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Del fin de la historia del arte


Enviado por   •  31 de Agosto de 2015  •  Biografías  •  1.585 Palabras (7 Páginas)  •  53 Visitas

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Del fin de la historia del arte

Un tema bastante discutido hoy en día es la validez del arte conceptual, las opiniones al respecto resultan bastante radicales. Hay quienes afirman que el arte conceptual es arte y si lo es, entonces niega la existencia de todo tipo de expresión alterna que no parta de sus definiciones estéticas. Por otro lado para quien considera que el arte conceptual no es arte, es inconcebible que este tipo de manifestación se exprese con validez.

Los orígenes del arte se remontan a la penumbra de los tiempos donde la historia comienza a brillar como una débil estrella en el firmamento de la conciencia humana. Lo que hubo antes de desconoce, pero los primeros testimonios que tenemos sobre las civilizaciones se remontan al tiempo en que el hombre plasmaba sus impresiones del mundo sobre la roca.

Por ese entonces el hombre primitivo muy seguramente poseía un lenguaje que no tenía interpretaciones gráficas, pero que si servía para comunicar sus ideas, historias y creencias. Las incógnitas eternas ¿De dónde vengo? Y ¿A dónde voy? Estaban presentes desde siglos en los que la vida era breve y la noche se poblaba de enemigos desconocidos en la oscuridad.

Nuestros ojos débiles tratando de mirar entre las sombras parecían cubiertos por un velo que nos separaba de todo cuanto habitaba en la noche profunda, en este espacio habitado por lo inexplicable podía surgir cualquier leyenda, podían nacer los dioses, la magia y las especulaciones sobre nuestro origen y porvenir.

Creo que la vida de un ser humano puede explicarnos la historia de la colectividad, los procesos de adquisición del conocimiento y el orden en que se desarrollan en nuestra infancia nos da un indicio de la forma en la que pudieron haber surgido las cosas que nos convierten en género humano.

Recuerdo cuando era niña y mi abuela, mi madre o mis tías me contaban historias que iban de lo maravilloso a lo espeluznante, pasando por las vidas de los que partieron, de seres a los que no conocía ni en fotografía, pero que aún existen vívidos y encarnados en mi memoria gracias a estas anécdotas. Agradezco estas conversaciones ejemplo del legado tribal que bien ilustra la vida del hombre de la historia antes de la historia, pues gracias a ello puedo imaginar cómo las personas se relajaban al final de su día para contar historias de lo conocido, lo desconocido, lo antiguo y la fantasía del futuro.

Pero entonces, más concientes que nunca después de la fragilidad de nuestra existencia surgió una inquietud, la de convertir estas historias en un legado perdurable y reutilizable, didáctico, para que los que vinieran después nunca se olvidarán de su raíz.

Es entonces cuando el hombre aprovechó los pigmentos más puros para mostrarnos sus batallas cotidianas contra las fuerzas de la muerte, vemos las migraciones de animales, las cacerías, los chamanes, las huellas de nuestros ancestros grabadas una tras otra, tal vez durante más siglos de los que posee nuestra joven civilización.

Es ahí a la luz tenue del fuego donde se manifiesta por primera vez esta intención de trascendencia, de expresión, pero también de interés en las generaciones del futuro. Es ahí donde empieza una historia que para muchos ha encontrado su final y que para otros aún tiene mucho para dar: la historia del arte.

El arte entre muchas otras cosas, ha tenido siempre un afán trascendental que le permite vivir a través de las generaciones y un deseo estético que produce una experiencia a nivel sensorial y psicológico que es la que nos conmueve y permite la transformación de nuestra realidad después de vivirla. Todo esto se produce en el marco de una serie de técnicas cultivadas como lo dice su definición etimológica.

Sin embargo en los albores del siglo XX surge algo que rompe con todos los conceptos establecidos con anterioridad, es el arte conceptual, el arte imaginario, el arte de la intención, el arte del fin del mundo.

Este tipo de manifestación se deslinda de todas las definiciones del pasado en relación al arte, declarando que el arte es arte cuando el creador tiene la intención de que lo sea, por lo tanto un artista lo es cuando se autodenomina como tal.

La experiencia estética dentro del arte conceptual no está ligada a la percepción sensorial, la transformación y retransformación psicológica que se daba tradicionalmente al estar frente a un objeto estético sino que ahora se produce netamente en el pensamiento por medio de la conceptualización de obras, no por la obra en si misma sino por un discurso hablado o escrito en relación a ella.

El arte conceptual es la negación del arte en palabras de los mismos artistas e teóricos de este fenómeno. Ellos declaran que es el fin del arte, no hay concepción más elevada y nada más allá de esto puede ser creado o concebido.

¿Pero es realmente este el final de la historia del arte? Si es así, ¿Por qué más de cuarenta años después de haberse declarado la muerte del arte se sigue produciendo la misma clase de obras?

Habemos quienes nos negamos a creer esta teoría con el riesgo de ser vistos como retrógradas, cortos de pensamiento, insensibles, en fin, de convertirnos en seres abominables frente a los elevados ideales del arte conceptual.

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