EL PROCESO TERAPÉUTICO

CAPITULO l: EL PROCESO TERAPÉUTICO.

El proceso terapéutico o la terapia comienzan en el momento en que una persona se presenta frente a un terapeuta con el fin de resolver un problema o aliviar algún malestar. Normalmente, para lograr un cambio significativo es necesario que el paciente cumpla con ciertas tareas preestablecidas y aplique las técnicas aprendidas, también durante todo el proceso se busca mantener al paciente motivado y se intenta que no abandone la terapia sin haber resuelto antes su problema.

El proceso terapéutico es un conjunto de fases sucesivas. La primera fase de la terapia consiste en el establecimiento de una buena relación terapéutica por medio del rapport, ya que este es un método esencial para obtener información. Esta relación influye mucho en los cambios que se puedan lograr, mientras mejor sea la relación, el paciente será más susceptible al cambio. Durante el contacto inicial se busca saber si el paciente acude por iniciativa propia o de alguien más, y cual es el motivo de la consulta. Para mayor efectividad de la primera entrevista se deben realizar preguntas tanto directivas como no directivas, estas ultimas ayudan a establecer un buen rapport, sin embargo, la primera pregunta debe ser especifica ya que esta nos dirigirá a la queja principal por la cual busca ayuda.

Cuando esto se logra, se inicia la fase del proceso que consiste en una recopilación profunda de datos acerca del paciente en diferentes áreas, y esto es indispensable para una buena intervención. Hecho esto se formula una explicación del problema, incluyendo el motivo de la conducta, cuáles son los antecedentes y consecuentes y por qué se mantiene, se seleccionan las áreas de intervención, se crea un plan de intervención y se seleccionan las técnicas a utilizar. Lo siguiente es poner en marcha el tratamiento aplicando las técnicas seleccionadas. Se debe asegurar que el paciente esta de acuerdo y comprende las técnicas para que las ponga en práctica y se alcancen los objetivos. Una vez aplicadas las distintas técnicas, y ya recuperado el paciente, se valoran los resultados y se establece un seguimiento del paciente para asegurarnos de que los resultados al final del tratamiento se mantengan.
En algunos trastornos las recaídas son frecuentes y se debe mantener una actitud positiva para poder ayudar al paciente, y en algunos casos se puede preparar al paciente para que pueda hacer frente a este tipo de situaciones.

Existen variables y cualidades del paciente y del terapeuta que se deben considerar al momento de iniciar un proceso terapéutico, ya que pueden influir en este. Entre las variables del paciente se encuentra el sexo, la edad, el nivel intelectual, el estado civil, el grado de sinceridad y el hecho de adoptar o no un rol activo en el proceso. En cuanto al terapeuta, debe tener principalmente una buena formación y un interés por las personas y su bienestar, también es importante la aceptación hacia el paciente, una buena empatía, honestidad, credibilidad, flexibilidad y un buen conocimiento de sí mismo.
Respecto al lugar donde se realicen las sesiones debe ser cómodo y privado con una decoración discreta y el terapeuta deberá tener un buen aspecto, presentable. Durante todo el proceso es necesario tomar notas, pero esta deberá ser mínima para poder prestar atención al paciente.

Existen diferentes situaciones que se pueden presentar a lo largo del proceso y el terapeuta debe contar con las herramientas necesarias para enfrentarlas. Algunas son que el paciente no acuda a las citas, en estos casos se puede hablar con el paciente para tratar de evitar que continúe, también ocurre que el paciente se muestra resistente al cambio, el origen de esto puede radicar en el paciente o en el terapeuta, este último deberá identificar la raíz del problema y tratar de solucionarlo. En cuanto a los pacientes que lloran durante la sesión, el terapeuta toma distintas actitudes dependiendo si lo hace de modo habitual, si esta contando algo que le resulta doloroso o si lo intenta evitar. Ocurre también que el paciente revela información importante hasta los últimos minutos de la sesión, si esto ocurre se aclara que los temas se trataran durante la próxima sesión, a menos de que sea un tema de vital importancia y si por el contrario el paciente habla demasiado durante toda la sesión, el terapeuta deberá de una manera cordial redirigir la entrevista a los temas que son más importantes.

El terapeuta debe ser conocedor de todas las fases del proceso y contar con las habilidades necesarias para que el proceso se lleve a cabo exitosamente y se consigan los objetivos establecidos.

CAPITULO II: EL ESTILO PERSONAL DEL TERAPEUTA

La psicoterapia es un proceso cuyo objetivo es lograr un cambio, los resultados de esta dependen de factores específicos e inespecíficos. Los primeros se refieren a las técnicas empleadas por los terapeutas y los segundos se relacionan con las condiciones interpersonales y contextuales que componen el dispositivo terapéutico. Esto ultimo se denomino como “estilo personal del terapeuta” (EPT) que se define como el conjunto de condiciones o características que conducen a un terapeuta a operar de cierto modo, independientemente del enfoque que utilice. El ETP puede depender de tres factores: los modos dominantes del terapeuta, su situación vital y su posición socio-profesional.
La oferta con la que cuente el terapeuta depende del circuito socio-profesional al que pertenezca, este, esta determinado por el sistema asistencial dentro del cual ejerza, el tipo de relación laboral que une al terapeuta con su paciente y por las actitudes y modos culturales de interacción utilizados por el terapeuta. Es importante también hacer énfasis en la distancia entre la posición socioeconómica del paciente y la posición socio-profesional del terapeuta, ya que si esta es muy grande se suele asociar con fracasos terapéuticos, pero si es en menor grado puede llegar a ser útil para promover cambios.
En cuanto a la situación vital influyen aspectos como el sexo, las características físicas, intelectuales y emocionales, el nivel de conocimiento general, sus experiencias, tanto en su vida cotidiana como laboral y el sistema de valores empleado por el mismo para contextuar su trabajo.
Por último, cada terapeuta utiliza determinados modos dominantes de comunicación que ayudan a formar su sello personal al momento de ejercer. Existen seis diferentes funciones primordiales y estas se manifiesta a través de distintas dimensiones.

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