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Ensayo El Valor De Educar

JIM2E6 de Marzo de 2014

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INTRODUCCIÓN

En mi opinión esta obra es una reflexión sobre la educación y su importancia como base de una moral y de una ética, en esta obra el autor quiere hacer énfasis en el gran compromiso y el inmenso valor que tiene el proceso de educar. Así como darle la importancia necesaria a todos y cada uno de los miembros que participan en este proceso.

Entiendo que en la licenciatura de pedagogía la responsabilidad de formar parte de la formación de cualquier individuo es en nuestros días una gran labor, actualmente las circunstancias en las que estamos viviendo no basta con ser un facilitador de conocimientos, si no que también deberemos poner importante énfasis en la

Transmisión de valores y en la forma de cómo ser un buen mediador para toda la cantidad de conocimientos que se adquieren por medio de los medios de comunicación y del medio ambiente.

Me parece que esta lectura es, al menos para mí una guía de cómo aprender a enseñar.

Creo que el autor a lo largo de esta escritura desarrolla seis temas que son los siguientes.

•El aprendizaje humano

•Los contenidos de la enseñanza

•El eclipse de la familia

•La disciplina de la libertad

• ¿Hacia una humanidad sin humanidades?

•Educar es universalizar

Temas que intentare desarrollar bajo mi punto de vista a lo largo de este ensayo.

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Prologo

La carta a la maestra

Esta carta , la cual es dirigida a esa mujer que más que madre es la primera maestra de nuestras vidas. Fernando Sabater la llama ³amiga´ y una manera de halagarla, pues aunque también existe el ³amigo´ maestro hace hincapié en el sexo femenino ya que la educación se ve representada en gran cantidad por este género y como ofrenda de amor a este ser que inspira admiración, de la cual se convierte en la razón primordial de esta carta. La educación es la vocación más sublime, dedicada, generosa y totalmente necesaria y que nos lleva a una sociedad civilizada, y es que la escuela está catalogada como la que debe censurar las aptitudes negativas, además de la poca valoración del trabajo de maestras y maestros. Todas las deficiencias de la sociedad señalan a la escuela como el lugar que debe prevenir tales deficiencias que con el paso del tiempo se hacen más difícil de corregir, dando por entendido que l os que están al mando de impartir esa enseñanza tan fundamental, tristemente no se les tiene consideración, ni la mejor remuneración y mucho menos publicidad con los medios de comunicación. La cultura popular da por sentado que el que es maestro es incapaz de ejercer otro tipo de profesión, gente mediocre y que se ve muy mal reflejado en el dicho ³pasar más hambre que un maestro de escuela´. Cuando se dan inversiones para darle dignidad a la educación se da en su mayoría a la educación superior, y la educación inferior ¿Qué?, ¿debe resignarse con lo poco? Todo esto es una completa locura. Para los que dicen que los maestros son de ³cuarta´, deben dar por hecho que la sociedad en la que vivimos también es de³cuarta´.La educación no avanzará mientras no se tome como al prioritario. Para la política, la educación debe ser una herramienta, pues mientras haya una buena oferta escolar puede obtener el apoyo de las personas que votan y así nadie podrá dar ninguna queja. Para educar hay que ser optimistas y creer que la enseñanza no es un fracaso, ya que educar es humanizar a una humanidad. Sé por experiencia propia que los padres quieren que sus hijos reciban la educación que ellos no pudieron recibir, bien sea, porque ellos no hayan podido alcanzar una educación o porque aunque hayan recibido educación no fue la mejor. Una educación así no sea buena tiene suficientes herramientas positivas para el que la recibe pueda transmitir el deseo de hacerlo mejor con otras personas.

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El aprendizaje humano.

“Ser humano es también un deber”. Me parece que esta es una idea fundamental, ya no

dentro del ensayo, sino para la educación y para la vida. Nadie nace humano en tanto que nadie nace socializado. Se trata de una cuestión de ciudadanía, civismo, o ciertos valores que la sociedad occidental considera universales. Valores para los que en esencia educamos. Se acuña el concepto de neotenia, como el proceso de llegar a ser humano. Toda la obra está impregnada de un obligado halo filosófico: “Todos los hombres mueren jóvenes”. Se compara el desarrollo humano con el del mono, reparando en el hecho de que el humano, a diferencia del mono, nunca deja de aprender, y define la pérdida de esa facultad como la más irreversible de las ancianidades. Se habla también de dos gestaciones, una en el útero, de carácter físico, y otra en la matriz social. Es decir, la formación de nuestro cuerpo para ser vivo, y la formación como individuo social para ser persona. Ésta segunda, tiene un carácter totalmente intencional, dejando patente que la educación es un artificio del hombre para ser hombre. Un acto contra natura para ser, dado que la naturaleza del ser humano, es ser antinatural. En esta aparente contradicción, estriba nuestra realidad como civilización: La persona se define a sí misma a través de la educación y la socialización, o dicho de otro modo, somos lo que queremos ser. O por lo menos, lo intentamos. Se trata de un condicionamiento cultural que entendemos necesario para compartir nuestra humanidad. La educación es un hecho social. La necesidad de la educación se muestra obvia ante la constatación de la ignorancia. Esto es, el deseo de hacer saber a aquellos que no saben, y esto nos convierte a todos en maestros en potencia, en el sentido en el que todos aprendemos de todos. Sin embargo, no todos estamos capacitados para enseñar cualquier cosa. De esto se desprende, la experiencia como valor fundamental en la educación. Importante es también entender la trasmisión del conocimiento como “compartir significados”, quiere decir, la imagen mental que elaboramos para definir conceptos y relacionarnos a través de éstos. Establecemos una diferencia entonces entre “procesar información” y “comprender significados”. Esto hace referencia al aprendizaje significativo, y no meramente reproductor o memorístico. No tiene la misma dimensión asumir una información, que vivenciar un aprendizaje, y el aprendizaje al que se hace referencia a lo largo del capítulo, consiste en enseñar en qué consiste ser humano: “La educación es la revelación de la condición humana como un concierto de complicidades irremediables.”

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Los contenidos de la enseñanza.

Una vez establecido el porqué o para qué enseñamos, partiendo de ello como una necesidad o premisa, el paso lógico es ahora plantear qué enseñamos. A modo de enlace, se retoma la dualidad humana de naturaleza complementaria (herencia biológica y cultural), para divagar acerca de la importancia del tiempo y su concepto. Es el paso del tiempo y la experiencia la que empuja a las luces de la necesidad de la institución educativa. El saber empírico y tradicional, propio de la familia, se presenta desfasado ante la necesidad de transmisión del saber científico y racional que promulga la escuela. Son dos dimensiones distintas (educación formal e informal) que se complementan y se presentan como igualmente necesarias. Ocurre, cada vez más hoy, que las funciones que tradicionalmente ocupaba la familia, en cuanto a socialización primaria y educación en valores, se delega en la escuela, como un modelo más cercano al capitalismo y al consumo, en el que el niño es el cliente y la educación un producto. Esta tendencia es bien negativa, porque provoca por un lado, un marco demasiado cómodo para el alumno, que espera pasivo a recibir un producto que lo satisfaga o divierta; y por otro, una situación despreocupada de la familia que entiende que la escuela se ocupará tanto de la educación como de la instrucción del niño, evadiendo así responsabilidades como progenitores. Este contexto invita poco al esfuerzo por parte de padres y alumnos hacia una educación comprometida y mejor. Si bien, también es cierto que demasiados maestros se desentienden del papel de la familia a todos los niveles de su quehacer. Es por ello que la dicotomía educación-instrucción se presenta obsoleta, porque no se entiende una educación sin conocimientos, ni una instrucción sin principios. Ambas deben complementarse del mismo modo que la escuela se complementa con la sociedad. Se incide nuevamente en la doble dimensión educativa (educare, exdúcere) y se apostilla “lo importante es enseñar a aprender”, “formar fábricas, y no almacenes”. Se refiere a la metodología activa en la que el alumno experimenta el descubrimiento,

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