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Teoría general del empleo, el interés y el dinero: Libro VI. Breves consideraciones sugeridas por la teoría general

Alaide HurtadoResumen3 de Mayo de 2018

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Teoría general del empleo, el interés y el dinero: Libro VI. Breves consideraciones sugeridas por la teoría general.

  1. Notas sobre el ciclo económico.

El carácter esencial del ciclo económico se debe a cómo fluctúa la eficiencia marginal del capital. El movimiento cíclico se explica al progresar el sistema las fuerzas que lo empujan toman impulso y producen efectos acumulativos unas sobre otras, pierden gradualmente su potencia hasta que tienden a ser reemplazadas por las operantes en sentido opuesto. Esas tendencias terminan por invertirse, y hay regularidad en la secuencia y duración de los movimientos.

El fenómeno de la crisis es el hecho de substitución de un impulso por otro de modo repentino y violento, la explicación más típica es un colapso repentino de la eficiencia marginal del capital. Las últimas etapas del auge se caracterizan por las expectativas optimistas respecto al rendimiento futuro de los bienes. Lo esencial del estado de depresión se encuentra en el colapso de la eficiencia marginal del capital y no es tan fácil resucitarla, estando determinada por la psicología del mundo de los negocios. Es el retorno de la confianza la que resulta tan poco susceptible de control en una economía de capitalismo individual. La explicación del elemento tiempo en el ciclo económico debe buscarse en las influencias que gobiernan la recuperación de la eficiencia marginal del capital:

  1. Por la duración de los bienes de larga vida relativamente a la tasa normal de crecimiento en una época dada.
  2. Por los costos de almacenamiento de las existencias excedentes.

En la crisis, mientras el auge continúa, la mayor parte de las nuevas inversiones muestran un rendimiento habitual que no deja de ser satisfactorio. La desilusión viene porque surgen dudas en relación con la confianza que puede tenerse en el rendimiento probable y una vez que surge, se extiende rápidamente. Así al principio de la depresión hay mucho capital cuya eficiencia marginal ha llegado a ser insignificante y hasta negativa. El intervalo de tiempo que pasará antes de la contracción del capital puede ser una función relativamente estable del promedio de duración del capital en una época dada.

El segundo de los factores de tiempo estable se debe a que los costos de almacenamiento de las existencias excedentes hacen que sean absorbidas dentro de cierto período. El cese repentino de nuevas inversiones después de la crisis conducirá a una acumulación de existencias excedentes de artículos, el proceso de absorberlas representa inversión negativa, y cuando haya pasado se experimentará positivo alivio.

La reducción de capital en giro representa un elemento de desinversión que ejerce fuerte influencia acumulativa en dirección descendente. En la primera fase de una depresión típica habrá inversión en el aumento de existencias. En la siguiente puede haber un período corto de desinversión y, finalmente, cuando la recuperación haya avanzado, ambos factores serán simultáneamente favorables a la inversión.

Una baja importante en la eficiencia marginal del capital también tiende a afectar en forma adversa la propensión a consumir. Una vez iniciada la recuperación, es evidente la forma en que se alimenta a sí misma y crece. Durante la fase descendente, la curva de la eficiencia marginal del capital puede bajar tanto que escasamente sea posible corregirla de manera que asegure una tasa satisfactoria de nuevas inversiones por medio de cualquier reducción practicable en la tasa de interés.

Con mercados organizados y sujetos a las influencias actuales, la estimación que hace el mercado de la eficiencia marginal del capital puede sufrir fluctuaciones de manera que no quepa neutralizarlas lo bastante por fluctuaciones correspondientes en la tasa de interés. En condiciones de laissez faire, quizá sea imposible evitar las fluctuaciones amplias en la ocupación sin un cambio trascendental en la psicología de los mercados de inversión. En conclusión, el volumen actual de inversión no puede dejarse con garantías de seguridad en manos de los particulares.

El auge puede evitarse por una tasa alta de interés. Pero estas conclusiones llevarían a una mala interpretación de mi análisis porque el termino sobreinversión es ambiguo. El remedio del auge no es una tasa más alta de interés, sino una más baja. El remedio para el ciclo económico no es evitar los auges y conservarnos en semidepresiones permanentes, sino evitar las depresiones y conservarnos en un cuasi-auge continuo. También, en fortalecer la propensión a consumir, redistribuyendo los ingresos.

Alguna escuela de pensamiento sostiene que la tendencia de las sociedades contemporáneas al subempleo debe buscarse en el subconsumo. En las prácticas sociales y en la distribución de riqueza que se resuelve en una propensión a consumir indebidamente baja. Pareciera que es improbable que pueda sostenerse la ocupación plena, con la propensión a consumir existente Otra escuela de pensamiento encuentra la solución del ciclo en disminuir la oferta de mano de obra que busca empleo. Existe una escuela de pensamiento que encuentra la solución en frenar el auge por medio de una elevada tasa de interés. Surge por la creencia de que la inversión sobrepasará al ahorro, y que una mayor tasa de interés restablecerá el equilibrio y estimulará los ahorros

  1. Notas sobre el mercantilismo, las leyes sobre la usura, el dinero sellado y las teorías del subconsumo.

Los economistas modernos han sostenido que con la división internacional del trabajo se obtienen, en general, mayores ventajas que las que pretende la practica mercantilista. Hay de verdad en la doctrina mercantilista. Cuando un país está aumentando su riqueza, el progreso que sigue a este estado puede interrumpirse. En condiciones de laissez-faire, por insuficiencia de estímulos para nuevas inversiones, las oportunidades de inversión interior se regirán por la tasa de interés nacional, mientras que la inversión exterior está determinada por el volumen de la balanza favorable de comercio.

Si la unidad de salarios es relativamente estable y el estado de la preferencia por la liquidez es bastante fijo, la tasa de interés tendera a estar regida por la cantidad de metales preciosos disponible. Al mismo tiempo, en una era en que los prestamos sustanciales al exterior y la propiedad directa de riqueza situada en el exterior son escasamente practicables, las alzas y bajas en la cantidad de metales preciosos dependerán de si la balanza comercial es favorable o desfavorable.

En una época en que las autoridades no tenían control directo sobre la tasa de interés interior o los otros estímulos a la inversión nacional, las medidas para aumentar la balanza comercial favorable eran el único medio directo de que disponían para reforzar la inversión extranjera. Al mismo tiempo, el efecto de una balanza de comercio favorable sobre la entrada de los metales preciosos era su único medio indirecto de reducir la tasa de interés doméstica y aumentar el aliciente para invertir dentro del país. El hecho de que las ventajas de una balanza favorable para un país supongan desventajas otro significa que una política inmoderada puede llevar a una competencia internacional que dañe a todos.

De este modo, dirijo el peso de mi crítica contra lo inadecuado de los fundamentos teóricos de la doctrina del laissez-faire. Examinemos brevemente el gran trabajo del profesor Heckscher “La época mercantilista”, en el que expone las características esenciales del pensamiento económico, a través de un período de dos centurias:

  1. El pensamiento mercantilista nunca se imaginó que había una tendencia al ajuste automático de la tasa de interés. Una tasa indebidamente alta era el mayor obstáculo para el crecimiento de la riqueza y para rebajar la tasa de interés debían ocuparse de disminuir la preferencia por la liquidez y aumentar la cantidad de dinero.

Locke fue el primero en expresar, en términos abstractos, la relación entre la tasa de interés y la cantidad de dinero. En primer lugar, sostuvo que la tasa de interés depende de la proporción entre la cantidad de dinero y el valor total del comercio. En segundo lugar, afirmó que el valor en cambio del dinero dependía de la proporción entre la cantidad de dinero y el volumen total de bienes en el mercado. Cabe destacar la facilidad con que la mente mercantilista distinguía entre la tasa de interés y la eficiencia marginal del capital.

  1. Los mercantilistas advirtieron la falacia de la baratura y el peligro de que una competencia excesiva pudiera hacer que la relación de intercambio se volviera en contra de un país.
  2. Los mercantilistas fueron los creadores del "miedo a los bienes" y la escasez de dinero, como causas de la desocupación que los clásicos habían de denunciar más tarde como un absurdo.

En una economía sujeta a contratos monetarios y costumbres más o menos fijos, las autoridades no disponen de medios para combatir la desocupación en casa, excepto por un exceso de exportación y una importación del metal monetario a expensas de sus vecinos. Es la política de una tasa de interés autónoma y de un programa de inversión nacional dirigido al nivel óptimo lo que beneficia a nosotros y a nuestros vecinos.

Una doctrina que la escuela clásica ha repudiado es la de que la tasa de interés no se ajusta por si misma al nivel adecuado, sino que tiende a subir demasiado alto, de manera que un gobierno sensato se preocupa por doblegarla por la ley y por costumbre. Las disposiciones contra la usura se encuentran entre las practicas económicas más viejas. En un mundo que nadie consideraba seguro, era casi inevitable que, si no se reducía la tasa de interés, subiría demasiado para que hubiera un aliciente adecuado para invertir.

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