ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

La Educación Es El Motor Del Desarrollo


Enviado por   •  22 de Enero de 2012  •  4.924 Palabras (20 Páginas)  •  619 Visitas

Página 1 de 20

La educación es el motor del desarrollo, siempre que se apunte a formar ciudadanos inteligentes, preparados, autónomos y críticos. Pero en realidad son escasos o nulos los momentos en que se propicia en los alumnos la reflexión, la discusión razonada y el uso de su libertad, su socialización se centra en la disciplina o pero aun en la enseñanza de lealtad a un caudillo de frente al egoísmo, el orgullo, la corrupción y la superficialidad de un gobierno de turno. Raras veces se invita a los alumnos a profundizar en sus motivaciones o a elaborar sus propios juicios morales con fundamentos validos. Cuidado con los libros que impulsan estos gobiernos para imponen lealtad a su corrupción y causas perdidas !

Tampoco se puede enseñar valores en forma discursiva cuando en una sociedad enferma se muestran ejemplos de impunidad, corrupción, reducción de penas, mal manejo de las masas, falta de transparencia y prevalece la razón de la sin razón. En la búsqueda de la verdad, el fanatismo y la pasión obnubilan la razón !

El error de largo plazo consiste en pensar que es mejor sancionar que prevenir, que es mejor reprimir que educar. El afán de control oscurece la libertad. Nadie, sin embargo, se ha puesto a hacer estimaciones precisas sobre el despilfarro económico y el costo moral que involucra mantener la estabilidad (siempre relativa) de las naciones con una política de control, sanciones y coerciones.

Las personas presentan malestar por la falta de concientización adecuada de sus experiencias, la disfunción proviene por un fallo de la simbolización de las emociones (que hace que la información que conllevan no se utilice o se entienda de manera inadecuada o distorsionada) así como de la activación de esquemas emocionales disfuncionales desarrollados a partir de una experiencia vivida. Cuando los significados conceptuales (razones y atribuciones que la persona da a su malestar) dominan, contradicen o ignoran la propia experiencia emocional y los propios significados más subjetivos, dando lugar a que la persona pueda presentar una sicopatología, también cuando los esquemas generados de las experiencias traumáticas crónicas o agudas, contienen representaciones amenazantes del mundo, de sí mismo o de los demás. Estos esquemas suelen generar expectativas disfuncionales de abandono, desilusión y guiarse por una necesidad de no al apego o separación afectiva.

La percepción y la estructura de las experiencias del individuo determinan sus sentimientos, valores y las vías por las cuales guía su conducta. La estructura del pensamiento o los patrones cognitivos son el andamiaje mental sobre el que conceptualizamos nuestra experiencia o nuestra realidad. Estos conceptos se refieren a una organización abstracta de valores, creencias y metas personales, de las que podemos ser o no conscientes. Los esquemas pueden permanecer "inactivos" a lo largo del tiempo y ante situaciones desencadenantes o precipitantes (del orden físico, biológico o social) se activan y actúan a través de situaciones concretas produciendo distorsiones cognitivas (procesamiento de la información de manera distorsionada) y cogniciones automáticas (o pensamientos negativos, que son el producto y el contenido de estas distorsiones cognitivas)

Si de costos se trata, sería entonces pertinente preguntar: ¿Qué es mejor y más rentable: un ciudadano frustrado que ignora sus derechos y rechaza los valores de la vida en sociedad? ¿ O un ciudadano que, educado ética y cívicamente va a actuar para lograr que se garantice su derecho al trabajo y a una vida digna?. Por lo visto, en las cúpulas de decisión del mundo se sigue prefiriendo la primera opción, aunque el precio a pagar sea una fuente creciente de tensiones, conflictos y guerras civiles que no solo desangran, sino que empobrecen más a las naciones.

La educación tiene como uno de sus fines esenciales el pleno desarrollo de la personalidad humana de los alumnos, incluyendo de modo preeminente su formación moral, de modo que el proceso y la acción educativa les permita ir asumiendo de modo crítico, reflexivo y progresivo el ejercicio auténtico de la libertad, de sus derechos y de sus deberes individuales y sociales en un clima de respeto y de tolerancia positiva hacia otras posturas morales, políticas y religiosas diferentes a las de su cultura original.

Es un echo que la primera institución que más influye en la conducta de los jóvenes son los referentes sociedad como: ídolos deportivos y musicales, políticos y religiosos, los programas de televisión y la publicidad). La segunda institución es la familia y la tercera la escuela. Una materia en todos los ciclos educativos podría aportar al cambio si el estado hace cumplir las normas de convivencia urbana y condenas.

Podríamos decir que no se puede enseñar valores en forma discursiva cuando una sociedad enferma muestra ejemplos de impunidad, corrupción, reducción de penas, mal manejo de las masas, la razón de la sin razón, la falta de transparencia y rendición de cuentas. El fracaso está garantizado. El saber, la generosidad, la práctica critica y constructiva, deben enseñase con el ejemplo y no con retórica discursiva.

La educación no puede renunciar a compartir los valores en los que cree. Pero no los enseña, los debe vivir y ofrecer callada y libremente en toda su organización, implementando normas de conducta y disciplina, que los padres y alumnos deben conocer de antemano. Los valores tampoco se puede dejar solamente en el ámbito personal. Ese ejemplo fundamental humano, debe potenciarse por la institución. No con discursos, con hechos. La estructura académica no debe fomentar la competencia desencarnada, la ley de la selva ni del sálvese quien pueda que excluye al débil. El servicio social debe serlo hacia los más desprotegidos de nuestro entorno y las sanciones disciplinarias deben aplicarse a todo revoltoso e irracional sin valores.

Los programas académicos deben cultivar al ser humano con valores sociales, no sólo por su productividad económica. El profesor feliz y respetuoso contagia y enseña su felicidad y respeto, como otro gran tema a tratar. La universidad inspirada por un genuino humanismo puede mostrar alternativas a la incongruencia social endémica.

La educación tampoco debe pronunciar discursos moralizantes, ni por cultura ni por creencias, sino aportar los valores personales que salga de cada alumno y fomentar el deseo más genuino para su desarrollo personal y nacional. Desarrollar el sentido de la razón, la justicia y la búsqueda la verdad en cada aspecto de su vida diaria. Debe también capacitarlos con la cultura crítica que le permita implementar adecuadamente ese deseo motriz de convencimiento propio y no por mera disciplina externa.

Sobre los valores no hay que hablar,

...

Descargar como (para miembros actualizados)  txt (32.1 Kb)  
Leer 19 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com