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INTERVENCIÓN EDUCATIVA EN ADOLESCENTES ESCOLARIZADOS CON OBESIDAD

Fernando.199625 de Noviembre de 2014

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PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA

Durante la adolescencia se produce una serie de cambios fisiológicos y psicológicos, afectando el desarrollo del individuo. Los cambios psicológicos afectan directamente a los patrones de actividad física y los hábitos de alimentación. Como consecuencia, si no hay una regulación o adaptación a las necesidades en cuanto a los cambios corporales correspondientes a la edad y la ingesta, el adolescente tiene una gran probabilidad de sufrir trastornos del comportamiento, tanto por exceso, lo que sería igual a obesidad, como por déficit, la anorexia o bulimia (Gómez, 2006).

La prevalencia de obesidad en la adolescencia está experimentando un gran aumento en los últimos tiempos, llegándose a considerar según la OMS como la epidemia del siglo XXI. Las consecuencias más graves de la obesidad en el adolescente aparecen en la edad adulta (de cada 3 niños obesos, uno seguirá siéndolo de adulto) debido a la grave comorbilidad asociada (The AVENA group, 2003).

La adolescencia representa la etapa de la vida del ser humano en el cual se producen numerosos cambios relacionados con el crecimiento y desarrollo del individuo. Al existir un aumento en la tasa de crecimiento y cambios en la composición corporal, que son diferentes para cada sexo, las necesidades de nutrimentos se incrementan durante esta etapa (Kaufer, 2003).

La alimentación proporciona los nutrimentos necesarios y constituye un factor primordial para crear los hábitos alimentarios, los cuales son inseparables del desarrollo psicosocial. Una alimentación inadecuada puede impedir que el adolescente satisfaga su potencial energético, lo cual no sólo incide negativamente sobre su estatura y fuerza física, sino también sobre la capacidad del rendimiento escolar, sobre el desarrollo intelectual y más tarde en los niveles de productividad en el trabajo (Kaufer, 2003).

Por otra parte, es deseable que el aumento de peso durante la adolescencia sea proporcional con la talla, pero también se debe tener en cuenta que cada individuo tiene su propio estilo de crecimiento. En general, en ambos sexos, se presenta un aumento del 50% en el peso y de la talla final del 15%.

Hormonalmente, se presentan cambios, lo que ocasiona un acumulo de grasa en las mujeres y en el caso de los varones un incremento de la masa magra (Kaufer, 2003).

En Jalisco según la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición del 2006 revela que el 35.5% de la población adolescente presenta exceso de peso. Para las localidades urbanas, la prevalencia combinada de sobrepeso más obesidad fue ligeramente más alta: 36.1% (34.3% hombres y 37.8% mujeres) que para las localidades rurales: 32.4% (30.9% hombres y 33.5% mujeres) (ENSANUT, 2006).

Cabe señalar que entre los factores asociados con la obesidad presente en los adolescentes están los genéticos, los ambientales, los factores de comportamiento que se hacen presentes cuando el joven es influenciado de manera negativa en cuanto a su peso, los factores en la composición de la dieta, un exceso en el consumo de energía, la actividad física, las horas que pasan frente al televisor, otro factor que influye es el estado socioeconómico, donde se pueden anexar la educación de los padres, los ingresos y la ocupación, como factor influyente(Hanley,2000; Grundy,1998; Vizmanos,2006).

Para tener éxito en la prevención de la obesidad, es importante que se planeen programas educativos con visión de formación, más que de información, para reducir el incesante aumento de esta enfermedad. Debe iniciarse desde las etapas tempranas, debido a la estrecha relación que existe entre la obesidad infantil con las enfermedades crónicas (Nemet, 2009).

El modelo ideal contra la obesidad es la prevención (Steller, 2003) y debe llevarse a cabo mediante intervenciones educativas, donde el sujeto tenga un papel activo en el proceso reflexión- acción; el educador y el educando tienen la tarea de razonar los estilos de vida saludables mediante las actividades incluidas en la intervención, organizadas a partir de reconocer sus ventajas y aciertos (Cabrera, 2001; Cabrera, 2004).

Por esto, el tipo de programa que se plantea es una intervención educativa integral, a partir del conocimiento de que la educación para la salud es un proceso social que se alimenta del cúmulo de teorías y métodos que ofrecen las ciencias médicas y las de la educación, con las cuales se analiza el proceso de la salud-enfermedad (Cabrera, 2001).

El propósito que se tiene con este tipo de intervención es el de formar y motivar a los adolescentes a adoptar y mantener prácticas y estilos de vida saludables, además de propiciar cambios ambientales (Cabrera, 2001).

La bondad que la intervención educativa participativa presenta es que se vinculará la teoría con la práctica y se valorará lo que los sujetos sienten y piensan acerca de los hábitos saludables de alimentación y actividad física y a partir de esto diseñar las estrategias de intervención, teniendo como ventaja un aprendizaje significativo y de uso para sus vidas después de la intervención educativa, que al final ese es la principal meta, que los sujetos tengan información y criterio para afrontar decisiones en cuanto a hábitos de alimentación y de actividad física.

PREGUNTA DE INVESTIGACIÓN

¿Cuál será el efecto de una intervención integral en adolescentes escolarizados con obesidad dentro de una secundaria de la zona metropolitana de Guadalajara?

MARCO TEÓRICO

PUBERTAD, ADOLESCENCIA Y NUTRICIÓN

La pubertad es un periodo anabólico intenso con aumentos de talla y peso, alteraciones en la composición corporal secundarios al aumento en la masa magra y cambios en la cantidad y distribución de grasa, además del crecimiento de muchos sistemas orgánicos (Heald, 2002). Se considera que la pubertad termina cuando el individuo deja de crecer y está apto para la reproducción.

La adolescencia es un periodo único de desarrollo en el nivel fisiológico, psicosocial y cognoscitivo, que comprende todos aquellos cambios que constituyen la transición de niño a adulto. Se acompaña de una serie de ajustes que eventualmente le permiten aceptar las transformaciones morfológicas (Kaufer, 2001).

Habitualmente el estado de nutrición del adolescente está determinado por el consumo de alimentos lo cual se ve condicionado por factores como la disponibilidad de alimentos, la decisión u oportunidad de compra y por aspectos interactuantes relacionados con el aprovechamiento biológico de los nutrimentos, también por factores sociales, económicos y culturales como la religión, la raza, ingresos, nivel educativo, y lugar de procedencia como también por factores psicológicos formando de esta manera las costumbres alimentarias que son parte importante de la conducta humana, las cuales se ven afectadas por creencias, tabúes, propagandas de radio, prensa y televisión, entre otros, sumándose esto a la falta de conocimientos sobre nutrición y alimentación.

PANORAMA EPIDEMIOLÓGICO DE LA OBESIDAD

La obesidad es un problema creciente tanto en países desarrollados, como en países en etapa de transición, que amenaza con ser el mayor problema de salud pública de este siglo (Hanley, 2000; Grundy, 1998).

Esta creciente prevalencia es alarmante ya que el 25% de los escolares obesos y 75% de los adolescentes de 12 años permanecerán obesos en la vida adulta (Villalpando, 2007).

Este análisis es de particular interés, debido a la asociación que tiene la obesidad infantil con el desarrollo de anormalidades y el peligro de acumular gran cantidad de tejido graso, sobre todo, en esta etapa de crecimiento y obtención de peso (Pierre St- Onge, 2003).

Según los resultados del estudio Framingham la obesidad se asocia con un riesgo casi tres veces mayor de muerte súbita y con duplicación del riesgo de insuficiencia cardiaca congestiva, de accidente cerebrovascular y de enfermedad coronaria, sugiriendo que la obesidad promueve mecanismos aterogénicos y trombogénicos (promotores de trombos, coágulos sanguíneos), reconocidos responsables de enfermedad cardiovascular y de muerte súbita (Montero, 2005).

En un estudio realizado en mujeres, la mortalidad por todas las causas fue casi dos veces más alta en presencia de enfermedades relacionadas con la obesidad, en tanto que la mortalidad de causa cardiovascular fue cuatro veces mayor. El riesgo relativo para el desarrollo de diabetes se incrementó a medida que lo hacía el índice de masa corporal (IMC) (Montero, 2005).

El incremento del IMC, alcance o no el grado de obesidad, según la definición de la Organización Mundial de la Salud, se acompaña de mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares y de diabetes. Los resultados del estudio de Manson y colaboradores en una población femenina demostraron que el aumento del peso a partir de un IMC de 19 kg/m2, se acompaña de un incremento relativo de la mortalidad (Montero, 2005).

Esto deja en claro que el aumento de peso por un tiempo suficientemente prolongado es un factor de riesgo, como consecuencia de la ganancia de grasa aunque ésta no alcance la magnitud para ser considerada obesidad (Montero, 2005).

Encuestas realizadas en Estados Unidos, en 1963 – 1965 y en 1988 -1991, demuestran un incremento en la prevalencia de sobrepeso en todos los grupos de edad y en ambos sexos. La prevalencia de sobrepeso en niños y adolescentes fue mayor del 20% (Hanley, 2000).

Tras realizar seguimientos prolongados,

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