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Parcial estimulación temprana

nsm_82Examen2 de Agosto de 2023

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PARCIAL ESTIMULACIÓN TEMPRANA.

FECHA: 10/06/20.

1- Tomando como punto de partida las ideas de Piaget, defina el nivel sensorio-motor. ¿Existe la función simbólica en este nivel? Explique fundamentando desde el autor mencionado.

2-La autora Virginia Satir en su libro “PEOPLEMAKING”, menciona dos tipos de familia: enriquecedora y conflictiva.

  1. Defina ambos conceptos teniendo en cuenta la bibliografía citada.
  2.  Explique de qué forma puede utilizar estos conceptos para su trabajo como estimuladora temprana. Ejemplifique.

3-Tomando como punto de partida el artículo “El lugar del jardín de infantes en la detección de niños con dificultades en el desarrollo”, responda:

  1. ¿Qué lugar ocupa la observación de los niños/as en el ámbito escolar?
  2. ¿A qué se refiere la autora cuando habla de pluralidad de infancias?, explique qué incidencia tiene este concepto en la visión que la escuela tiene del niño/a.
  3.  ¿Cuáles son aquellos indicadores qué, observados en los niños/as en la cotidianeidad de la vida escolar deben alertarnos? Por favor remítase a la bibliografía mencionada.

4- Tomando como referencia el libro “El juego simbólico”, defina y ejemplifique el papel del educador en el juego simbólico.

5-Tomando como bibliografía el libro “El juego simbólico”, defina:

  1. Juego pre simbólico.
  2. Juego simbólico.
  3. Ejemplifique como el adulto puede favorecer el paso de un tipo de juego a otro.

1- Piaget denominó período Sensorio Motor a la etapa evolutiva que abarca desde el nacimiento hasta los 2 años de edad. El mismo está compuesto por tres subestadíos que dan cuenta de los diferentes procesos y adquisiciones de los niños a lo largo de su crecimiento y desarrollo. Así, la inteligencia sensorio motriz se construye activamente por el sujeto a lo largo de estos subestadíos, hasta lograr la capacidad de adaptación al medio que se puede observar en el niño al final de su segundo año de vida, y que se encuentra completamente ligada a la adquisición de las primeras formas de representación mental.

En lo que respecta a los subestadíos que conforman el nivel sensoriomotor, podemos distinguir tres períodos, el de los reflejos, el de la organización de las percepciones y de los hábitos, el de la inteligencia sensorio-motora.

El período de los reflejos constituye el primer mes de vida del niño. En él, la vida mental se reduce al ejercicio de aparatos reflejos, es decir, coordinaciones sensoriales y motoras, ajustadas hereditariamente y correspondientes a tendencias instintivas como, por ejemplo, la nutrición, a través del reflejo de succión. Estos reflejos manifiestan, desde un principio, una auténtica actividad que da cuenta de la existencia de una precoz asimilación sensorio-motriz. De esta manera, el recién nacido asimila una parte de su universo por medio de la succión, y podríamos afirmar que, en su comportamiento inicial, para él, el mundo es, esencialmente, una realidad que puede ser succionada.

El período de la organización de las percepciones y de los hábitos se extiende entre el primer y el cuarto mes de vida del lactante. En esta segunda fase, aparecen la sistemática succión del pulgar y los gestos de girar la cabeza en dirección a un ruido, o de seguir a un objeto en movimiento. Desde el punto de vista perceptivo se constata, a partir del momento en que el niño sonríe (aproximadamente a las cinco semanas de vida), que reconoce a determinadas personas en oposición a otras, pero de todas formas, no podemos atribuirle aún la noción de persona o incluso de objeto, dado que lo que reconoce sonriendo, son las apariciones sensibles y animadas, lo cual aún no demuestra nada en relación a su sustancialidad, ni a la disociación del yo y el mundo exterior. Por otro lado, el lactante comienza a asir lo que ve y esta capacidad de prensión, y posterior manipulación, duplica su poder de formar nuevos hábitos. En un principio, esos hábitos motores nuevos y los conjuntos perceptivos, constituyen un mismo tipo de sistema, el de los esquemas sensoriomotores. De esta manera, se va a producir un ciclo reflejo, cuyo ejercicio, en vez de repetirse constantemente, incorpora nuevos elementos y constituye, junto con los mismos, totalidades organizadas más amplias, mediante progresivas diferenciaciones. Posteriormente, basta que algunos movimientos del lactante desemboquen fortuitamente en un resultado asimilable a un esquema anterior, para que el niño reproduzca inmediatamente estos nuevos movimientos, que constituyen lo que Piaget denominó “reacción circular”, la cual representa un papel esencial en el desarrollo sensorio-motriz y equivale a una forma más evolucionada de asimilación.

Por su parte, el período de la inteligencia sensorio-motora comprende entre los 4 y 8 meses del niño. La inteligencia aparece, efectivamente, mucho antes que el lenguaje, o sea mucho antes que el pensamiento interior, que supone la utilización de los signos verbales y del lenguaje interiorizado. La misma, es una inteligencia totalmente práctica, que se aplica a la manipulación de los objetos y que utiliza, en vez de las palabras y los conceptos, percepciones y movimientos organizados, en lo que Piaget denomina “esquemas de acción”

Para poder comprender de qué manera se construyen estos actos de inteligencia, necesitamos referirnos a dos tipos de factores. En primer lugar, las conductas precedentes se multiplican y diferencian cada vez más, hasta adquirir una agilidad suficiente como para registrar los resultados de la experiencia. Por otra parte, los “esquemas de acción”, construidos a partir del nivel de la fase precedente y multiplicados mediante estas nuevas conductas experimentales, se hacen susceptibles de coordinarse entre sí, mediante asimilación recíproca, a la manera de lo que serán más tarde las nociones o conceptos del propio pensamiento.

Existe, entonces, una asimilación sensorio-motriz comparable con lo que será posteriormente la asimilación de lo real mediante las nociones y el pensamiento. Por tanto resulta lógico que estos distintos esquemas de acción se asimilen entre sí, o sea, se coordinen de tal modo que unos asignen un objetivo a la acción total mientras que otros le sirvan de medios, y es mediante esta coordinación, comparable a la de la fase precedente, pero más móvil y ágil, como se inicia la propia inteligencia práctica. Ahora bien, el resultado de este desarrollo intelectual es, efectivamente, el transformar la representación de las cosas, hasta el extremo de modificar o invertir totalmente la posición inicial del sujeto en relación a ellas.

Luego de ello, llega un momento en que en sus reacciones circulares, el bebé no se conforma ya con reproducir simplemente los movimientos y los gestos que le han conducido hacia un efecto interesante sino que los varía intencionalmente para estudiar los resultados de estas variaciones y se entrega, de esta forma, a auténticas exploraciones o experiencias para ver. En efecto, se trata de una acción apta para ser repetida y generalizada en nuevas situaciones, y es por esto que veremos cómo el bebé, en presencia de un nuevo objeto, lo incorpora sucesivamente a cada uno de su “esquemas de acción”, como si intentara comprenderlo mediante su utilización.

Existen, a su vez, cuatro procesos fundamentales que caracterizan los dos primeros años de la existencia, se trata de las construcciones de las categorías del objeto y el espacio, de la causalidad y del tiempo, todas ellas a título, naturalmente, de categorías prácticas o de acción pura, pero aún no de nociones del pensamiento. El esquema práctico del objeto es la permanencia sustancial atribuida a los cuadros sensoriales, y constituye la creencia según la cual una figura percibida corresponde a algo que sigue existiendo aún cuando no se percibe. Pero resulta fácil demostrar que durante los primeros meses, el lactante no percibe los objetos propiamente dichos, reconoce algunos cuadros sensoriales familiares, pero reconocerlos cuando están presentes no equivale de ningún modo a situarlos en alguna parte cuando se encuentran fuera del campo perceptivo. Hacia el final del primer año los objetos empiezan a ser buscados cuando acaban de salir del campo de la percepción, y es con este criterio como puede reconocerse un inicio de exteriorización del mundo material. Es decir, la ausencia inicial de los objetos sustanciales, y, posteriormente, la construcción de los objetos sólidos y permanentes es un primer ejemplo de este paso del egocentrismo integral primitivo a la elaboración final de un universo exterior. Al término del segundo año, por el contrario, existe un espacio general, que incluye a todos los demás, caracterizando las relaciones de los objetos entre sí y conteniéndolos en su totalidad, incluido el propio cuerpo. Pero la elaboración del espacio se debe esencialmente a la coordinación de los movimientos, y aquí captamos una estrecha relación entre este desarrollo y el de la inteligencia sensoriomotriz. La causalidad es la relación, fortuita durante mucho tiempo para el propio sujeto, entre un resultado empírico y una acción cualquiera que lo haya provocado. Esta especie de causalidad mágica, manifiesta claramente el egocentrismo causal primitivo. Finalmente, durante el segundo año, el niño reconoce las relaciones de causalidad de los objetos entre sí, objetivando así las causas.

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