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Nutrición del Adulto Mayor


Enviado por   •  9 de Mayo de 2019  •  Resúmenes  •  2.740 Palabras (11 Páginas)  •  78 Visitas

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Nutrición del Adulto Mayor

En numerosos programas la clasificación de “mayor” se basa en una edad mínima de 65 años. Las enfermedades en el adulto mayor pueden modificar sus necesidades nutricionales o alterar la capacidad para digerir, absorber y metabolizar los nutrientes.

En Ecuador, 1 de cada 3 adultos mayores presenta algún tipo de enfermedad crónica. Las más frecuentes son cardíacas, cáncer, cerebrovasculares, pulmonares, diabetes, hipertensión arterial, deterioro cognitivo y depresión.

Otros factores como los cambios físicos, psíquicos y sociales que acompañan al envejecimiento y la mayor prevalencia de enfermedades crónicas, también contribuyen a esta situación.

 La intervención en materia de nutrición contempla varios tipos de servicios preventivos

Tipos de servicios preventivos

  • Prevención primaria: Con énfasis en promoción de salud y prevención de enfermedades a través de la nutrición. Importancia de alimentación sana y desarrollo de actividad física.
  • Prevención secundaria: Busca reducir riesgos y frenar la progresión de enfermedades crónicas, mantener la funcionalidad y la calidad de vida. La funcionalidad se percibe como una manera positiva de considerar la buena forma física, frente a la discapacidad y la dependencia, dado que el término «ejercicio» no resulta atractivo para el mayor
  • Prevención terciaria: Trata problemas de masticación y apetito, dietas modificadas y limitaciones funcionales.

Composición corporal

Estos cambios dan lugar a distintos grados de eficacia y de declive funcional, factores como la genética, las enfermedades, los aspectos socioeconómicos y el estilo de vida determinan la manera de progresar el envejecimiento en cada persona.

La composición corporal cambia con la edad. La masa grasa y la grasa visceral aumentan, mientras que la masa muscular magra disminuye. La sarcopenia, es decir, la pérdida de masa, fuerza y función musculares, puede guardar relación con la edad y afectar considerablemente a la calidad de vida del adulto mayor, al reducir su movilidad, aumentar el riesgo de caídas y alterar los índices metabólicos

 En la actualidad no existe un grado específico de pérdida de masa corporal magra que determine el diagnóstico de sarcopenia.

La sarcopenia se acelera al disminuir la actividad física, mientras que el ejercicio físico para desarrollar músculo puede frenar su progresión. Aunque las personas inactivas presentan pérdidas mayores y más rápidas de masa muscular, la sarcopenia se observa también en individuos mayores activos, aunque en menor grado.

La obesidad sarcopénica es la pérdida de masa muscular magra en personas mayores con tejido adiposo excesivo. El exceso de peso y la menor masa muscular contribuyen a la disminución de la actividad física, lo cual, a su vez, acelera la sarcopenia.

 Un estilo de vida extremadamente sedentario en personas obesas es un importante factor condicionante de la calidad de vida.

 Las formas de vida sedentaria pueden conducir al síndrome de muerte sedentaria las consecuencias sobre la salud de la inactividad, como son riesgo más alto de enfermedad cardiovascular (ECV), hipertensión, diabetes, dislipidemia, obesidad, sobrepeso e incluso muerte.

Pocos adultos mayores alcanzan el mínimo recomendado de 30min de actividad física moderada al día, 5 o más días a la semana. Apenas el 22% de los adultos mayores de 65 años refieren participar en alguna actividad física regular en su tiempo de ocio.

Cambios físicos y fisiológicos

  • Deterioro general de funciones fisiológicas
  • Cambios sensoriales: gusto, olfato, oído y vista
  • Cambios en el aparato gastrointestinal. Alteraciones en masticación, secreciones, motilidad.
  • Menor capacidad de absorción y metabólica
  • Disminución de la sensación de sed
  • Falta de apetito
  • Cambios en la composición corporal
  • Menor actividad física
  • Minusvalías, inmovilidad, discapacidad, debilidad muscular, falta de coordinación
  • Enfermedades crónicas y sus secuelas.
  • Pluripatología.
  • Dolor crónico
  • Dietas restrictivas, regímenes por enfermedad
  •  Polimedicación. Interacción fármaconutriente.
  • Efectos secundarios de los fármacos

Alteraciones fisiológicas importantes

  • Gusto y olfato

Las pérdidas sensoriales afectan a la gente en grado variable, a ritmos distintos y a diferentes edades.

La genética, el entorno y el estilo de vida intervienen en el deterioro de las facultades sensoriales. Las alteraciones del sentido del gusto, del olfato y del tacto relacionadas con la edad pueden conducir a pérdida de apetito, elección inadecuada de alimentos y baja ingesta nutricional.

Aunque cierta disgeusia (sentido del gusto alterado), pérdida de gusto o hiposmia (disminución del sentido del olfato) son atribuibles al envejecimiento, muchos cambios se deben a la medicación.

Entre otras causas se incluyen trastornos como la parálisis de Bell, traumatismo craneal, diabetes, enfermedad hepática o renal, hipertensión, trastornos neurológicos como la enfermedad de Alzheimer y la de Parkinson, y carencia de cinc o de niacina.

 Las llagas orales no tratadas, la caries dental, una mala higiene dental o nasal, y el consumo de tabaco también pueden reducir la capacidad sensorial.

Dado que los umbrales del gusto y del olfato son altos, las personas mayores pueden caer en la tentación de sazonar en exceso los alimentos, especialmente añadiendo más sal, lo cual puede tener un efecto negativo en muchos mayores.

El gusto y el olfato estimulan procesos metabólicos como la secreción de saliva, ácido gástrico o jugos pancreáticos e incrementan los niveles plasmáticos de insulina, por lo que una menor estimulación sensorial puede impedir también dichos mecanismos.

  • Vista y oído

Uno de cada cuatro adultos mayores que necesitarían un dispositivo auditivo realmente lo utiliza. El tipo más común de pérdida auditiva es la presbiacusia. Esta pérdida suele ser mayor para el rango de tonos agudos (p. ej., el timbre del teléfono). El efecto acumulativo de la exposición a los ruidos diarios (como los debidos a tráfico, obras, música alta, oficina ruidosa y maquinaria diversa) da lugar a un cambio en el complejo del oído interno.

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