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CONCEPTOS BÁSICOS DE EXPRESIÓN ESCRITA


Enviado por   •  18 de Febrero de 2015  •  12.071 Palabras (49 Páginas)  •  204 Visitas

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LA PREPARACIÓN DE UN TRABAJO ESCRITO PARA FINES ACADEMICOS

La preparación de un trabajo escrito es considerada como una de las mejores maneras de aprender en profundidad acerca de un tema, y por esa razón es parte importante de las actividades académicas dentro de un plan de estudios universitarios.

Un trabajo escrito es una forma de comunicación; y una comunicación adecuada sólo puede lograrse cuando efectivamente tenemos algo que comunicar.

Sin embargo, esa condición necesaria no es suficiente por sí sola. Comunicar a otras personas lo que hemos aprendido acerca de un tema requiere también la aplicación de ciertas habilidades concernientes a la organización de ese saber y el manejo de algunas técnicas de expresión escrita.

DIVERSOS TIPOS DE TRABAJOS

Hay cuatro tipos fundamentales de trabajos escritos que son requeridos dentro de los planes de estudios universitarios.

a) Ensayos sobre temas específicos asignados.

b) Ensayos críticos, en los cuales se pide analizar y comentar libros, artículos u otros documentos seleccionados.

c) Informes o reportes sobre una experiencia de investigación previamente determinada.

d) Trabajos de investigación basados en una indagación bibliográfica y/o empírica.

Los problemas generales de realización de un trabajo en cualquiera de estas cuatro modalidades, se encuentran siempre en la última de ellas. Por esta razón las indicaciones que siguen se refieren a tal tipo de trabajos.

LA ASIGNACIÓN DE UN TRABAJO DE INVESTIGACION

Nuestra preocupación por la elaboración del trabajo debe comenzar en el momento mismo de la asignación del mismo, es decir, desde el momento en que se nos encarga su realización, definiendo un docente la naturaleza, extensión y plazo de entrega que correspondan.

De ser posible por nuestra parte la elección del tema en que se centrará dicho trabajo, la experiencia indica que es de suma importancia seleccionar un tema que nos interese o por el que podemos desarrollar interés. Es mucho más fácil trabajar sobre materias vinculadas a nuestras inquietudes intelectuales que sobre materias que no nos interesan, aunque a menudo seleccionamos nuestros temas de trabajos por otras razones (posibilidades de obtener ayuda de amigos o parientes para su realización).

Cuando nos ha sido asignada la realización de un trabajo de investigación, y sin importar cuánto tiempo se nos ha dado para tal efecto, es necesario fijar un calendario de trabajo que nos permita contar con una estimación de tiempo necesario para materializar esa labor.

Generalmente hay una tendencia a comenzar esta tarea tardíamente. Esto ocurre porque el calendario mental que nos trazamos se plantea asumiendo condiciones óptimas (aquel fin de semana que precede a la fecha última de entrega del trabajo, período en que trabajaremos intensamente y con dedicación exclusiva, lo que significa doce horas diarias). En la realidad, las condiciones óptima nunca se dan, y es probable que tengamos que experimentar interrupciones por compromisos de última hora.

La recomendación sería más bien elaborar un calendario realista, que tome en cuenta los imprevistos de acuerdo a la conocida ley de Murphy (las complicaciones tienden a ocurrir cuando es más necesario que no ocurran) y atenerse a dicho calendario.

Luego de tener esa planificación del tiempo, la tarea inmediata es precisar el tema sobre el cual se trabajará. Esto se refiere a la necesidad de estrechar la materia sobre el cual versará el trabajo, entendiendo que un mismo tema puede tratarse con mayor o menos detenimiento y que el trabajo a realizar debe tener una extensión limitada.

Un dimensionamiento adecuado del trabajo es importante para no realizar esfuerzos innecesarios que luego resulten superfluos (por ejemplo, para no recopilar información de más). Un indicador que puede ayudarnos en esa tarea de angostar el tema a tratar según lo requerido, es la extensión que el docente atribuya al trabajo asignado; cuando se da una extensión mínima de 10 páginas y máxima de 20 páginas, se nos está dando alguna indicación acerca de la profundidad que se espera en el tratamiento de la materia que será objeto del trabajo.

Sin embargo, no basta reducir las ambiciones de nuestro trabajo a lo factible de acuerdo a la extensión requerida y al tiempo que pensamos dedicar a su realización. También es parte de nuestra tarea de precisar el tema, el definir un foco temático específico; establecer la pregunta fundamental que intentaremos responder con los argumentos o los hechos que no proponemos recolectar.

Debe hacerse notar que las labores de establecer un calendario realista de trabajo y precisar el tema sobre el cual se investigará, son tareas que pueden realizarse sin necesidad de concentrarse en la redacción misma, y por lo tanto pueden efectuarse por ejemplo mientras uno viaja a la Universidad o en minutos perdidos en salas de espera. Como esas labores son decisivas para iniciar productivamente la elaboración del trabajo, es conveniente asumirlas rápidamente en esos momentos que así podríamos usar para fines de avanzar sin mayor esfuerzo en esa tarea.

INVESTIGACION PREVIA

Si estamos comprometidos en la elaboración de un trabajo de investigación, es de suponer que algún tipo de indagación será necesario para recopilar antecedentes en los cuales fundamentar nuestro propio documento.

Lo primero a resolver en esta fase, es la selección de fuentes de información a las cuales vamos a recurrir.

Naturalmente las fuentes más obvias para obtener antecedentes, suelen ser los libros. Sin embargo, puede ser más ventajoso iniciar la indagación revisando las revistas especializadas donde se hace referencia al tema que nos interesa; los artículos en esas revistas tienen la ventaja de ser más acotados a temas precisos y de estar planteados en lenguaje conciso, lo que resulta muy conveniente para un trabajo monográfico como el que queremos realizar. Igualmente hay documentos no publicados pero de amplia circulación que pueden brindar datos útiles, principalmente información estadística. En algunos casos, diarios y revistas no especializadas proporcionan alguna información, pero generalmente son insuficientes como fuentes informativas para trabajos académicos de investigación.

Una fuente muy útil, a menudo no considerada, son los expertos o especialistas en el tema; tales personas, que pueden proporcionar

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