EL SENTIR DE LOS JOVENES ANTE LA POLITICA EDUCATIVA

Pobres, los que se dicen pobres, son los que no tienen silencio ni pueden comprarlo” (Collin).

Muy buenos días tengan todos y cada uno de ustedes, mi nombre es Fernando Lizárraga González, actualmente curso el segundo grado en la escuela secundaria a la que orgullosamente pertenezco “Nueva Creación” del fraccionamiento Los Ángeles, de esta hermosa de ciudad de Culiacán, Rosales.

Si el objetivo del estado es preparar a las nuevas generaciones creando y regulando la organización de los establecimientos escolares para lograr realizar esa preparación. Es por eso, que surgen en mi algunas interrogantes, y a su vez les pregunto a todos ustedes ¿Por qué el estado no cumple como debe de ser con las reformas educativas que desde la década de 1990 hasta la fecha actual, en su contenido han venido intentando crear puentes articuladores entre educación y trabajo a través de programas, acciones de formación y capacitación, con la estricta finalidad de perseguir el apoyo de los jóvenes desde las escuelas hacia el mercado laboral y la vida adulta.

Asimismo, hago mención, que Argentina, a finales de los 80 y hasta mediados de los 90 del siglo pasado, implemento cambios estructurales en el ámbito de las políticas sociales, la estructura del mercado laboral y la disposición de los actores e instituciones sociales que intervienen en la modulación de la transición de los jóvenes desde los centros educativos hacia el ámbito laboral y la vida adulta de lo cual anteriormente hice mención.

Si todo esto, también es posible en nuestro país, entonces, ¿Por qué el estado no se preocupa por nosotros los jóvenes atacando de raíz el rezago laboral? ¿Por qué el estado no se asegura que todos los jóvenes que egresan de una licenciatura o carrera técnica puedan incorporarse inmediatamente al mercado laboral?

Actualmente, tenemos un gran rezago laboral, donde en gran cantidad son jóvenes con esperanza muerta, con una fe marchita ante una realidad visible, palpable todos los días en que realizan un esfuerzo en la lucha incansable por la necesidad de otros que por la esperanza de sobrevivir siguen luchando por encontrar un espacio laboral acorde a su preparación y así tener una vida más digna para ellos y para sus familias.

Los jóvenes sentimos que la política educativa, no debe de ser solamente leves decretos, resoluciones, reglamentos que conforman la doctrina pedagógica de un país, debe de ser también una vinculación a dinámicas de desarrollo laboral, fijando objetivos tanto pedagógicos como también de mercado de trabajo.

Los jóvenes pensamos que si nuestros gobernantes en lugar de destinar tantos miles o millones de pesos a programas como el de seguridad pública, donde realmente no ha cambiado en mucho puesto que todavía somos blanco de la inseguridad, si tan solo una parte de esos recursos se destinaran a la activación de programas donde los jóvenes y nuestras familias tengamos la tranquilidad por tener la plena la seguridad de que al egresar de una carrera universitaria seremos productivos laboralmente en el área de estudios del cual egresamos.

En este momento, exhorto a nuestros gobernantes y legisladores para que den soluciones a este gran problema y dejen de dormirse

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