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El arte de saber ver fútbol


Enviado por   •  16 de Noviembre de 2011  •  Ensayos  •  1.501 Palabras (7 Páginas)  •  625 Visitas

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Hacia principios de los años ’60 el director artístico del decano teatro de Freiburg, Hans-Reinhard Müller, fundado en 1866, se encontró de casualidad con Heidegger en un tren que venía de Karlsruhe. Al reconocerlo emocionado, Heidegger, ya era una estrella intelectual a nivel mundial, pretendió desarrollar un charla profunda sobre literatura y arte, cosa que no logró. Heidegger, que venía de dar unas conferencias en la Academia de Ciencias de Heildelberg, como un zorro-zen, esquivaba el bulto, ya sea con silencios o con monosílabos. De repente el filósofo, todavía bajo la impresión de un partido regional de fútbol, le habló todo el tiempo de un jugador maravilloso, un tal Franz Beckenbauer, que jugaba en un equipo mediocre, el FC Bayern Munich. Se deshizo en elogios por su estilo de juego, admirado relató la precisión y la delicadeza con la que trataba al balón, incluso con lenguaje corporal le visualizó al estupefacto director las fintas de su juego. Heidegger calificó a Beckenbauer, de tan sólo veinte años, de großartiger Spieler, jugador genial, además de subrayar su invulnerabilidad en al marca o lucha cuerpo a cuerpo. Müller además concluyó acertadamente que a Heidegger no le interesaba en absoluto el teatro.

Seguramente su locura por el fútbol se relaciona secretamente con su propia idea de lo que es el hombre en el mundo, de lo que debe entenderse por filosofía: una inquietud cultivada metódicamente y cuyo objetivo es abrir el mundo por medio de una praxis auténtica. ElFussball sería simplemente “la iluminación de los comportamientos que contemporaliza la Vida en su propio ser…”. El fútbol, como dispositivo de juego, es para Heidegger una verdaderaGe sam t kun stw e rk, una obra de arte total. El Ser es redondo, en suma.

El arte de saber ver fútbol

Es sabido que Leonardo Da Vinci tenía un

motto para definir toda fuente de sabiduría, tanto en el excelso arte como en la ciencia dura: sapere vedere! Saber ver bien, no “ver” a secas, era el fundamento casi intuitivo de una pintura compositivamente bella o el reconocimiento correcto de un cuerpo dolido. Da Vinci unía en esa visión

tanto la belleza como la razón, tanto la intuición espaciotemporal como la captación de las formas sublimes. Una máxima que podemos trasladar,v is-à-vis, al deporte en general y de manera especial al fútbol. Sin lugar a dudas en él tanto desde el punto de vista del espectador como del jugador, “saber-es-ver”. Si el espectáculo futbolero de enfrentamiento, táctica y estrategia detrás de un balón es de alguna manera, como decía Osvaldo Soriano “una guerra sin muertos, pero con conflicto”, la falta de visión “artística” es fatal a la hora de la contienda, de resolver el drama deportivo. ¿Qué sería de un líder en la víspera de la batalla decisiva si no contuviera en su mirada el campo de batalla y el más allá? ¿Qué sería de un

habilidoso jugador o del cerebro de un equipo si le faltara la facultad de demostración, de mostrar, de hacer ver su intuición especial sobre el espacio y el tiempo del juego? ¿Qué sería del deporte y su evolución artística si sus espectadores no poseyeran el arte de sapere vedere? Quedaría el simulacro atroz, la pura teatralidad, la estadística contable burguesa. En el caso del fútbol no puede hablarse que exista una manera unívoca de ver un partido como reconocía Panzeri. Es imposible: entre el máximo y el mínimo en este arte intuitivo hay una serie de degradaciones, por lo que se puede hablar de una herradura entre un “ver-ganar” y un “ver-jugar”. Y en el arco entre los dos extremos una pléyade de posiciones intermedias, que incluyen desde el “ver-no- perder”, a el “ver-un-jugador” hasta el “ver-por-tradición”. Muchos automáticamente dirán de gustibus non disputandum, sobre gustos no hay disputas, todo vale al mirar fútbol y listo. Todo es interpretación. Pero como nos disgustamos con el posmodernismo aplicado al deporte queremos profundizar más en esta vía iluminista de indagación. Básicamente coexisten dos paradigmas en este sentido: ver el fútbol es una oposición que nunca se cancela. Como decía Ernesto Lazzatti “el que acude a ver un equipo, va a verlo ‘ganar’. El que va a seguir un partido va a ver ‘jugar’”. ¿El saber ver en el fútbol se hace o es instintivo? ¿Hay unapaideia básica para conformar el gusto del hincha o la infancia en el futuro espectador de fútbol es destino?

Generalmente el “saber-ver”, como otras hipotecas genéticas, se hereda en su mayor parte: casi siempre en Occidente nuestro alter ego, nuestraimago masculina (en general nuestro padre, pero puede ser un tío simpático

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