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Reflexiones en torno al Origen de los honorarios de los "advocati", en "Studi Romanistichi in memoria di Gabbio


Enviado por   •  17 de Noviembre de 2014  •  Tutoriales  •  5.005 Palabras (21 Páginas)  •  335 Visitas

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En este apartado desarrollamos ideas ya apuntadas en nuestro Reflexiones en torno al Origen de los honorarios de los "advocati", en "Studi Romanistichi in memoria di Gabbio. Lombardi "[ SDHI 60-61 (1994-1995)].

Vid., al respecto, entre otros: BERNARD, La rémuneration des profesions liberáles en droit romain classique (París 1936), I rapport di lavoro nel diritto romano (Milán 1946) 182 ss.; ID., Lavoro e lovoratori nel mondo romano (Bari 1963) 51 ss.; ERDMANN, Freie Berufe und Arbeitsuerträge in Rom., en ZSS79 (1948) 567ss..; GUARINO, Gli "Specialisti" e il diritto romano, en Labeo 16 (1970) 327ss.; DELL' ORO, Retribuzione dei docenti di diritto ed 'auctoritas principis', en "Studi Volterra" 2 (Milán 1971) 49ss.: VISKY, Geistige Arbeit und ´arte liberales' in des Quellen des Römischen Rechts (Budapest 1977) con las recensiones de NÖRR, en IVRA 28 (1978) 479ss.; ROULAND, Pouvoir politique et dépendance personnelle dans l'antiquité romaine. Genése et róle des rapportes de cliéntele (Bruselas 1979) 244ss.

Cicerón, ad Att. 7,2.7 emplea el término operarius en un sentido decididamente negativo: Illud tame de Chysippo: nam de altero illo minus sum admiratus, operario homine! En realidad, el arpinate consideraba a todas las operare, a excepción de la agricultura, sordidae e indignas de un hombre libre cuando eran ejercidas con ánimo de lucro (sobre el pensamiento ciceroniano en este punto, cfr. PALADINI, Cicerone en "Rivistia ciceroniana" 1,1959,65-66). Séneca habla frecuentemente del motivo de la ausencia de nobleza en las artes manuales -artes quae manu constant- en las que no encuentra nulla decoris, nulla honesti simulatio (Epist. 88,21) y de la degradación moral que acompañaba a su ejercicio. En ibid, 22, califica de labor sordidus et contumeliosus a los negotia en general y estigmatiza a la ganancia con el apelativo de merces miserarum. El propio a. en Ibid.88,20 llama viles en general a todos las artes quae manu constant, mientras que tacha de sordida e vilissima a las ganancias correspondientes (mercedes).Para otros tertimonios en el mismo sintido,vid. DE ROBERTIS, Lavoro e lavoratori nel mondo romano,cit,56ss.

La noción de Studia liberalia es mucho menos amplia que la actual "trabajo intelectual” e incluso que la del pensamiento helénico. Comunmente se reputaban profesiones liberales, además de la de los oratores y advocati, las de las agrimensores, médicos, maestros y nodrizas (Vid., al respecto, BERNARD, La rémuneration des profesions liberáles, cit., 7-8). Con todo, Séneca (Epist.88,1) después de haber afirmado:

liberalia studia dicta sunt,quid homine libero digna sunt, especifica poco después que tal noción sólo comprende la filosofía a la que Quintiliano (Inst. orat, 12, 7) añade la gramática y la retórica.

Como acertadamente apunta DE ROBERTIS, tales valoraciones positivas únicamente se refieren al ejercicio desinteresado de esas actividades y no a la aplicación profesional con ánimo de lucro (cfr. Lavoro e lavoratori nel mondo romano,cit.,63).

"Zeitliche Sklaverei",cfr. ERDMANN, Frei Berufe, cit., 567.el calificativo de ingenuae, que se les asignaba, se explica paladinamente por el hecho de que cuando tales tareas eran ejercidas por esclavos, dejaban de ser consideradas como artes liberales. En este sentido, en Cicerón se encuentran emparejados liberalis et ingenuus: homines ingenui et liberaliter educati (De fin.3,17,57); liberalis doctrinae atquae ingenuae (De orat.3, 22, 127); así: ingenuae atque humanae artes (Ibid.3,6,21); artes elegantes et ingenuae (De fin.3,1,4); ingunui studiis atque artibus delectari (Ibid.5,18,48). En Séneca se halla : Liberalia studia et artes liberalia (Epist.88,1,18-20 además el mismo a. opondrá a las artes liberales, las viles ex professo artes quae menu constant.... in quisus nulla decoris , nulla honesti simulatio est (Ibid.17 y 21) Sería fácil multiplicar las citas, cfr.LÖWENFELD, Inästabilität und Honorarung des artes liberales nach röm.Rech, en "Festgabe Plank" (Munich 1887) 37O ss.

Nadie ha destinguido las operae de las artes liberales en términos tan netos como Cicerón; nadie mejor que él para traducir el desdeén de la ciudad antigua por los trabajos mercenarios (Vid. ad ex. De off. 1,42, 150-151. Sobre las fuentes de Cicerón en este paseje y sus relaciones con el pensamiento de Panecio, vid.: LABOWSKY, Die Etnik des panaitos (Leipzig 1933) 67; FHILIPPSON, Das Sittlichschöne bei Panaitos en "Philologus" (1955)357; de donde se infiere que el arpinate se limita a retomar una distinción conocida desde tiempo atrás y mantenida en la Antigüedad. Aristóteles la habrá dejado plasmada en sus escritos (Polit. 3,5, 1278 a; 3, 4, 1277 a; 5, 7, 1234 a; Rhetor. 1,9,13676 a), Séneca hará suya las palabras de Crisipo declarando que el esclavo es un mercenario a perpetuidad (De Benef.3,22: Servus ut placet Chrysippo perpetuum mercenarius est).

Los mercenarii se hallaban en una posición de notoria inferioridad y en tiempos de Plauto: In tusco vico, ibi sunt homines qui ipsi sese venditant, in velabro vel pistorem vel lanium vel haruspicem, vel qui ipsi vorsant (cfr. Curc.4,1,482); convenimos con PAOLI, Nota giuridica su Plauto, en IVRA 4 (1953) 154ss., que la referencia peyorativa plautina alcanza a aquellos que alquilaban sus servicios a cambio de una merced. Otros testimonios en la misma línea: LIVIO 12,25 que calificaba de sordidus el oficio del lanius, Séneca, Epist. mor. 15,4 en cuya opinión el trabajo de fullo es contumeliosus .Más radical todavía Cicerón cuando, con carácter general moteja a los opifices et tabernarios de omnem faecem civitatis (pro Flac.18). Sobre los artesanos, vid., GAUDENZI, Sui collegi degli artigiane in Roma, en AG 32(1884) 259 ss.

La infravaloración social de los mercenarii se traducía, en la práctica , en la imposibilidad de acceder a las magistraturas. Aurelio Victor en De vir.ill.72 nos refiere que el nobilis Escanio tuvo que renunciar a cualquier aspiración de hacer carrera política, por haberse visto obligado -ob pauperitatem- a tener que ejercer la profesión de argentarius. Un episodio así nos demuestra, sin ambages, que la exclusión de los trabajadores en general del cursus honorum era debida, no tanto a la modestia de sus origenes, como a la baja consideración en que era tenida la actividad profesional ejercitada por ellos.

Son suficientemente expresivas las palabras de Tácito, Orat.6,7: Quid ¿ fama et laus cujus artis cum oratorum gloria comparanda est, qui non illustres in urbe solum, apud negotiosos et rebus intentos, sed etiam apud juvenes et adulescentes, quibus mode recto et indoles est, et bona spes sui?

DE

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