La Literatura infantill

Hablar de literatura infantil es un tema atrayente pues nos remonta a nuestra infancia, a ese pasado donde cantar y jugar a una ronda  tomados de las manos  y luego huir de un compañero que simula ser un gato; o  en la mar y los marineros que vendrán a visitarnos; o ser una cinta de cualquier color para luego salir corriendo; son imágenes que nos traen gratos recuerdo logrando transfigurar nuestros rostros manifestando en él paz, gozo y hasta una sonrisa.

Uno  de los objetivos fundamentales de la literatura infantil es la recreación, ya que estimula la imaginación y el deseo de actuar en el niño.

El canto, las rondas y las dramatizaciones  son los mejores medios para desarrollar sus aptitudes, crear hábitos y utilizar la energía  propia de este periodo.

Margarita Dobles R expresa que la verdadera función de la literatura infantil “va dirigida a la vida activa y a la motivación creadora” (Margarita Dobles, Literatura infantil, 1982.p.103)

De aquí surge su relación tan directa con el juego y otras formas de expresión que llevan al niño a su autorrealización. Pero ¿se limitan  los beneficios de la literatura infantil a la recreación y actuación solamente? ¿Permite el desarrollo psicomotriz del niño? Estas preguntas y otras siempre han sido objeto de interés para todos los que estudian el tema de la literatura infantil; y es que a través de la acción, por ejemplo, en las dramatizaciones, él desarrolla flexibilidad, movimientos equilibrados  y un mejor sentido de las proporciones .El canto y las rondas permiten el desarrollo del sistema fonador, así como la capacidad para apreciar la armonía y el ritmo.

Todo es posible en la literatura infantil, como en el juego,”porque está regido por la lógica de lo maravilloso, en el que el razonamiento no existe como tal, pues se tiene toda la voluntad de jugar, de querer colorarlo de maravilla y ensueño “(Repertorio Americano de Fabián  Robles,)

Otro de los puntos que suele ser discusión es el de la presencia del tema educativo .si bien es cierto el autor debe evitar plasmar de manera directa ese papel educativo  que en determinado momento podría jugar la obra; también lo es el hecho de que el maestro no puede perder de vista este propósito y la mejor manera de lograrlo es presentándole una literatura cargada de fantasía y emoción.

El autor de obras infantiles no tiene por qué ser didáctico cuando escribe ,no tiene por qué proponerse que en un cuento o en una poesía el niño aprende  a ser moral o no ser moral, lo que ocurre es que puede haber un cuento en que hay un problema moral ,pero será el lector quien se va a decidir por un campo de ese problema .es allí donde el maestro debe si así lo decide hacer uso de la didáctica y aprovechar el espacio para dirigir preguntas que ayuden al lector a cuestionar sobre temas específicos pero siempre orientando nunca imponiendo  para que sean los lectores infantiles o juveniles los que saquen conclusiones de que es lo malo y que es lo  buen del cuento  o la obra tratada. Dicho de otra manera el tema didáctico o esa formación ética en la obra debe estar implícita.

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