Nutrición del Adulto Mayor
Andrea9124Resumen9 de Mayo de 2019
2.740 Palabras (11 Páginas)115 Visitas
Nutrición del Adulto Mayor
En numerosos programas la clasificación de “mayor” se basa en una edad mínima de 65 años. Las enfermedades en el adulto mayor pueden modificar sus necesidades nutricionales o alterar la capacidad para digerir, absorber y metabolizar los nutrientes.
En Ecuador, 1 de cada 3 adultos mayores presenta algún tipo de enfermedad crónica. Las más frecuentes son cardíacas, cáncer, cerebrovasculares, pulmonares, diabetes, hipertensión arterial, deterioro cognitivo y depresión.
Otros factores como los cambios físicos, psíquicos y sociales que acompañan al envejecimiento y la mayor prevalencia de enfermedades crónicas, también contribuyen a esta situación.
La intervención en materia de nutrición contempla varios tipos de servicios preventivos
Tipos de servicios preventivos
- Prevención primaria: Con énfasis en promoción de salud y prevención de enfermedades a través de la nutrición. Importancia de alimentación sana y desarrollo de actividad física.
- Prevención secundaria: Busca reducir riesgos y frenar la progresión de enfermedades crónicas, mantener la funcionalidad y la calidad de vida. La funcionalidad se percibe como una manera positiva de considerar la buena forma física, frente a la discapacidad y la dependencia, dado que el término «ejercicio» no resulta atractivo para el mayor
- Prevención terciaria: Trata problemas de masticación y apetito, dietas modificadas y limitaciones funcionales.
Composición corporal
Estos cambios dan lugar a distintos grados de eficacia y de declive funcional, factores como la genética, las enfermedades, los aspectos socioeconómicos y el estilo de vida determinan la manera de progresar el envejecimiento en cada persona.
La composición corporal cambia con la edad. La masa grasa y la grasa visceral aumentan, mientras que la masa muscular magra disminuye. La sarcopenia, es decir, la pérdida de masa, fuerza y función musculares, puede guardar relación con la edad y afectar considerablemente a la calidad de vida del adulto mayor, al reducir su movilidad, aumentar el riesgo de caídas y alterar los índices metabólicos
En la actualidad no existe un grado específico de pérdida de masa corporal magra que determine el diagnóstico de sarcopenia.
La sarcopenia se acelera al disminuir la actividad física, mientras que el ejercicio físico para desarrollar músculo puede frenar su progresión. Aunque las personas inactivas presentan pérdidas mayores y más rápidas de masa muscular, la sarcopenia se observa también en individuos mayores activos, aunque en menor grado.
La obesidad sarcopénica es la pérdida de masa muscular magra en personas mayores con tejido adiposo excesivo. El exceso de peso y la menor masa muscular contribuyen a la disminución de la actividad física, lo cual, a su vez, acelera la sarcopenia.
Un estilo de vida extremadamente sedentario en personas obesas es un importante factor condicionante de la calidad de vida.
Las formas de vida sedentaria pueden conducir al síndrome de muerte sedentaria las consecuencias sobre la salud de la inactividad, como son riesgo más alto de enfermedad cardiovascular (ECV), hipertensión, diabetes, dislipidemia, obesidad, sobrepeso e incluso muerte.
Pocos adultos mayores alcanzan el mínimo recomendado de 30min de actividad física moderada al día, 5 o más días a la semana. Apenas el 22% de los adultos mayores de 65 años refieren participar en alguna actividad física regular en su tiempo de ocio.
Cambios físicos y fisiológicos
- Deterioro general de funciones fisiológicas
- Cambios sensoriales: gusto, olfato, oído y vista
- Cambios en el aparato gastrointestinal. Alteraciones en masticación, secreciones, motilidad.
- Menor capacidad de absorción y metabólica
- Disminución de la sensación de sed
- Falta de apetito
- Cambios en la composición corporal
- Menor actividad física
- Minusvalías, inmovilidad, discapacidad, debilidad muscular, falta de coordinación
- Enfermedades crónicas y sus secuelas.
- Pluripatología.
- Dolor crónico
- Dietas restrictivas, regímenes por enfermedad
- Polimedicación. Interacción fármaco‐nutriente.
- Efectos secundarios de los fármacos
Alteraciones fisiológicas importantes
- Gusto y olfato
Las pérdidas sensoriales afectan a la gente en grado variable, a ritmos distintos y a diferentes edades.
La genética, el entorno y el estilo de vida intervienen en el deterioro de las facultades sensoriales. Las alteraciones del sentido del gusto, del olfato y del tacto relacionadas con la edad pueden conducir a pérdida de apetito, elección inadecuada de alimentos y baja ingesta nutricional.
Aunque cierta disgeusia (sentido del gusto alterado), pérdida de gusto o hiposmia (disminución del sentido del olfato) son atribuibles al envejecimiento, muchos cambios se deben a la medicación.
Entre otras causas se incluyen trastornos como la parálisis de Bell, traumatismo craneal, diabetes, enfermedad hepática o renal, hipertensión, trastornos neurológicos como la enfermedad de Alzheimer y la de Parkinson, y carencia de cinc o de niacina.
Las llagas orales no tratadas, la caries dental, una mala higiene dental o nasal, y el consumo de tabaco también pueden reducir la capacidad sensorial.
Dado que los umbrales del gusto y del olfato son altos, las personas mayores pueden caer en la tentación de sazonar en exceso los alimentos, especialmente añadiendo más sal, lo cual puede tener un efecto negativo en muchos mayores.
El gusto y el olfato estimulan procesos metabólicos como la secreción de saliva, ácido gástrico o jugos pancreáticos e incrementan los niveles plasmáticos de insulina, por lo que una menor estimulación sensorial puede impedir también dichos mecanismos.
- Vista y oído
Uno de cada cuatro adultos mayores que necesitarían un dispositivo auditivo realmente lo utiliza. El tipo más común de pérdida auditiva es la presbiacusia. Esta pérdida suele ser mayor para el rango de tonos agudos (p. ej., el timbre del teléfono). El efecto acumulativo de la exposición a los ruidos diarios (como los debidos a tráfico, obras, música alta, oficina ruidosa y maquinaria diversa) da lugar a un cambio en el complejo del oído interno.
El cambio tiene lugar lentamente a lo largo del tiempo y quien lo sufre puede no ser consciente de la pérdida.
Algunas vitaminas desempeñan un papel importante en la pérdida de audición. La vitamina B12, un nutriente deficiente con cierta frecuencia en las dietas de los mayores, ha sido asociada al aumento de zumbidos en el oído, presbiacusia y reducción de la respuesta auditiva troncoencefálica.
La vitamina D puede actuar sobre la pérdida de audición, debido al papel que desempeña en el metabolismo del calcio, en la transmisión nerviosa y en la estructura ósea.
La pérdida de vista no forma parte del envejecimiento normal, la visión de todo individuo cambia con la edad.
Para la mayoría, los cambios son pequeños y pueden corregirse utilizando gafas, mejorando la iluminación o recurriendo a impresiones en letra de mayor tamaño. Es habitual que las gafas de lectura se hagan necesarias a partir de la cuarta década de vida.
- Inmunocompetencia
Al disminuir la competencia inmunológica con la edad, la respuesta inmunitaria se torna más lenta y menos eficiente.
No se conocen plenamente los mecanismos en virtud de los cuales se producen los cambios en la función inmunitaria relacionados con la edad, pero es probable que dependan de factores medioambientales y de formas de vida que afectan a la función inmunitaria global. El mantenimiento de un buen estado nutricional favorece una buena función inmunitaria.
- Boca
La dieta y la nutrición pueden verse comprometidas por una mala higiene oral. La pérdida de dientes, el uso de prótesis dentales y la xerostomía (boca seca) pueden dar lugar a dificultades de masticación y deglución. La pérdida de sentido del gusto y la disminución en la producción de saliva hacen que el acto de comer resulte menos agradable y más difícil.
Las personas con estos problemas de la boca optan a menudo por alimentos blandos y de fácil masticación, y evitan ciertas opciones nutricionalmente más ricas, como los cereales integrales, la fruta fresca, las verduras y las carnes.
La preparación de comidas ricas en agua, como caldos nutritivos y guisos, salsas, purés y alimentos picados, puede facilitar mucho la alimentación.
- Alteraciones gastrointestinales
Ciertos cambios gastrointestinales pueden estar relacionados con la edad. En lugar de atribuir cualquiera de estos trastornos al envejecimiento, es necesario determinar la verdadera causa clínica.
La disminución de la función mucosa gástrica da lugar a incapacidad para resistir agresiones como úlceras, cáncer e infecciones. La gastritis causa inflamación y dolor, vaciado gástrico retardado y molestias. Todo ello afecta a la biodisponibilidad de nutrientes como el calcio y el cinc, e incrementa el riesgo de desarrollo de enfermedad por deficiencia crónica, como la osteoporosis.
...