EL PROCESO TERAPÉUTICO
ayatola1951Ensayo6 de Julio de 2019
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CHRISTIAN AYOLA GOMEZ MD PhD.
Psiquiatra Director Red Salud Mental CEMIC
Docente Catedra Psiquiatría
Facultad de Medicina Universidad de Cartagena
Ensayo: EL PROCESO TERAPEUTICO
Introducción
En el curso de psicoterapia para residentes del tercer año de psiquiatría, de la Facultad de Medicina de la Universidad de Cartagena, se programó un seminario sobre el proceso terapéutico, con el propósito de examinar el desarrollo intrínseco de cualquier actividad psicoterapéutica, estudiada desde la perspectiva de las diferentes fases o etapas que tanto terapeuta como paciente atraviesan desde el inicio de la terapia hasta su finalización.
Un punto crítico que como docente encontré, es que, al distribuir el material de consulta, estaba seguro que en los libros o ensayos recomendados se describía el proceso como tal; craso error, porque las alusiones al proceso en sí en los diferentes textos consultados fueron exiguas, faltando menos de una semana para el seminario tomé la decisión de escribir el presente ensayo sobre el tema.
Que es un Proceso
La palabra Proceso tiene origen latino, deriva del vocablo processus, de procedere, que viene de pro (para adelante) y cere (caer, caminar), lo cual significa, avanzar, marchar, ir adelante, dirigirse hacia un fin. Proceso puede definirse como la sucesión de actos, actividades o acciones ejecutados con determinado orden, que se dirigen a un punto o finalidad organizados en el tiempo.
Un proceso se define como una secuencia de pasos dispuesta con algún tipo de lógica que se enfoca en un logro o resultado específico. Los procesos son mecanismos de comportamiento que, diseñados para mejorar la productividad de algo, para establecer un orden o eliminar algún tipo de problema. El concepto puede emplearse en una amplia variedad de contextos, como por ejemplo en el ámbito jurídico, en el de la informática, en la empresa, incluso en actividades como la psicoterapia. Es importante en este sentido hacer hincapié que los procesos son ante todo procedimientos diseñados para el servicio del ser humano en alguna medida, como una forma determinada y propositiva de accionar (1) https://www.academia.edu/22358310/Definici%C3%B3n_de_proceso
Lo que motiva de proceso
La persona que consulta con el fin de adelantar una psicoterapia puede estar padeciendo un trastorno psicopatológico o no, simplemente puede esperar o pretende adquirir habilidades que le permitan abordar mejor y con mayor éxito sus problemas personales o sociales, lograr incluso un manejo más eficiente del estrés, o alcanzar una mayor madurez que le ayude a manejar su realidad, así no siempre se trata de un enfermo nervioso; puede que esta persona tenga una mejor salud mental que el terapeuta, o incluso mejores estándares de resolución para algún tipo especial de problemas, del que tal vez el terapeuta pueda aprender.
La primera entrevista
La primera entrevista como búsqueda de ayuda viene dada directamente, o por lo general ha mediado alguna referencia, el terapeuta comienza una labor para la que se supone idóneo, por estar entrenado y con experiencia que le permite asumir esta compleja variada e incierta tarea, tan compleja como lo podemos ser los seres humanos en su diversidad, y en su individualidad, que permite para cada uno tener un sello especial, aquí no hay replicas, como en la mayoría de las tareas terapéuticas, por ejemplo si operamos un apéndice, lo máximo que encontraremos podrá ser desde una complicación de las ya estudiadas o una simple variedad anatómica, hasta una comorbilidad no esperada, pero al fin conocida. Eso no ocurre con los seres humanos cada uno de ellos es singular y especial, y desde este punto de vista debemos partir.
El recorrido
Cuando nos disponemos a recorrer un terreno extenso y complejo, necesitamos conocerlo bien, y de no ser así necesitaremos de un guía o de un mapa, pues no hay ningún manual ni mapa que señale como los seres humanos procesamos nuestros conflictos, y como superamos las adversidades de la vida o como sanamos, como máximo hay modelos que muestran el proceso desde los elementos determinantes del cambio y sus etapas, desde el proceso de aprendizaje, o de modificación de la conducta; tales explicaciones centran la explicación del proceso en el foco y no en la integralidad.
Si voy a recorrer una selva peligrosa, porque hay serpientes, leones, precipicios y ríos torrentosos que pondrían en riesgo mi supervivencia o al menos el éxito de mi avance hasta llegar a casa a salvo, quisiera disponer de un buen guía o en su defecto de un buen mapa. El problema es que el guía somos nosotros, y el mapa los estoy escribiendo en este momento, afortunadamente no estamos en medio de una situación terapéutica, podemos consultar textos y ensayos, podemos hasta equivocarnos sin resultados que lamentar.
El arduo camino, desde la primera consulta hasta la sanación y la de alta, debe ser recorrido con la tranquilidad del guía, quien debe estar seguro de su competencia, es decir que conoce el terreno, las estrategias y los atajos para recorrerlos con cierto esfuerzo, pero sin agotarse, ni trasmitir desconcierto en nuestro cliente quien consulta.
La primera consulta se enmarca dentro de las técnicas para entrevistas, busca hacer un diagnóstico clínico si es pertinente, o por lo contrario un diagnostico psicodinámico, situacional o de la necesidad de cambio, evaluando las fortalezas o debilidades funcionales de la psiquis de nuestro paciente. Verificar la fortaleza del Yo, su madurez, sus defensas, su estilo de afrontamiento, y su capacidad de resiliencia. Es como si nos encomendaran la tarea de preparar un boxeador para un combate, así tendremos que evaluar que tan ágil, funcional, o fuerte, es el púgil del que seremos mentor, y que es necesario fortalecer en él para dejarlo en las mejores condiciones competitivas.
I - LA PRIMERA ETAPA.
Cuando la tropa aliada desembarcó el día D en Normandía, conocía el mapa, más no el terreno. El mapa finalmente es un diseño que alguien conocedor del terreno a dibujado descriptivamente lo más cercano posible a la realidad, pero es muy probable que la tropa no pudiera identificar con precisión las minas y los nidos de ametralladoras de los alemanes, ni calcular aspectos muy íntimos del enemigo, eso lo verían después sobre el terreno de cara a la muerte. La situación terapéutica no resulta tan dramática para el terapeuta experimentado, como puede serlo para el terapeuta bisoño.
El paciente por lo general viene con unas defensas armadas que le han resultado parcialmente apropiadas para el manejo de su realidad, así lo haya logrado con gran sufrimiento personal o con el de otros, pero son sus defensas, son las única que conoce y no estará dispuesto a abandonarlas, por más que su discurso verse en ese sentido, incluso de manera aparentemente racional, o por más intención o señales de cambio que demuestre.
Lo comparo con una tropa recursiva ante un enemigo fuerte pero que cree que engañándole con una bandera blanca de paz podría abatirlo y salir bien librado. En el caso del paciente, puede que no lo haga deliberada y conscientemente, pero es su naturaleza, y no debemos confiar en ella hasta no estar seguros y convencidos del cambio. Recordemos como ejemplo la fábula del sapo y el escorpión frente al estanque.
No se trata de asumir una actitud paranoide por parte del terapeuta, solo ser precavido porque estaremos lidiando con los demonios internos de una persona, de quienes no conocemos su potencial para desestabilizarlo a el mismo e incluso a nosotros, y tenemos el deber de cuidarlo, que es lo que de nuestra misión se espera, (se trata de prevenir grave regresión que puede llegar a la psicosis). Está de por medio el libre albedrio con el que jamás vamos a tratar, este demonio se manda solo y debemos respetarlo hasta cuando integralmente el paciente haya sanado, y el mismo lo tenga domesticado y a su servicio. Recordemos que, en la metáfora bíblica, ni el dios de los hebreos oso meterse con él.
En esta primera fase el paciente intentará engañarnos, tal y como lo hace un novio con su pareja al inicio de la relación, nos contará cuanto ha sufrido, las penas que lo aquejan, las veces que lo han traicionado, en fin, un referente histórico en el que él ha sido víctima de las circunstancias, pero no se hace cargo de su responsabilidad en ellas; aquí habla el niño seductor pretendiendo atraer, aunque lo niegue la compasión, la admiración o como mínimo el interés del terapeuta por su caso. Es su realidad la que nos cuenta diferente en su prima face a la de los otros con quienes ha crecido, convive o se relaciona. El arco con su flecha dorada apunta sutilmente al corazón del terapeuta.
El terapeuta experimentado lo sabe, conoce el poder de venablo y la fuerza del arco, así como la determinación inconsciente o hasta consciente del paciente para dispararlo, incluso de su puntería y habilidad para acertar, pero él no teme, se encuentra blindado por un afecto altruista, el amor por su paciente, por la humanidad en general, por su quehacer, por sí mismo y por su propia familia si la tiene, esa son las mejores defensas del terapeuta. Sabe que quien disparará el arco es inconsciente de su realidad interna, e irresponsable hasta cierto punto de sus acciones, es un niño perdido a quien no puede odiar y menos amar eróticamente. Es su función de padre elevada a la potencia por sus conocimientos y entrenamiento lo que funge como escudo protector.
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