EL ENCUENTRO DE LA POESÍA Y LA FILOSOFÍA

EL ENCUENTRO DE LA POESÍA Y LA FILOSOFÍA

“Los poetas tienen cien veces mejor sentido que los filósofos.

Buscando la belleza encuentran más verdad que ellos”.

Joseph Joubert

Carolina Quintero 

A mi modo de ver, determinar la esencia de la poesía por sí misma es un trabajo difícil, si esa determinación se hace desde la Filosofía, la tarea es más compleja. Si la poesía es la forma por excelencia de expresar experiencias y sentimientos, la Filosofía es entonces, la forma en la que se piensan los mismos pensamientos, y sin embargo, ambas derivan del ser. Filosofía y poesía están sujetas nada más que al hombre, porque por el son posibles, y en ello radica, o de ese hecho deriva justamente su esencia, la libertad. Ambas son expresiones de experiencias, de sentidos y de pensamientos; ambas son tan propias del ser humano que con seguridad nos hemos visto reflejados o plasmados en un poema porque éste recrea nuestros sentimientos y experiencias, o nos hemos visto en sistemas filosóficos o en sistemas de ideas porque ellos expresan lo que ya habíamos pensado o presentido. La pregunta es entonces ¿Acaso no puede ser esto trasladado, en el sentido de que lo que pienso también un poema lo dice, y lo que siento y experimento un sistema de ideas lo explica? ¿Son acaso el pensar y el sentir cosas opuestas? ¿Existe entonces encuentro entre estas dos formas humanas, la poesía y la Filosofía? Dice el poeta Antonio Machado:

Dice la razón: Busquemos la verdad.
Y el corazón: Vanidad. 

La verdad ya la tenemos.

La razón: ¡Ay, quién alcanza la verdad!
El corazón: Vanidad. La verdad es la esperanza.

Dice la razón: Tú mientes.
Y contesta el corazón:

Quien miente eres tú, razón, 
que dices lo que no sientes.

La razón: Jamás podremos

entendernos, corazón.
El corazón: Lo veremos (1993, p.105).^[1]

La poesía es en y para la filosofía una forma de lenguaje particularísima; cada palabra y verso son construcción de sentido; es la poesía un todo indivisible, una urna de ideas, de sentimientos y de experiencias que tienen vida propia; la poesía en éste sentido se hace sobre sí misma. Frente a la Filosofía, podemos decir que una diferencia (entre la una y la otra) radica precisamente en el lenguaje y su uso: en la poesía por un lado, su lenguaje metafórico es musical, bello y estético, y en la Filosofía por otro lado, el lenguaje debe ser regulado, formal, argumentativo; sin embargo ambas expresan el pensamiento, el sentido y la experiencia, ambas son lugar de la libertad, y por esa razón no se deben escindir, sino ser reconocidas en su relación de complementariedad; ellas son comprensión y visión de mundo y ellas como ninguna otra disciplina o forma de creación humana, crean comunicación y diálogo entre los hombres.  

Varios son los filósofos que le han reconocido a la poesía su valor por su lenguaje especial, por ejemplo Parménides y su poema de ser, o Nietzsche y sus aforismos y por los cuales en torno a él hay toda una discusión académica de si fue filósofo o poeta, o ambas cosas; o Heidegger (1992) quien hablando de la esencia de la poesía desde la obra de Hölderlin afirma que la poesía es la música del alma. La poesía, afirmamos en éste punto y la Filosofía, se encuentran integradas además en sus temas: el hombre mismo, el amor, la muerte, la libertad, la vida, y más. Podemos decir también con una clásica intuición de María Zambrano que la Filosofía en esencia es pregunta y la poesía en esencia es respuesta y hallazgo. También vale decir que los versos del poema, son a su vez y en su forma específica, planteamientos filosóficos, dijéramos es una Filosofía bella. El poema por otro lado, en su infinita comunicación, no es una unidad de pensamiento y experiencia cerrada, el poema es apertura del poeta y del lector del poema, apertura de comprensión del mundo, porque cada generación de hombres que leen el poema pueden reinventarlo en el sentido de que el poema como toda obra de arte, nunca deja de decir y su significado siempre está actualizándose. De igual modo la Filosofía y los sistemas de ideas se encuentran en un constante diálogo con la generación que la estudia y con los mismos filósofos que arremeten o beben de una fuente anterior a ellos. Ese diálogo, tanto en el caso de la poesía como en el de la Filosofía, transforma a ambas en mejores, en un horizonte abierto de interpretación y discusión: nosotros mismos nos reinterpretamos. En éste orden de ideas, la autora de éste escrito, ve en la poesía cierta ventaja frente a la Filosofía, puesto que ésta última se ha visto demasiado movida por las afirmaciones y negaciones que se dan en la pugnas filosóficas, la más conocida de todas Racionalistas Vs Empiristas, o Parménides Vs Heráclito, y otras; mientras que algunos filósofos se han preocupado por negar a otros filósofos, la poesía solo afirma por la palabra. Y es porque la Filosofía ha pensado mucho, pero no ha sentido mucho, como si lo hace el poeta; dice Zamora:

...