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Recensión metodologia. Recensión sobre: DELIBES, Miguel, Un mundo que agoniza


Enviado por   •  12 de Diciembre de 2015  •  Apuntes  •  1.198 Palabras (5 Páginas)  •  196 Visitas

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Recensión sobre: DELIBES, Miguel, Un mundo que agoniza, 7ª ed., Barcelona, Plaza & Janes Editores, S.A., (Col. Ave Fenix), 1.997.

Un rasgo que caracteriza a Miguel Delibes es su dedicación a la novela. Su aparición como escritor fue tardía, ya que no se dio a conocer hasta el año 1948, en que obtuvo el Nadal con La sombra del ciprés es alargada. También podemos decir que caracterizan a Miguel Delibes unas excepcionales dotes de narrador y que cuenta con una obra narrativa amplia, como ensayos, artículos y su frecuente colaboración en la prensa.

En su producción

se pueden distinguir varios períodos: una época inicial, integrada en sus dos primeros libros: La sombra del ciprés es alargada y Aún es de día. Una segunda época, compuesta por todas las novelas publicadas hasta Cinco horas con Mario (1966), que marca el comienzo de una nueva fase.
Aparte hay que mencionar su labor como autor de cuentos y relatos. Pertenece a la Real Academia Española desde el año 1974.
        El autor, con ocasión de su ingreso en  R.A.E., transmite un mensaje de parte de sus personajes de ficción: si el progreso moderno, el de la técnica y el consumo, equivale a la destrucción de la naturaleza, ellos renuncian a ese progreso.

        Quizá se le pueda tachar de reaccionario, pero no es así, ya que él no ataca el progreso humano, ni la ciencia y la técnica, sino la destrucción que esto puede acarrear. Así, pues, su credo es: “todo cuanto sea conservar el medio es progresar, todo lo que signifique alterarlo esencialmente es retroceder”. Esta es su tesis que va a defender en este libro.
        Delibes, a lo largo de esta obra, además de defender y presentar sus tesis, aboga por una armonía entre el progreso y el humanismo, que haría que la máquina y la ciencia estuviesen al servicio del hombre y no a la inversa. Intenta establecer las relaciones hombre- naturaleza en un plano de concordia. El autor, como hombre, no juzga ni condena, simplemente observa y narra.
El libro, ensayo,  Un mundo que agoniza, tras su lectura, podemos dividirlo en tres partes. Una primera parte sería la introducción, en la que el autor nos presenta lo  que él llama “su credo”, y lo que lo llevó a defender su tesis, que anteriormente he mencionado.

La segunda parte tiene el tono de una exposición- argumentación, en la que sigue diferentes puntos a través de diversos capítulos.
De este modo realiza un repaso del avance de la ciencia y la tecnología a través de las distintas ciencias, como son: física, química, biología, etc. Después va a denunciar la situación en la que se encuentra la humanidad, de la que se denotan consecuencias como “el culatazo del progreso”, que minimiza al hombre, a los principios éticos, a la idea de Dios, a la cultura humanística y a los propios sentimientos. Algo que manifiesta claramente, cuando dice en tono dolorido: “En este país se ha hablado de suprimir la literatura y un pueblo sin literatura es un pueblo mudo”.
En otro momento de su obra nos va a hablar del progreso, que comporta bienestar, dinero, civilización y hasta consumo. El progreso conlleva también dinero y afán del hombre por la ambición del poder, el deseo de sobresalir, de dominar, que se manifiesta en las relaciones de individuo a individuo, de Estado a individuo y de Estado a Estado.
La ambición de poder de las naciones tiene aún más riesgos, ya que nos lleva a una carrera de armamentos; hoy no es más fuerte quien tiene las armas, sino quien las tiene mejores. A esta guerra de armas se suman otras técnicas negativas para el hombre. Esta sed insaciable de poder conduce al hombre al uso y abuso de la naturaleza, “como si hubiera de ser el último inquilino de este desgraciado planeta, como si detrás de él no se anunciara un futuro”, por lo que la naturaleza se convierte así en el chivo expiatorio del progreso.
Otro punto que abarca el autor en esta segunda parte trata sobre la idea de un mundo inmenso, inabarcable e inagotable, el cual se destruye con la aparición de aviones supersónicos, la llegada del hombre a la luna, las reservas mundiales de plomo, mercurio, etc. Por lo tanto, es necesario analizar nuestro presente, con los problemas que ya tenemos: la pesca y el papel, porque el saqueo de la naturaleza es ahora irremediable según nuestro autor.
Tan importante como es el despilfarro, lo es la disposición del hombre para ensuciar el mundo, hasta el punto de hacerlo inservible, a cambio de un poco más de comodidad. Esta actitud encierra un peligro inmediato: la contaminación, efecto que se dan en el mar, donde se vierten elementos contaminantes como: residuos radiactivos, petróleo, etc. La influencia del hombre sobre el medio ha sido negativa, es el “culatazo del progreso”, cuyos efectos afectan al hombre, en el que producen afecciones psíquicas, ansiedad, angustia, etc.
Para finalizar con esta segunda parte, Delibes nos alerta, como hombre castellano y cazador, de la pérdida de especies animales, a la que contribuye la contaminación del mar.

La tercera y última parte es a modo de conclusión y defensa de su tesis. En esta, Delibes, después de haber expuesto sus argumentos, nos manifiesta que el sentido del progreso le disgusta tanto como que el desarrollo de la técnica se persiga a costa del hombre y que se plantee la educación técnica- naturaleza en régimen de competencia. El pesimismo del autor es patente, el cuadro que presenta es desolador, pero en todo momento Delibes nos recuerda que él transmite sus ideas, lo que él piensa del mundo, y, quizá, no la realidad.

Después de todo esto, podemos concluir diciendo que Delibes denuncia en este libro, con especial énfasis “la dorada apariencia del progreso”, en el que combina fe y desesperanza y resume su pensamiento.
Este pensamiento que tal vez no se aleje tanto de la realidad, ya que nos percatamos de que día a día ocurren situaciones similares, en las que se ponen en peligro la seguridad de los animales, y se atenta tanto contra la naturaleza y el medio ambiente, como contra los mismos seres humanos, haciendo caso omiso a todo tipo de valores y sentimientos. Algo que vemos reflejado de algún modo en el libro. Por esto tras muchos efectos destructivos del progreso podemos preguntarnos sobre el beneficio que supone y si es conveniente ante el desencanto, esperanzarnos en la creencia de una era de progreso. En mi opinión, creo que hay que adoptar un punto medio, prudente, que nos conduzca a lo bueno y útil, a saber conjugar la tradición y renovación, sin renunciar a ninguna de los dos, ni tampoco dejarnos dominar por ellos, haciéndonos esclavos, alcanzando de esta manera la armonía propuesta por Miguel Delibes en su libro, estableciendo las relaciones hombre- naturaleza en un plano de concordia.





Ros Esparza, Jesús
Junio 1.999

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