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El Lenguaje


Enviado por   •  25 de Junio de 2013  •  1.769 Palabras (8 Páginas)  •  305 Visitas

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El Lenguaje: máxima renovación de la vanguardia argentina de 1920 y 1930.

El lenguaje se configura como aquella forma que tienen los seres humanos para comunicarse. Se trata de un conjunto de signos, tanto orales como escritos, que a través de su significado y su relación permiten la expresión y la comunicación humana.

El lenguaje literario es, básicamente, la lengua escrita estándar en la que se introducen palabras poco usuales (cultismos, voces inusitadas, extranjerismos, arcaísmos, etc.) y que se somete normalmente a una voluntad de forma. Por una parte, tiene muchos rasgos que lo acercan a la lengua escrita culta; pero por otra, es frecuente que aparezcan en él giros coloquiales y hasta vulgares, para producir ciertos efectos expresivos.

Estos giros coloquiales y hasta vulgares son las renovaciones más importantes de los escritores de vanguardia representados en este trabajo por:

• Roberto Arlt

• Armando Discépolo

• Raúl González Tuñón

• Oliverio Girondo

Por supuesto esto tiene una razón de ser, ya que había en nuestro país, especialmente en la gran urbe y centro de Buenos Aires, nuevos consumidores para la literatura.

Dice Lucila Pagliai :

“En pocos años, ya sobre el filo del siglo XX, más de la mitad de la población de Buenos Aires es extranjera; circulan nuevas lenguas y nuevas ideas; cambian los oficios, las costumbres, la dinámica ciudadana; se moderniza la infraestructura y los edificios; surge un público consumidor de nuevas y diversas producciones culturales que se va ampliando en forma creciente hacia los sectores populares, medios y bajos”

Roberto Arlt en “El Juguete Rabioso” le escribe a un público masivo y el lenguaje es el instrumento y el material básico con el que él trabaja en esta novela.

Su lenguaje literario está constituido a partir de las formas coloquiales y populares del español hablado por los habitantes de Buenos Aires, contaminado por expresiones propias de otros idiomas a los que habían introducido las multitudes de inmigrantes que accedían a la Argentina. Beatriz Sarlo señala que:

“Con el vocabulario plebeyo, utilizado durante toda la novela, se construye un paisaje urbano y también a los personajes.”

Un claro ejemplo es el del zapatero andaluz:

“-Ezte chaval, hijo… ¡que chaval!...era ma lindo que una rroza y la mataron lo miguelete… (…)

-Ma lindo que una rroza…zi er tené mala zombra… (…) –Figurate tú… daba ar pobre lo que quitaba ar rico…tenía mujé en toos los cortijo…si era ma lindo que una rroza…”

Vemos como se construyen diversos registros verbales.

Al discurso de Silvio, el personaje principal, se lo estructura con una mezcla variada: utiliza vocablos del lunfardo porteño y vulgar entre algunos líricos o científicos.

Llama la atención el estilo elaborado, el tono lírico de muchas partes de la novela y el amplio número de metáforas y comparaciones poéticas. Los paralelismos y las anáforas. Así vemos como se entiende que el autor no comparte la lengua de sus personajes.

Algunos ejemplos son los siguientes donde vemos como la elisión del artículo le da un estilo lírico el texto.

“Chusma llamaban [las Irzubeta] al almacenero... chusma a la tendera... chusma al carnicero”.

“Menuda lluvia picoteaba el cristal...”, “Súbita tristeza me sobrecogió...”, “Congojosa sequedad del espíritu, peregrina voluptuosidad”

Arlt utiliza el lenguaje no solo para testimoniar un estilo del habla de una época o para transgredir con el estilo impuesto por autores anteriores, sino, especialmente para refractar un mundo urbano cargado de problemas contextuales, tales como “los inmigrantes y sus descendientes que luchan por integrarse a una ciudad distinta a la utópica existencia en el imaginario”

En otra obra literaria, del teatro grotesco, “Stéfano” de Discépolo, también el lenguaje juega un papel preponderante en cuanto a la utilización del mismo como símbolo de un nuevo contexto en el centro porteño con el boom de la inmigración.

“Stéfano” fue escrita por Armando Discépolo en el año 1928, en pleno apogeo del periodo de inmigración en masa.

En esta obra se retrata una familia de inmigrantes italianos de tres generaciones, siendo este hogar de inmigrantes una familia prototípica de la época, ya que en su gran mayoría los extranjeros en nuestro país eran de origen italiano.

El lenguaje es una fusión lingüística, en donde se entremezclan el idioma natal y el español con una clara entonación del italiano.

La manifestación del lenguaje en “Stéfano” sirve para separar estas tres generaciones.

Los abuelos, Alfonso y María Rosa, representan a los inmigrantes nativos. Stéfano, su hijo, también es italiano pero habla con mayor claridad, porque su lenguaje es quien podrá ayudarlo a cumplir con sus objetivos en la ciudad.

“STEFANO.- si, e trite mirar atrás. Por eso que mirar adelanta incanta (…)Todo lo que pasa en torno no l`interesa. L`alegría, el dolor, la fiesta, el yanto, lo grito (…)

ALFONSO.- Tú sei un frigorífico pe mé.

STEFANO.- Jeroglífico, papá.

ALFONSO.- Tú m`antiéndese.

STEFANO.- (Apesadumbrado) E usté no.

ALFONSO.- Yo no t`ho comprendido nunca.”

(…)

ALFONSO.- Cuando párlase conmigo te complícase.

STEFANO.- ¿si?... Me yena de confucione, papá. (Conmovido) Nunca quiero ser más sencillo que cuando hablo con usté.” (Pág. 77)

Aquí denotamos lo grotesco de esta obra. En palabras del autor:

“En el aspecto teatral, yo definiría el grotesco, como el arte de llegar a lo cómico a través de lo trágico”

Stéfano habla en un castellano bastante puro en el ambiente social y cuando se dirige a sus hijos, pero cuando interactúa con sus padres, los cuales hablan en un cocoliche,

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