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Ginecologia Y Obstetricia


Enviado por   •  30 de Mayo de 2013  •  4.444 Palabras (18 Páginas)  •  1.743 Visitas

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ÍNDICE

Introducción 7

Objetivo general 7

TEMA I LA FILOSOFÍA DE LA EDUCACIÓN. 8

Educación y moral cívica 8

Valores y filosofía de la educación 9

John Rawls y la educación moral 10

Relación entre ciencia y filosofía 14

La filosofía de la educación como saber filosófico 19

El saber filosófico 19

El saber pedagógico 22

Las diferentes ciencias de la educación 23

La pedagogía en relación con la ética 25

La pedagogía en relación con la lógica 27

La pedagogía en relación con las artes 28

La teología de la educación 29

El arte de educar 30

El origen de la escuela pública

34

TEMA II: CIENCIA EDUCATIVA 45

La educación. 45

Importancia de la educación 46

Objetivos de la educación 47

Concepto de pedagogía 48

Objetivos de la enseñanza 49

Didáctica 50

TEMA III: MODELOS EDUCATIVOS 52

¿Qué es un modelo educativo? 52

Tipos de modelos educativos. 53

El reto de los nuevos modelos educativos. 59

TEMA IV: EL PROCESO ENSEÑANZA APRENDIZAJE 73

La educación en el proceso enseñanza aprendizaje. 73

Educación tradicional versus educación crítica participativa. 74

La relación maestro alumno

77

El modelo participativo, prometeico

78

El modelo weberiano

81

El modelo conductista

84

La teoría del sujeto en el PEA conductista

85

El cuerpo del saber del PEA conductista

86

El instrumental conductista.

87

El modelo durkhemiano

88

Una aproximación al modelo del PEA deweiano 89

El proceso del conocimiento 93

En la filosofía presocrática 95

En la filosofía platónico-aristotélica 97

En la filosofía Tomás de Aquino 101

En la filosofía cartesiana 109

En la filosofía crítica de Kant 115

Aportes de Soeren Aabye Kierkegaard 126

Análisis de la experiencia en Russell 134

En las principales orientaciones 149

En el escepticismo 149

En el idealismo 144

En el empirismo 155

En el materialismo 157

En el materialismo dialéctico 159

Conocimiento sensorial 164

Conocimiento Conceptual 168

Origen del conocimiento 194

Naturaleza de las facultades cognoscitivas 197

Límites de las facultades cognoscitivas 201

Métodos de enseñanza 207

TEMA V: PLANEACIÓN Y EVALUACIÓN EDUCATIVA 224

TEMA VI: EL PAPEL DEL DOCENTE 233

La motivación docente y su influencia en el desarrollo de la expresión oral del alumno.

233

¿Que es la motivación? 234

Teorías de la motivación

235

Cognitivas 235

La motivación en los métodos tradicionales de enseñanza. 236

La motivación en los métodos tradicionales de enseñanza 236

Otras teorías de la motivación 245

La motivación escolar. 253

Conclusiones 257

Bibliografía. 259

INTRODUCCIÓN

En el presente milenio uno de los elementos que ha adquirido mayor relevancia social, política y económica, es lo referente a la educación. El análisis del proceso educativo trasciende los límites de la escuela por su orientación temporal que rebasa los límites de una edad determinada en los sujetos que aprenden. Un punto de análisis se refiere al desarrollo de capacidades individuales para el desenvolvimiento de los hombres como seres sociales. La relación entre educación y desarrollo, abarcando los planos económicos, político y social es un aspecto primordial para el desarrollo de cualquier país.

Los sistemas educativos en la actualidad, han de responder con sentido prospectivo a las características que han adoptado los escenarios del mundo globalizado; para lo cual se deberán diseñar estrategias que no sólo se adapten a esos cambios, sino que se anticipen a las expectativas o contribuyan a crearlas.

En la presente antología trataremos de explicar de manera ordenada y precisa el estudio de cada uno de los temas que contiene la asignatura de Metodología de la Enseñanza Superior I.

Para la realización de este trabajo nos proponemos a analizar cada uno de los conceptos y la influencia de la educación en un marco globalizador.

Se abordan de manera profunda y detallada de cómo la filosofía en la educación, la ciencia educativa, los modelos educativos, el proceso enseñanza aprendizaje, la planeación y evaluación educativa y el papel del docente; juegan un papel fundamental en el crecimiento y desarrollo de los educandos y la vinculación de estos en el entorno.

OBJETIVO GENERAL: Identificar la importancia de la didáctica en el proceso enseñanza aprendizaje, así como la aplicación de los conocimientos adquiridos en situaciones reales del aprendizaje enseñanza, y su relación en los planos económico, político y social.

TEMA I: LA FILOSOFÍA DE LA EDUCACIÓN

EDUCACIÓN Y MORAL CÍVICA

INTRODUCCIÓN

Educar ha sido siempre una tarea compartida y sigue siéndolo cada vez más. No sólo la escuela educa, sino también la familia, el grupo de amigos y los medios de información. Y en este conjunto fuerza es reconocer y no sólo a tenor de las encuestas, que la familia y la escuela van perdiendo influencia por comparación con el grupo de amigos y por su puesto, por comparación con los medios de información.

Este dato es de mayor importancia para cualquier intento de educar a las personas en la autonomía y en la solidaridad, porque podemos estar forzándonos por lograr que poco a poco los niños puedan comportarse de forma autónoma con respecto a sus padres y con respecto a los maestros y comprobar con desánimo que se someten a la tiranía del grupo de amigos y a la de los medios de información.

Porque de igual forma que hay diversos tipos de dogmatismo, incluido el de quien tiene ciegamente por verdadero lo que dice un periódico o algún personaje famoso, hay también distintos modos de tiranía y bien puede ocurrir que actualmente esté más predispuesto un niño a dar por bueno lo que oye en la televisión o lo que sus amigos por bueno tienen, que lo que sus padres o el maestro aconsejan. Con lo cual, tampoco hemos ganado tanto en aquellas cotas de autonomía que queríamos para él.

No conviene, pues a la hora de educar olvidar las nuevas tiranías y conviene, por el contrario percatarse de que el único antídoto contra cualquier tipo de tiranía es alentar una cultura de personalismo activo y la participación responsable y solidaria, frente a la cultura del individualismo y el gregarismo pasivo.

Sólo las personas, autónomas, responsables y solidarias pueden hacer un mundo justo y dichoso. Por eso conviene considerar bien de cerca cuál es la lista de valores en la que vamos a educar.

Valores y filosofía de la educación

La educación en valores es un tema que se ha puesto de moda en los últimos tiempos, exigido además por imperativo legal en escuelas y en centros de formación profesional y de bachillerato. Las listas de valores en los que hay que educar proliferan y no sólo en artículos, libros y charlas, sino también en la legislación de las Secretarías. Sin embargo, leer una relación de valores en los que hay que educar no es menester que pueda dejar satisfecho a cualquier profesor medianamente racional, porque inmediatamente se pregunta: ¿por qué estos valores y no otros? ¿Por qué unos estuvieron de moda y ahora ya no lo están? ¿Quién ha elaborado esta lista, con qué fundamentos y con qué legitimidad? ¿Es la moral que debe transmitirse en la educación negocio propio de los políticos?

Precisamente por su carácter filosófico, la ética no puede conformarse con redactar relaciones de valores sin aclarar a la vez por qué esos y no otros, es decir, sin descubrir con que fundamento racional se pronuncia por unos y no por otros; no puede tampoco limitarse a levantar acta de qué valores son los más cotizados, porque ésa es tarea propia de quienes elaboran encuestas.

Es precisamente su carácter filosófico el que obliga a la ética a no redactar listas sin ton ni son, por muy de moda que esté lo de la cultura fragmentaria y a no contentarse con justificar lo que por bueno de una Secretaría de Educación. Ella tiene la tarea de reflexionar sobre qué valores deben transmitirse porque forman ya parte irrenunciable de nuestro modo moral fundamentado de pensar, de forma que las relaciones de valores que no se ajusten a ese modo fundamentado que los contradigan, quedan descartados dando razón de ello. En definitiva, que razones nos asisten para elegir a la hora de educar unos valores y unas actitudes en vez de otros, que no consistan en algo tan arbitrario como que son ésos los que recogen las disposiciones correspondientes. Sería complicado enseñar únicamente habilidades y conocimientos científico-técnicos a los individuos y dejarles moralmente en el plan del buen salvaje o de un Tarzán, a ver si prefieren la esclavitud o la libertad, cuando tal educación técnica se produciría en el seno del marco de un estado social y democrático de derecho, más o menos logrado. En definitiva, el marco legal y político no habría sino reflejar la defensa de unos valores: libertad, igualdad y solidaridad.

John Rawls y la educación moral

John Rawls recoge en nuestros días la herencia kantiana, porque cree que en las sociedades pluralistas con democracia liberal la convivencia de las distintas teorías morales, filosóficas y religiosas, es posible precisamente porque todos comparten la idea kantiana de persona moral. Es decir, porque todos creen que las personas somos seres igualmente autónomos, que tenemos, por tanto, el derecho de darnos nuestras leyes.

Por eso, a juicio de Rawls, la estructura básica de una sociedad ha de estar regida por aquellos principios de justicia que todos podrían querer, que todos estarían dispuestos a acordar en una situación de imparcialidad, en que no supieran cuáles son sus características naturales y sociales. En una situación semejante (en la que llama posición original), las personas racionales elegirían, según Rawls, dos principios de justicia, que enuncia del siguiente modo:

1. Cada persona ha de tener un derecho igual al esquema más extenso de libertades básicas iguales que sea compatible con un esquema semejante de libertades para los demás.

2. Las desigualdades sociales y económicas han de regularse de tal modo que pueda esperarse razonablemente que sean ventajosas para todos y que se vinculen a empleos y cargos accesibles a todos.

Como es fácil observar, estos dos principios se refieren a las dos primeras generaciones de derechos: el primero, a los derechos civiles y políticos, llamados también libertades básicas y el segundo, a los derechos económicos, sociales y culturales. Y Rawls cree que en una sociedad con democracia liberal el primer principio debe tener prioridad sobre el segundo, ya que el núcleo del liberalismo son las libertades básicas.

Sin embargo, añade al segundo principio una matización que muestra que su liberalismo es más bien socialdemocracia: sería ideal que no hubiera desigualdades económicas y sociales, pero sucede que las desigualdades naturales existen y que una sociedad es más inteligente cuanto más aprovecha las capacidades de todos sus miembros; como los miembros más capacitados no querrán poner todo su esforzó si no reciben mayor compensación económica, “todos los valores sociales -libertad y oportunidad- ingreso y riqueza, así como las bases sociales de la autoestima, han de distribuirse igualmente, a no ser que una distribución desigual de alguno o de todos estos valores redunde en beneficio del menos aventajado”.

Esta parte del segundo principio, que Rawls denomina principio de la diferencia, afirma claramente que las desigualdades sólo están justificadas si benefician a los peor situados de la sociedad. En caso contrario, no están racionalmente justificadas. Si bien es cierto que Rawls con su propuesta no intenta fundamentar en sentido fuerte, sí lo hace, lo quiera o no, en la medida en que justifica racionalmente qué valores (autonomía, igualdad, solidaridad) y derechos (primera y segunda generación de los derechos humanos) constituyen ya los mínimos que hacen posible la convivencia en una sociedad pluralista. Tema que le sigue preocupando en su último libro -Liberalismo político- con mayor fuerza si cabe que antes.

Comentarios finales

Las llamadas éticas universalistas (liberales o socialistas), que intentan dar cuenta de este nivel, se niegan hoy a reducir lo moral a los hábitos del corazón de los individuos y las comunidades y proponen, frente a las tradiciones, principios legitimadores de normas. Sin embargo, a nuestro juicio, resulta absurdo contraponer principios y tradiciones, porque las éticas universalistas también están enraizadas en tradiciones. Sólo que en el caso de una ética universalista, además de la comunidad real en que la persona aprende a comportarse a través del humus de tradiciones, cada individuo tiene que contar con una comunidad ideal de comunicación, que hace referencia en definitiva a todo hombre en cuanto tal, es decir, en cuanto interlocutor válido.

Una democracia auténtica precisa ese tipo de solidaridad universalista de quienes, a la hora de decidir normas comunes, son capaces de ponerse en el lugar de cualquier otro. Lo cual significa en definitiva, como bien dice Rawls, ser capaz de ponerse en lugar del menos aventajado.

Referencias bibliográficas

Haberlas, Jürgen. Facticidad y validez, Madrid, Trotta, 2005.

Lyotard, J.F. La condición postmoderna, Madrid, Tecnos, 1984.

Rawls, John. Teoría de la justicia, México, FCE, 2000.

Rawls, John. Liberalismo político, México, FCE, 2000.

LA FILOSOFÍA DE LA EDUCACIÓN.

Relaciones entre ciencia y filosofía

La Ciencia es el saber humano encargada de explicar un conjunto de fenómenos empleando la observación, experimentación, las hipótesis, éxitos que le permiten a la humanidad su progreso, gracias a la labor del científico hombre de éxito que armoniza la teoría con la práctica.

En cambio la Filosofía es otro de los saberes del hombre especial diría, que pretende dar solución a los grandes problemas que aquejan a la humanidad y que aún no han sido resueltos, siendo estos de interés universal y objeto de profundas meditaciones racionales así como de críticos por excelencia cuyas características identifican el saber Filosófico tan viejo como la humanidad misma y que le sirve para solucionar problemas o tratar de hacerlo.

Como toda ciencia la Educación, se relaciona con todo tipo de saber humano con las ciencias humanas, las naturales, pero también con la filosofía adquiriendo la denominación de filosofía educativa o filosofía de la educación.

El dominio de estudio de la filosofía y el de la educación no está clara y nítidamente delimitado puesta que en este aspecto no hay rigidez alguna por el contrario existe una gran flexibilidad pues es ampliamente modificable.

Un conjunto de problemas con cierto carácter de permanencia en el campo educativo puede pasar a formar parte de la filosofía cuando se le aplique una acción profundizarte, crítica y valorativa; especialmente el campo de la filosofía educativa.

Esta situación va a originar una doble modalidad, manifiesta en las programaciones y sílabos, la presencia de una parte general a básica y una parte especial que se refiere al análisis de algún sector de la realidad educativa, sobre el cual se orienta la acción de la filosofía.

La filosofía de la educación pretende la adquisición de capacidad para plantear problemas formular hipótesis dentro del campo educacional, a la luz de la filosofía; para lo que hay la necesidad de aclara algunos diferencias y determinar campos y relacionando la ciencia y la filosofía como lo hemos hecho al inicio, luego analizar el fenómeno educación y la transición entre la concepción educativa, tradicional y la educación moderna.

Estas concepciones son diferentes pero no contradictorias en el sentido lógico del término, una no descarta a la otra; de hecho nos encontramos en un periodo de transición entre las dos concepciones y en muchas cosas se dan simultáneamente lo cual origina conflictos.

La educación tradicional según ALAIN tiene vigencia hasta el siglo XIX en nuestro mundo occidental con las características siguientes: el aprendizaje viene del exterior, la escuela tiene la función de trasmitir saberes y valoraciones aceptadas socialmente el aprendizaje tiene carácter acumulativo, sucesivo y continuo prioriza la memoria, es libresca, autocrática y dictatorial; hegemonía al profesor, la expansión oral del maestro y la repetición del niño.

La severidad y reiteración como métodos y una evaluación que determina hasta que puntos han quedado impresos los conocimientos trasmitidos pero la distinción depende del concepto del hombre que cada sociedad tenga o decida tener en vigencia, por lo que por debajo de la definición de educación esté implícita un concepto de hombre, por ejemplo para la educación tradicional el hombre es un ser racional esta definición simple es muy importante para todas las consecuencias pedagógicas que permite derivar.

Al analizar estos dos términos tenemos que lo "animal" es lo genérico, lo compartido con otros seres (aves, peces mamíferos), pero lo específicamente humano, lo que lo distingue, lo que lo hace ser "hombre" es lo racional, que significa mente intelecto, inteligencia, entender; es decir el hombre fundamentalmente es un ser inteligente que tiene que ver con la educación.

En cambio para la concepción moderna el hombre es un organismo inteligente que actúa en un medio social que es el específico del hombre; es decir el hombre es un ser biosíquico, un organismo dentro de un medio sobre el cual actúa en forma inteligente, aquí la inteligencia cumple un rol dentro de las situaciones problemáticas que se presentan en el enfrentamiento organismo y medio.

Aprender sería pues resolver activamente problemas vitales y no una simple acumulación de datos en la memoria, es activo y utiliza la experiencia para crecer y poder aprender por parte del propio alumno, esta concepción privilegia la acción del alumno, quien debe desarrollar habilidades para que aprenda a aprender a investigar y saber comunicarse, escuchar, discutir, razonar, descubrir, experimentar y actuar en grupo, lo cual supone que el profesor debe desarrollar cierto tipo de habilidades que le permitan guiar o conducir el aprendizaje y ayudar a que los alumnos adquieran las habilidades que se esperan de ellos.

La didáctica tradicional usa como métodos didácticos al inductivo, deductivo, analítico y sintético, que son métodos lógicos generales es decir métodos propios de todo pensar y no del enseñar en particular y esto porque el hombre estaba pensando como "logos", como inteligencia, como pensamiento, como razón, como una simple facultad pensatoria, los métodos lógicos los usamos en cualquier actividad diaria, permanentemente, en nuestra vida diaria, de didácticos no tienen nada de particular pero su identificación con los didácticos prueba la identificación entre educando e inteligencia.

En la concepción moderna se usa el método científico, se identifica ahora pensar con método científico. Pensar es "pensar para", es pensar dentro de un problema para resolverlo.

La obtención de la solución será aprendizaje, la concepción moderna de educación es democrática porque tanto el profesor como alumnos accionan para obtener aprendizajes y como la cultura es más dinámica más cambiante no es preponderante la memoria sino desarrollar la capacidad para seguir aprendiendo y para realizar lo aprendido en la concepción tradicional el fin era conocido sólo por el profesor, en la moderna el fin es interno, inmanente a la actividad escolar, el alumno debe comprender el sentido y la finalidad de lo que hace, en el momento en que lo hace.

El material o contenidos en la concepción tradicional se presenta en materiales aisladas o independientes, en la concepción moderna se reúnen los contenidos en áreas o unidades de trabajo de acuerdo al momento de evolución del educando con sus intereses y con los objetivos de la sociedad.

La educación tradicional es un cambio cuantitativo de conocimientos, modernamente, la educación es un cambio cualitativo en la conducta.

RELACIONES ENTRE CIENCIA Y FILOSOFÍA

Se presentan dos enfoques distintos de las relaciones entre filosofía y ciencia que en el campo educativo, hacen variar mucho los temas de la filosofía de la educación y el tratamiento que ella les va a dar.

La concepción tradicional para ella la ciencia es un conjunto de conocimientos relativos a un objeto o grupo de objetos parecidos, universales, sistematizados y fundamentados, la ciencia intenta descubrir las relaciones de tipo causal en forma inmediata, en cambio le asigna a la filosofía el carácter de un saber por causas mediatas o últimas.

La ciencia la forman supuestos y construye una gran estructura pero no es su tarea fundamentarse, tarea que le deja a la filosofía.

La concepción moderna entiende a la ciencia como un saber por causas inmediatas, pero su principio de fundamentación está en si misma, en la experimentación, que permite formular leyes predictivas cuya validez radica en que funcionan como tales no importa los supuestos que se encuentra implícitos o la falta de una teoría sistemática que las explique.

En cambio la filosofía en la que pretende ser científica, tiende a disminuir su distancia con la ciencia y es la suministradora de hipótesis, obtenidas desde un ángulo más libre, crítico, profundo y amplio.

La sociedad científica y la ciencia permitió solucionar muchos problemas a la humanidad, ha creado, sin embargo otros que generan incertidumbre; la ciencia moderna puede abordar solamente algunos problemas y bajos determinadas condiciones pues está limitada a las circunstancias del observador y del método de experimentación utilizado; no es neutral y no puede tomar decisiones políticas y éticas en nombre de una comunidad humana.

Aditivamente la ciencia cada día es más particular o privada y que pierde su sentido inicial que lo puede llevar inclusive a su fin.

LA FILOSOFÍA DE LA EDUCACIÓN COMO SABER FILOSÓFICO.

El saber filosófico

Según Aristóteles la ciencia, toda ciencia, consiste en un conocimiento por las causas. [1] Y es por ello que el conocimiento científico participa de la sabiduría, pues "llamamos el más sabio en toda ciencia a aquel que puede dar razón de las causas de todo lo investigado, y por esto enseñar". [2]

También es propio de la sabiduría el ordenar pues, "según todas las opiniones, al sabio no conviene ser ordenado por otro, sino mucho mejor que él mismo ordene a otros". [3] De ahí que Santo Tomás de Aquino establezca cuatro tipos de sabiduría, pues cuatro son las clases de orden. La primera no ordena nada sino que atiende a un orden que no depende de la razón humana, pues viene ya dado por la divina; el Aquinate la llama Filosofía natural, mas no hay que confundirla con la Filosofía de la Naturaleza sino que engloba a todo saber especulativo. El segundo saber lo denomina Filosofía racional y corresponde a la Lógica, pues es el dirigido a ordenar la actividad de la misma razón. La tercera sabiduría o Filosofía moral consiste en la ordenación que la razón da a los actos de la voluntad. Por fin, las artes productivas son el cuarto saber, por el que la razón ordena las cosas exteriores. [4]

En el primer caso tenemos una sabiduría meramente especulativa, siendo la Ética o Filosofía moral y las artes saberes prácticos. Mas no por ello dejan de ser ciencias, pues aunque su finalidad última no sea conocer sino ordenar una determinada actividad -volitiva o técnica-, su acto propio sigue siendo el conocimiento de dicho orden por sus causas; en efecto, sólo quien conoce las causas puede ordenar. [5] La Ética y las artes proporcionan una serie de reglas generales con miras a la acción, por lo que se las suele calificar de especulativo-prácticas; otra cosa sucede con las virtudes de la prudencia y el arte, que son práctico-prácticas pues sus juicios están ordenados a una acción determinada.

Así, por ejemplo, un sabio moralista puede tener importantes dudas en decisiones concretas al carecer de la virtud de la prudencia, y un buen arquitecto tal vez no tenga la habilidad de levantar un muro correctamente. Es por esto que un conocimiento práctico es más perfecto "cuanto más considera lo particular, que es donde se encuentra la acción". [6]

Un caso especial es el de la Lógica o Filosofía racional, cuya finalidad no es una acción volitiva ni técnica, sino racional; es decir, no se ordena tanto a lo práctico, cuanto a lo especulativo. Sigue siendo un arte, pues produce obras racionales, como los silogismos; pero es "un arte especulativo", [7] al tener como fin el conocimiento de la verdad. Podemos decir que la Lógica es materialmente un arte, pero formalmente una ciencia. A estas artes, que no trabajan con la servidumbre de las manos sino con la libertad del entendimiento, y cuyas obras son las virtudes especulativas, las cuales "son más dignas por el mismo hecho de que no se ordenan a otra cosa como lo útil se ordena al fin", [8] se les dio antiguamente el sugerente nombre de artes liberales. [9]

Una vez diferenciadas las ciencias en sus géneros por sus fines, hay que distinguirlas ahora en sus especies por sus objetos. [10] El objeto del que trata una ciencia puede considerarse material o formalmente. Los nombres que tienen las diferentes ciencias suelen designar el objeto material del que tratan; así, por ejemplo, la Biología se ocupa de los seres vivos, la Geología de la Tierra, mientras que las costumbres son estudiadas por la Ética. Pero dicho objeto material no define; por ello, varias ciencias pueden ocuparse desde perspectivas diferentes del mismo objeto, o una misma ciencia puede abordar asuntos diversos. De este modo, las costumbres humanas son estudiadas tanto por la Historia, como por la Sociología, como por la Ética; y no por ello nos encontramos ante la misma ciencia. La Ética, por su parte, puede hablar de la moralidad tanto de los actos políticos, como de los médicos, como de los periodísticos, por ejemplo, sin que eso signifique que haya tantas ciencias éticas específicamente distintas como casos particulares nos vayamos encontrando.

Por el contrario, sólo el objeto formal es definitorio, sólo él muestra la diferencia última entre una ciencia y las otras. Cuando Santo Tomás se pregunta si la ciencia teológica es una o múltiple, responde efectivamente que "la unidad de la facultad o del hábito la da el objeto, pero no bajo el aspecto material, sino formal". [11] En los ejemplos mencionados, la Historia, la Sociología y la Ética tratan del mismo objeto material pero desde formalidades distintas; y si los actos políticos, médicos y periodísticos son estudiados bajo la razón de su moralidad nos encontraremos ante la misma disciplina. A la hora, pues, de definir una ciencia deberemos atender al objeto formal bajo cuya razón considera su objeto material.

La abstracción del objeto formal admite diversos grados, según se profundice más o menos la formalidad concebida. Así, el más penetrante es aquel en el que se considera la razón formal de la entidad, resultando el concepto de ente en cuanto ente, que estudia la Metafísica. De menor abstracción es aquel que considera la razón formal de la cantidad, obteniéndose el concepto de ente quanto; la ciencia que se ocupa de él es la Matemática. La razón de la mutabilidad es aún menos abstracta en lo formal; con ella tenemos el concepto de ente móvil, del que se ocupa la Filosofía de la Naturaleza, y que hay que diferenciar de aquellas disciplinas que no alcanzan la formalidad de la mutabilidad.

Por su parte, las ciencias prácticas encuentran su objeto formal en la razón por la que el acto se ordena al fin correspondiente. Los actos humanos constituyen el objeto material de todas estas ciencias, coincidiendo así con la Psicología racional, parte de la Filosofía de la Naturaleza. Sin embargo, la Ética estudia estos actos en su ordenación al fin propio de la naturaleza humana, esto es, bajo la razón de moralidad; y es que un acto es bueno o malo moralmente en la medida en que se corresponde con el fin del hombre: "Las acciones humanas, y las otras cosas cuya bondad depende de otra, tienen razón de bondad que procede del fin del que dependen". [12] Por otro lado, las diversas artes estudian los actos humanos bajo la razón formal de su ordenación a la obra que buscan producir; tenemos entonces tantas formalidades artísticas y artes como obras: la Arquitectura -o arte de la edificabilidad- para la construcción de viviendas, la Medicina -o arte de la sanabilidad- para la curación, etc.

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