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HISTORIA DE LA SEXUALIDAD


Enviado por   •  25 de Septiembre de 2012  •  3.363 Palabras (14 Páginas)  •  534 Visitas

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HISTORIA DE LA SEXUALIDAD

“LA VOLUNTAD DE SABER”

DE

MICHEL FOUCAULT

INTRODUCCIÓN

Si hay un autor catalogado clásicamente como estructuralista que merezca hoy especial atención es Michel Foucault, pues lejos de una actitud reduccionista e ingenua atribuible a otros coetáneos como Levi Strauss o el círculo de Praga en general (que recuerdan a la estrecha comprensión de la realidad del primer círculo de Viena), Foucault piensa en el estructuralismo no como en una descripción de sistemas ontológicamente existentes, sino como una elaboración de estructuras de comprensión satisfactorias al menos, así del mismo modo que la ley de la gravedad no es sino un constructo útil e irreal, en el mismo nivel se encuentran los conceptos y categorías que se elaboran para la comprensión de cuestiones sociales, históricas, antropológicas..., humanas en general. Esta es sin duda la única postura posible tras las sucesivas e implacables críticas que desde Kant se han venido haciendo a la metafísica que incapaz de alcanzar sus pretensiones de resolver el sentido último del ser (el ser siempre supera a la idea) de una manera definitiva, ha tenido que conformarse con descripciones más o menos justificadoras de la realidad.

De todos modos, esta defensa que hago del pensamiento de Foucault y el de cualquier otro agnóstico del sentido en las postrimerías de la ilustración, no es ni mucho menos para dejar tranquilo a nadie, y es que cada vez creo más con Nietzsche que este es el destino ineludible al que el pensamiento del hombre se ha visto arrastrado por sus propias leyes ( como dice Nietzsche su imperativo de verdad ) anulándose tras alcanzar la cúspide de su intento en la metafísica de la modernidad, así como inevitable resolución del bello proceso de la descomposición, como la Super Nova que ilumina en su Armagedón todo el espacio silencioso, creciendo en los últimos instantes hasta arrastrar con sus coletazos agónicos a los espectadores hipnotizados por tan hermoso crepúsculo, que sólo puede resolverse en la definitiva implosión...y a partir de entonces sólo un pequeño y denso agujero negro flotando a la deriva, un pozo seco que se traga cualquier esperanza de luz en sus entrañas, monumento recordatorio del destino de cualquier arrogante Prometeo. Desde estos presupuestos la labor descriptiva del estructuralismo agnóstico es el preludio del fin (o el fin mismo) del sueño de la modernidad y quizás además (desde Heidegger) el comienzo de una nueva época.

-NOTA BIBLIOGRÁFICA :La edición utilizada para este trabajo corresponde a la traducida por Ulises Guiñazu para la editorial Siglo XXI, en su octava edición :noviembre de 1995.

RESUMEN CRÍTICO

En este primer volumen de su Historia de la sexualidad Foucault hace además de un análisis genealógico del dispositivo de la sexualidad, una exposición profunda y definitiva del que es su concepto por antonomasia, el de “el poder”, nos centraremos en esta cuestión en particular en algún momento pero sobre todo en su aplicación al caso concreto de la sexualidad.

Uno de los intentos primordiales del libro será la superación de la hipótesis “represiva” que trató de explicar la compleja situación del tema de la sexualidad en los últimos siglos, esta hipótesis era defendida por compañeros intelectuales de Foucault, próximos a la revuelta de mayo del sesenta y ocho, habitualmente de inspiración freudo-marxista. Foucault criticará este pensamiento que se hace especialmente paradigmático ( casi caricaturesco) en el caso de Reich, y opondrá a la suya una hipótesis que trata de comprender no sólo el complejo entramado de las relaciones de poder en el dominio de la sexualidad, sino además las teorizaciones que apuntan a la represión como motor del proceso y a sus principales inspiradores ,Freud y Marx, como parte del dispositivo de la sexualidad que Foucault estudia en su evolución desde la época victoriana, momento que se suele pensar siempre como comienzo de una represión tematizada.

“¿Censura respecto al sexo ? Más bien se ha construido un artefacto para producir discursos sobre el sexo, siempre más discursos, susceptibles de funcionar y surtir efecto en su economía misma.”(32). Esta es la tesis fundamental del libro, jamás en la historia se había acumulado tal cantidad de discursos a cerca del sexo, “...discursos diversos pero todos, cada uno a su manera , coactivos”(43), esta inocente “voluntad de saber” que subtitula el libro y que es carácter básico de la actitud ilustrada queda desenmascarada por Foucault como verdadero ejercicio de poder y dominación : cuando el saber penetra un ámbito aun virgen para el análisis y la comprensión (como era el sexo como secreto bien guardado ), genera un nuevo sistema de relaciones que se disparan y se autodefinen al margen del sujeto cognoscente, siguiendo su propio dinamismo que es la lógica (ilógica) del poder. Esta teoría foucaultiana es deudora sin duda del último Heidegger, el que en De camino al habla define el “círculo hermeneútico y señala al lenguaje como verdadero sujeto del discurso, así la famosa frase de “no hablamos el lenguaje sino que él nos habla”, él habla a través nuestro, se inaugura desde aquí una nueva teoría de la comprensión, mucho más explicativa que la romántica, que se basaba en principios cuasi místicos, en la comprensión de la alteridad en sí por intuición reveladora (detrás de esta visión esta la configuración epistemológica de la ilustración sujeto-objeto, como dos polos independientes totalmente...los problemas llegan en la cuestión de las ciencias históricas o humanidades en que tal alienación no es posible), Heidegger por su parte propone explicar la comprensión desde la “apropiación” de una realidad primeramente indefinida por un lenguaje, y es condición de esta comprensión la “distancia” : el lenguaje no puede conocer sus propios prejuicios o presupuestos pues son lo que le permiten comprender que no es en definitiva sino la reducción de lo referido a éstos. Foucault paralelamente explica la “aparición” de la sexualidad por la tematización que el lenguaje de la modernidad (el ge-stell heideggeriano) hace de la realidad del sexo. El discurso sin embargo no lo debemos pensar como el estrictamente escrito o puesto en palabra oral, “el propio mutismo, las cosas que se rehusa decir o se prohiben nombrar, la discreción que se requiere entre determinados locutores, son menos el límite absoluto del discurso que elementos que funcionan junto a las cosas dichas, con ellas y a ellas vinculadas en estrategias de conjunto”(37).

La relación saber-poder es básica

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