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El desarrollo integral de los seres humanos


Enviado por   •  27 de Septiembre de 2012  •  2.046 Palabras (9 Páginas)  •  532 Visitas

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El desarrollo integral de los seres humanos promovido desde la escuela cada vez cobra mayor importancia. En la sociedad moderna es común encontrar que los profesores remplazan a los padres en la formación afectiva de los niños y esta labor comienza en el preescolar.

En los seres humanos el aspecto psicológico es motivo de reflexión generalmente hasta cuando se tiene un problema; es decir, no solemos pensar en este aspecto a menos que suframos o nos preocupemos por algún motivo. Sin embargo, nuestra situación psicológica es un delicado balance entre diferentes aspectos, por lo que lo idea es mantener una mente "estable, autodeterminada y con principios claros", además de estar al tanto de cómo esta cambia y evoluciona.

La falta de desarrollo afectivo en el hogar crea un alto grado de soledad en

los niños y reducidas oportunidades de desarrollar su afectividad.

Conceptos que en otra época se popularizaron como "madurez", "simpatía", "amor propio", "carisma" y "éxito social", entre otros, hoy en día son reconocidos por especialistas en psicología como "competencias afectivas" y su estudio ha llevado a la inevitable reflexión de cómo la escuela influye en el desarrollo afectivo de las personas.

Es claro que el antiguo paradigma se ha roto: antes, la familia formaba en valores y desarrollaba la afectividad y la escuela estaba encargada de dar conocimientos. La crianza estaba en manos de los padres: el padre trabajaba fuera de casa y la madre se encargaba del cuidado de los niños, los roles estaban bien definidos y los pequeños llegaban al colegio después de los cinco años de edad cuando, como dice Fernando Savater, "ya estaban domesticados", es decir, contaban con principios básicos sobre sí mismos y la vida en comunidad frente a sus iguales y a figuras de autoridad, conocían las rutinas establecidas, los valores personales y sociales, etc.

Ahora con las madres trabajadoras que pasan todo el día fuera del hogar y no se pueden dedicar exclusivamente a la crianza, la desintegración de las familias por diversos motivos como divorcios, familias monoparentales, entre otros, está muy cerca de convertirse en un común denominador. La escuela recibe niños desde muy temprana edad que no han tenido hermanos, no tienen tiempo con sus padres y no han recibido formación en valores y rutinas personales y sociales, así que es responsabilidad de las instituciones educativas cumplir con ciertas funciones que antes eran exclusivas de los padres.

Lo anterior sumado a los nuevos conceptos de igualdad, libertad y autoridad, donde el niño o el joven puede reclamar derechos, a la influencia de los medios de comunicación y a la modernización de las costumbres, configura una sociedad con niños en alto grado de soledad, reducidas oportunidades de desarrollar su afectividad y sin una mayor figura de autoridad a la cual respetar y seguir. De ahí la importancia de la escuela en lo que se ha llamado el desarrollo integral del individuo, que necesariamente pasa por las competencias afectivas.

El concepto en primera infancia

Las competencias afectivas han sido definidas como aquellas que nos permiten vincularnos con nosotros mismos (competencias intrapersonales), con los otros (competencias interpersonales) y en los grupos (competencias sociogrupales).

Las competencias intrapersonales generan una relación apropiada con nosotros mismos y nos permiten el autocontrol y el dominio de emociones y conductas, el autoconocimiento para saber quiénes somos y cómo somos y la autovaloración para formular juicios de valor acerca de nosotros mismos.Las competencias interpersonales nos facilitan querer, conocer e interactuar con otros, al entender cómo funcionan los mecanismos propios y los de los demás. Las competencias sociogrupales, como conocer, liderar y valorar grupos, determinan el nivel de integración social que logramos.

Estas competencias se comienzan a desarrollar desde el vientre materno y luego del nacimiento están asociadas al contacto físico. Juan Sebastián de Zubiría, director de Red Afectiva, un proyecto de la Fundación Internacional de Pedagogía Conceptual Alberto Merani, afirma que en los dos primeros años de edad se dan las bases para construir las competencias afectivas a nivel fisiológico "con la maduración de ciertas áreas del cerebro" y que hacia los cuatro o cinco años empieza el trabajo humano: "entonces es importante inculcar hábitos como vestirse, bañarse, hacer silencio en la mesa, comer, dormir y despertarse siempre a las mismas horas. Esto fortalece el aspecto intrapersonal y el niño comienza a conocerse a sí mismo, lo cual está muy asociado a lo que escucha que otros dicen de él. También en el trato con otros comienza a interiorizar normas, con relaciones distintas entre niños, sus iguales, y adultos".

Zubiría asegura que la sociedad postmoderna desea que los niños sean felices pero la felicidad no puede ser ilimitada: "hay que restringirlos, que no hagan lo que les da la gana: esto es apostar a largo plazo, ordenar al niño".

Una investigación realizada por Red Afectiva en la que participaron 6.000 estudiantes colombianos en edades de 4 a 12 años, en el año 2005, mostró que 56% de esta población tiene incompetencias afectivas y que más del 66% tiene serias dificultades para establecer vínculos fuertes con sus tutores afectivos (padre, madre, abuelos, docentes, etc.), ya que los conocen poco, las interacciones son escasas y poco profundas y, por lo mismo, la valoración es deficiente, presentando de esta manera los primeros indicios de soledad en la infancia, que se acentúan más adelante en la adolescencia.

Otras investigaciones de esta institución mostraron que 55% de los niños no tienen buenas relaciones con su familia, que más del 35% de los niños menores de cinco años tienen un vínculo flojo con su madre y que en los últimos cinco años este porcentaje ha aumentado de manera preocupante.

Las incompetencias afectivas se manifiestan con rebeldía, agresividad, apatía, aburrimiento, depresión y ansiedad: "el niño se come las uñas, mueve constantemente las piernas o alguna parte del cuerpo, le sudan las manos. Además le falta motivación, es muy tímido, se le nota retraído y solitario; en el aspecto intrapersonal, no tiene horarios, no hace juicios sobre sí mismo y su autoestima es baja", sostiene Zubiría.

En cambio, un niño con competencias afectivas es buen amigo, seguro, emprendedor, entusiasta, tiene buen autocontrol y no muestra

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