Los Procesos De Evaluación Que Inciden En El éxito O Fracaso Escolar.

Los procesos de evaluación que inciden en el éxito o fracaso escolar.

Autora Magdalena Lillo Sepúlveda

Uno de los fines que persigue la educación, sin duda es que todos estudiantes sin importar su situación social, económica y/o cultural puedan adquirir aprendizajes significativos y desarrollar habilidades de orden superior obteniendo así herramientas pertinentes para vivir en sociedad. Dentro del proceso formativo la evaluación de los aprendizajes tiene gran incidencia para verificar si los alumnos han alcanzado estos aprendizajes orientando la labor pedagógica, condicionando las prácticas del docente y las decisiones que este tome en el aula para mejorar la calidad de los aprendizajes. Actualmente la realidad del contexto nacional en los procesos evaluativos presenta una sobrevaloración a la obtención de una calificación situando entonces la nota como decidora frente al fracaso o éxito escolar. Por consiguiente si entendiéramos la evaluación como un proceso necesario y/o fundamental en el aula que delimita tanto, la planificación de la enseñanza, como el despliegue de diferentes estrategias y una gama de instrumentos que verifiquen que el alumno está alcanzado los aprendizajes se puede afirmar que La calidad de procedimientos utilizados por el docente en el proceso de evaluación son responsables del éxito o fracaso escolar.

En primera instancia se debe clarificar que la evaluación no es equivalente a un exámen que los alumnos se enfrentan al término de cada unidad de aprendizajes, sino que la evaluación debe ser entendida como un proceso complejo en que influyen diversos componentes que no sólo se atribuyen ni responsabilizan en su totalidad al alumno, sino que también al contexto escolar y a la calidad de las evaluaciones emitidas.

La calidad de procedimientos utilizados por el docente en el proceso de evaluación son responsables del éxito o fracaso escolar, ya que es el profesor quien dentro de su rol en el aula debe propiciar a los alumno instancias de evaluación que no impliquen sólo la realización de exámenes, sino que sean procesos coherentes con los contenidos abordados en clases e impliquen desarrollar las habilidades necesarias y utilizables en los alumnos. Sin duda dentro de la literatura uno de los exponentes más certeros para definir el rol del docente es el marco para la buena enseñanza en el cual se estipula claramente que dentro de las labores del profesor, la evaluación es fundamental tanto para la planificación de la enseñanza como para lograr que todos los estudiantes logren aprendizajes significativos.

Evaluar el progreso de los estudiantes es central en una enseñanza centrada en ellos. Sólo, a través de la evaluación del aprendizaje, los profesores pueden identificar si los alumnos han logrado los objetivos de una unidad o clase. El buen diseño de la evaluación del aprendizaje de los estudiantes implica que cada objetivo pueda ser evaluado, para ello se requiere identificar qué estrategias de evaluación serán coherentes para cada objetivo y para cada contenido esto conlleva que los profesores deben tener claridad de cómo se evaluará el trabajo de los estudiantes, además requieren identificar y comunicar muy claramente cuáles son los criterios de evaluación que se utilizarán y cuáles son los aspectos centrales que determinarán que los estudiantes aprendieron.

Si nos preguntamos entonces: ¿Por qué no dejar de creer que los exámenes nos indican qué estudiantes fracasan y qué estudiantes tienen éxito? ¿Por qué no pensar que los propios procedimientos de evaluación pueden ser en gran medida los responsables del fracaso escolar? Ante estas interrogantes podríamos encontrar variadas respuestas. Sin duda para restarle protagonismo a los exámenes actualmente implicaría darle mayor énfasis en la obtención del aprendizaje que a la ponderación

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