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Ensayo “El Historicismo de la pena”


Enviado por   •  18 de Abril de 2023  •  Ensayos  •  1.820 Palabras (8 Páginas)  •  38 Visitas

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Ciudad Nezahualcóyotl a 1 de abril de 2023





UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO

POSGRADO EN DERECHO

MAESTRÍA EN POLÍTICA CRIMINAL

SEGUNDO SEMESTRE

DOCENTE: MTRO. Roberto Calixto Márquez

ASIGNATURA: Historia y Teoría de los Procesos y Métodos de Dominación.

ACTIVIDAD: Ensayo “El Historicismo de la pena.”.

ALUMNO: Buenrostro Briseño Raúl Javier

 

ÍNDICE

PORTADA …………………………………………………….1

INDICE…………………………………………………………2

INTRODUCCIÓN………………………………………...3 - 4

DESARROLLO……………………………………………5 - 8

CONCLUSIÓNES…………………………………………..9

BIBLIOGRAFÍA…………………………………………….10

INTRODUCCIÓN

En México, aproximadamente desde finales de los años 90s y comienzos del siglo XXI, las legislaciones penales están experimentando una serie de transformaciones, aparentemente, muy profundas en cuanto a los principios sobre los que parecen inspirarse, que han hecho que las doctrinas penal, penológica y criminológica, centren su atención en tratar, no sólo de describir sus rasgos fundamentales, sino, sobre todo, de adivinar cuál es el modelo de política criminal y la ideología o la filosofía que, sobre el delito, la pena, el delincuente y la víctima, sustenta todas esas modificaciones. (Historicismo).

El historicismo es una corriente del pensamiento que se basa en el estudio de la historia para comprender todos los asuntos humanos. Esta doctrina sostiene que es imposible tener una perspectiva que no tenga en cuenta los hechos y eventos ocurridos, y que la realidad en la que vive el ser humano es solo el producto de la historia que le precede.

El historicismo tiene como objetivo la comprensión del hombre en la historia y toda la vida humana con sus ideologías, instituciones y estructuras. Wilhem Dilthey afirma que, lo que el hombre es, solo lo puede experimentar a través de la historia.[1] El historicismo considera a toda la realidad como un devenir histórico, y a este mismo como un proceso temporal que no puede ser captado por la razón. En otras palabras, el historicismo es la tendencia de hacer de la historia la ciencia fundamental para la interpretación de la realidad social y la predicción de esta misma.

Para Karl Popper el historicismo es una forma de filosofía que plantea la anticipación de la historia. Al seguir esta ultima un curso, este afirma, se cae en un error científico al querer hacer que la filosofía sea una fuente de lucha y cambio social predeterminado y prefigurada en el desarrollo de la historia, ya que es imposible el devenir de la historia porque si la historia humana es dependiente del conocimiento; no podemos saber hoy lo que vamos a saber mañana. [2]

El análisis historicistico de la pena que se hacen en este ensayo, esta , pues, claramente destinado a comprender por qué, en nuestra sociedad considerada como progresista y organizada políticamente con un sistema democrático, se está produciendo un Derecho penal de características muy regresivas, más propio de sociedades más primitivas y menos igualitarias y democráticas, y por qué esta administración de izquierda (la 4T), han abrazado sin pudor discursos y esquemas ideológicos, en materia de política criminal, más propios de sus adversarios conservadores o, incluso, más propios de regímenes políticos autoritarios.

El Historicismo de la pena

Ningún sistema de justicia criminal, y por supuesto tampoco el mexicano, suele obedecer a un esquema ideológico puro, de modo que, por regla general, en el ámbito de las legislaciones penales suelen convivir disposiciones inspiradas en concepciones liberales del estado, de la economía y de la sociedad. Para el historicismo, el principio de generalización es inaplicable en sociología, pues, las uniformidades sociales cambian de un periodo histórico a otro.[3] Por lo que, ahora podemos vislumbrar por un lado, como los esquemas ideológicos al ser característicos de ciertas temporalidades de la historia, las presiones no siempre inciden sobre los mismos aspectos o ámbitos de los sistemas penales, y por el otro lado que simplemente usar esta metodología para legislar leyes penales sería un error científico y de ser así. Su aplicabilidad seria con el fin de intenciones bastardas.[4] 

Cuando el legislador utiliza la generalización como principio metodológico para crear leyes penales solo puede ser con un objetivo.  El objetivo sería para la argumentación de sentimientos generales de inevitabilidad, es decir, el convencimiento legal y legítimo de su aplicabilidad, evitando protesta o refutación.[5] Una especie de escudo que en su discurso del desarrollo social este crea para auto-legitimarse. Pat O' Malley piensa que en el ámbito de las reformas de las legislaciones penales y penitenciarias, esas contradicciones se han agudizado porque estamos asistiendo a lo que él describe cómo una "desconcertante serie de desarrollos", "muchos de los cuales se nos muestran como mutuamente incoherentes o contradictorios".[6] Resultados tal vez y simplemente que no nos asombra tiene el historicismo.

En lo que a México se refiere, teniendo en cuenta que desde los comienzos de la transición democrática (postrevolución)  y hasta el día de hoy, la ausencia de un modelo político-criminal claro y coherente ha sido una constante, las contradicciones internas del modelo legislativo y de las prácticas penales y penitenciarias son endémicas. La idea de que una predicción puede influir sobre el suceso predicho puede aumentar la dificultad de conseguir predicciones exactas y puede poner en peligro su objetividad.[7] Por ello, sin mayor problema, nos hemos acostumbrado a vivir con una legislación penal en la que disposiciones de clara orientación autoritaria conviven con otras más propias del Derecho penal de un estado social y democrático de Derecho.

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