado diseño de ellas puede producir,
las grandes presas son, a pesar de su largo historial, uno de los mejores
ejemplos de la compleja problemática de la ingeniería moderna.
3. UN EJEMPLO: EL DEBATE SOBRE LAS GRANDES PRESAS
Las presas suelen generar tanto valiosos satisfactores como riqueza
y, por tanto, pueden contribuir al desarrollo; pero según lo dicho aquí
mismo, para que estas contribuciones efectivamente ocurran se requiere
que dichas obras a) produzcan satisfactores valorados por los habitantes de
la región y el país en que se ubican, y b) operen rentablemente
considerando todos sus costos y beneficios significativos, directos e
indirectos. Los adjetivos todos y significativos tienen aquí mucha
importancia, como se verá adelante.
Presas de dimensiones muy diversas se han construido durante toda
la historia de la civilización, con características que han evolucionado a la
par que los
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