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Autobiografia de aprendizaje


Enviado por   •  14 de Mayo de 2023  •  Biografías  •  1.045 Palabras (5 Páginas)  •  38 Visitas

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  1. Autobiografía de aprendizaje

Mi nombre es Valeria, nací en el litoral argentino en una ciudad situada a orillas del rio Uruguay. Concordia, escribo su nombre y me invade la nostalgia.

Mi escolarización comienza en sala de 4 del Jardín Maternal público de esta húmeda ciudad. Soy la tercera y última de mis hermanas, por lo que sabía cómo era el pintor que usaría, era de una tela cuadrille roja y blanca, con mi nombre bordado en el bolsillo. No sabía leer mi nombre, pero me gustaba pasar mis dedos sobre el bordado. Siendo la tercera y la menor, recuerdo que usar ese pintor me hacía sentir que era más grande, “¡por fin me tocaba a mi!”. El jardín me era familiar porque mis hermanas, primos y primas habían asistido a ese lugar y un año antes de comenzar acompañaba a mi papá cuando llevábamos a mi hermana Poly, un año y ocho meses mayor que yo.

Los recuerdos más lindos de ese lugar se daban en el patio, que tenía un gran árbol de palo borracho y un arenero con el que con mi amigo Mauricio jugábamos a ser Batman y Batichica. La salita era muy grande, llena de juegos y trabajábamos pegando papelitos de colores de formas cuadradas y redondas. Me encantaba llenar mis manos de tempera y plasmarlas sobre el papel.

El siguiente año comencé sala de 5 en el jardín preescolar que formaba parte de la que luego fue mi escuela primaria, Manuel Belgrano Nº42. Siendo una niña muy activa generalmente cumplía con agrado y rapidez las consignas que me daba la seño y ella me invitaba a ayudar a mis compañeros que no habían terminado, ahora pienso que aquí podría vislumbrar mis ansias de enseñar, si bien fue algo que descubrí mucho tiempo después.
Pase a primer grado, llego el momento del guardapolvo blanco y el gran edificio que era esta escuela. La recuerdo y me parece hermosa. Me toco con la seño Mecha, histórica docente de la institución, creo que toda mi familia la había tenido de maestra. Mecha era famosa por ser rígida, daba un poco de miedo si bien yo no la recuerdo de esa manera, a veces era tierna y graciosa. Si te retaba te mandaba a estar parada afuera del aula una hora, una vez de toco, paso la portera y me pregunto “¿qué hiciste?” y le conté que estaba haciendo la terea silbando.  

En general mi paso por la escuela primaria fue bueno, los primeros tres años arme mi grupo de amigos, era muy ágil haciendo las tareas y notaba como mi capacidad intelectual se construía, recuerdo estar muy orgullosa de mi por cómo me había aprendido las tablas, participaba en los actos escolares. Pasando a 4º grado, el segundo ciclo, las cosas empezaron a cambiar. Comencé a comparar mi letra con la de mis compañeros por señalizaciones de una de las dos maestras que ahora tenía, “tu letra no se entiende nada” y me mandaron a practicar con el cuaderno de caligrafía. En 5º grado me saque mi primer 5 (cinco) y no cumplía con mis tareas, recuerdo que hasta en plástica me fue mal. Hoy, mirándolo con distancia, entiendo cuanto repercute lo emocional en las funciones cognitivas. Mis padres se habían separado y no tenía acompañamiento de ellos en mis actividades escolares.  Quien sí lo hacía era mi tía Stella, docente de artes visuales que a distancia hoy también considero una influencia en mi elección de enseñar a aprender.

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