Cuestiones éticas en ciencia y tecnología
davidcarrilloDocumentos de Investigación13 de Noviembre de 2012
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Ciencia, Tecnología y Sustentabilidad
El Escorial, julio 2004
Cuestiones éticas en ciencia y tecnología: análisis introductorio y bibliografiai
Carl Mitcham
La Ética implica el estudio de, y el juicio sobre, la conducta humana. Todas las discusiones tradicionales en política suponen ciertas conclusiones acerca de la naturaleza y conducta humanas, aunque sólo se trate de la negación de tal naturaleza, y proceden a examinar qué se deriva para la vida común de tales conclusiones.
La Ética a Nicómaco de Aristóteles, por ejemplo, comienza con un intento de identificar el bien en la acción individual, observando que, aunque todos dicen que el bien es la felicidad, no todo el mundo está de acuerdo acerca de qué constituye la felicidad. Algunos consideran que es placer físico, otros honor y otros conocimiento. En su intento de resolver este desacuerdo, Aristóteles considera las diversas conductas humanas y sus perfecciones o virtudes. Estas son las virtudes de la vida en común o política (coraje, templanza, justicia, etc.) y de la vida intelectual (ciencia y capacidad). La legislación o el establecimiento de instituciones sociales, argumenta Aristóteles, son necesarios para conseguir la realización de cualquiera de estas virtudes con alguna regularidad. De un modo similar, es necesario un conocimiento del bien para emprender el examen crítico de las políticas. La Política de Aristóteles, por tanto, pone en práctica y realiza referencias explícitas a las ideas centrales de la Etica.
Desde sus comienzos, la reflexión ética también ha involucrado con frecuencia discusiones sobre ciencia y tecnología (incluyendo la medicina) --normalmente asociando, y ocasionalmente disociando, las esferas técnica y moral. En la Etica a Nicómaco, ciencia y téchne (la raíz griega de "técnica" y "tecnología") se describen como virtudes intelectuales, tomándose ejemplos de las artes y la medicina al explorar la naturaleza de tales cualidades. Durante el mismo periodo, el juramento hipocrático presenta formulaciones de principios éticos generales para la conducta médica profesional.
En contraste, 2.000 años más tarde, cuando Immanuel Kant consideró la relación de la ética con la ciencia y la técnica, trató de distinguir radicalmente entre el conocimiento ético y el conocimiento científico, y entre los imperativos morales o categóricos y los imperativos técnicos. Los imperativos morales auténticos exigen nuestra lealtad bajo toda circunstancia. Por ejemplo, siempre se debe decir la verdad. Los imperativos técnicos son obligatorios de una forma meramente hipotética. Debería construirse una casa de tal y tal forma sólo si es necesario cumplir tales y tales especificaciones.
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El Escorial, julio 2004
Sin embargo, hay fundamentos para identificar históricamente dos actitudes éticas generales respecto a la ciencia, la técnica y la medicina. Desde Platón y Aristóteles hasta el Renacimiento, la ciencia y sus correlatos técnicos eran objeto de restricciones religiosas y políticas ampliamente aceptadas. La sociedad y el estado eran considerados como la guía apropiada para decidir si se impulsaba o no el desarrollo de la astronomía, o el modo en que debían construirse las casas. La ciencia y la tecnología sin algún tipo de guía política o cultural eran juzgadas como formas deficientes de conocimiento y actividades socialmente desestabilizadoras, si no moralmente perniciosas.
No obstante, desde el Renacimiento, y especialmente en la época de la Ilustración, las restricciones políticas y culturales fueron suprimidas efectivamente, siendo reemplazadas por un nuevo compromiso ético respecto al desarrollo sin trabas de la ciencia y la tecnología para "el bienestar de la humanidad" (the relief of man's estate --Francis Bacon). El Estado, simplemente, debería invertir todo lo posible en la ciencia. Los científicos deberían gozar de autonomía en el ejercicio de su profesión, mientras que la economía de mercado, como una especie de proceso neutral para la promoción de las tecnologías más eficientes, guiaría el desarrollo técnico. La ciencia se presentaba como la única forma verdadera de conocimiento; y sus aplicaciones en medicina y tecnología industrial, como fuentes de ilimitados beneficios materiales para todos.
Desde mediados del siglo XVIII, y como reacción a las ideas científicas modernas y, más tarde, al impacto social de la Revolución Industrial, surgieron una serie de re-evaluaciones éticas de la ciencia y la tecnología, y después, de la medicina. La idea central de estas re-evaluaciones es observar que, aunque la ciencia y la tecnología son formas poderosas de conocimiento muy atractivas para la sociedad, y que con frecuencia, a primera vista, parecen promover el progreso, en muchas ocasiones se hallan también íntimamente ligadas a efectos colaterales no deseados o a resultados de segundo o tercer orden que están lejos de ser beneficiosos.
Es posible resumir estas tres actitudes --que pueden llamarse "escepticismo moral", "promoción moral" y "duda moral"-- por medio de la siguiente tabla:
Escepticismo moral
La ciencia y la tecnología son formas defectuosas de conoci-miento y formas de acción humana social-mente desestabilizado-ras.
Promoción moral
La ciencia y la tecnología son verdade-ras formas de conoci-miento y son social-mente beneficiosas
Duda moral
La ciencia y la tecnología constituyen formas poderosas de conocimiento y acción que son muy atractivas pero que a veces tienen efectos colaterales no deseados.ii
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El Escorial, julio 2004
El cuestionamiento ético de la tecnología, una problematización que es el fundamento y conduce directamente a todas las discusiones políticas contemporáneas sobre la tecnología, no surge repentinamente, sino en relación con una serie de desarrollos tecnológicos. El descubrimiento y la aplicación de la energía nuclear, el reconocimiento de la contaminación ambiental, las innovaciones y las manipulaciones biomédicas, y las modernas tecnologías de la información han dado lugar a reflexiones y análisis distintivamente éticos. El presente texto tiene precisamente como objetivo revisar dichas áreas de interés ético, así como diversas cuestiones en ética de la ciencia, ética ingenieril profesional, y ética de la tecnología en general. Cada uno de los apartados consta de una breve historia, la identificación de los problemas básicos y una selección de referencias bibliográficas. (La gran cantidad de referencias en inglés, o traducciones de éstas, refleja el hecho de que muchas de estas discusiones, especialmente las que se refieren a ética ambiental, bioética y ética informática, se han originado en Estados Unidos).
Muchos de estos análisis presuponen algún conocimiento de la discusiones en historia, economía y filosofía de la ciencia y la tecnología, especialmente en la medida en que estas forman parte del campo general conocido como Ciencia, Tecnología y Sociedad. Otras fuentes interesantes que revelan el desarrollo de la percepciones morales se hallan en la literatura y cultura popular (especialmente en los libros y películas de ciencia ficción), así como en los procesos legales. Películas como "Terminator" (1984) o "Robocop" (1987) exploran nuestra ambivalencia respecto a la simbiosis humano-máquina. De un modo similar, las extensiones legales de la responsabilidad empresarial en los accidentes industriales, la legislación de protección del ambiente y del consumidor, y las decisiones judiciales en casos biomédicos (como los relacionados con cuándo retirar los sistemas de mantenimiento artificial de la vida, la propiedad de los óvulos fertilizados in vitro, los derechos de las madres de alquiler, el aborto y las transfusiones de sangre en menores o miembros de ciertas religiones, la eutanasia, los trasplantes de órganos, etc.) contribuyen a nuestro compromiso ético con la tecnología.
Ética en ciencia
"La exaltación de la ciencia pura es [...] una defensa [de] la investigación científica como una actividad socialmente valiosa [...] Las comodidades y ventajas que se derivan de la tecnología y, en última instancia, de la ciencia [también] invitan al apoyo social de la investigación científica"
-- Robert K. Merton (1938) iii
Hay tres enfoques diferentes, aunque relacionados, respecto a la ética en ciencia. En primer lugar, dado que la distinción entre ética y ciencia se ha expresado con frecuencia como la distinción entre hechos y valores, hay análisis que tratan de salvar ese hiato, bien argumentando el "hecho" de que los seres humanos tienen y necesitan valores, o bien manteniendo que la promoción de la investigación de los hechos científicas es en sí misma un "valor". En segundo lugar, algunos enfoques exploran la ética profesional de la práctica científica, por ejemplo, los principios morales y valores de los científicos en tanto que científicos. En tercer lugar, otro enfoque argumenta que debido al impacto social de la
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ciencia moderna, los científicos deberían adoptar alguna forma de ética social, entrando así en el campo del análisis de la política pública.
Si dejamos de lado el primer enfoque, que tiende a ser fundamentalmente teórico, el segundo y el tercero pueden describirse, respectivamente, como un análisis internalista y otro externalista sobre la ética en ciencia. Con respecto a los enfoques internalistas, el
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