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La Comunicacion Eficaz


Enviado por   •  2 de Mayo de 2013  •  6.152 Palabras (25 Páginas)  •  1.204 Visitas

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REPUBLICA BOLIVARIANA DE VENZUELA

MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA LA EDUCACION

INSTITUTO UNIVERSITARIO ANTONIO JOSE DE SUCRE

ALUMNOS

MENCION: 79

INDICE

INTRODUCCION……………………………………………………………….3

CONTENIDO……………………………………………………..…………..4-28

CONCLUSION……………………………………………………..…………..29

INTRODUCCIÓN

Toda persona tiene en su interior sentimientos, que según su personalidad puede manifestarlos de diferentes maneras. Muchas veces esta manifestaciones dependen de otros factores, según el lugar físico, sentimental y emocional, éstos pueden influir positiva o negativamente en la formación de la persona o sea en la Autoestima.

Este tema lo desarrollaremos debido a que estamos en una etapa en la cual intentamos definir nuestra personalidad, tomando diferentes modelos ya que nos relacionamos en distintos ámbitos. A demás nos interesó ya que era un tema en el cual teníamos escasos conocimientos. Esto nos motivó a investigar a fondo el tema ya que lo consideramos importante para el desarrollo y la constitución de una buena vida.

LA COMUNICACION

Para lograr nuestro objetivo de conseguir una buena comunicación debemos tener en cuenta una serie de factores. Para que el mensaje que queremos transmitir sea eficaz, este debe cumplir una serie de requisitos imprescindibles:

A- Claridad: los mensajes deben ser claros, fácilmente decodificados e inequívocos.

B- Precisión: la información transmitida en el mensaje debe ser precisa y completa.

C- Objetividad: la información transmitida por el Emisor debe ser veraz, auténtica, lo más imparcial posible, es decir, objetiva.

D- Oportuno: el mensaje debe transmitirse en el momento preciso, es decir, aquel en el cual surge el efecto adecuado para el fin que se desea conseguir.

La comunicación eficaz es la base de las relaciones humanas exitosas en cualquier ambiente donde el hombre deba interactuar con sus semejantes. Y aunque podría entenderse el término explícita mente en lo que tiene que ver con los mensajes hablados, la comunicación eficaz involucra toda una serie de elementos mucho más complejos.

La comunicación eficaz se define como el correcto y responsable uso de todos los elementos y canales de la comunicación.Esto implica no enviar mensajes contradictorios o ambiguos a una persona o grupo de personas que desestimen la imagen y el respeto del emisor.

La comunicación eficaz comprende cuatro factores determinantes en la transmisión y asimilación correcta de los mensajes que damos:

Lenguaje Verbal Presencial:

Que involucra las palabras. E influencia la comunicación según la PNL (Programación Neurolingüística) ciencia que estudia el éxito en un 7%.

Lenguaje no Verbal Presencial:

Que involucra el tono de la voz y el lenguaje corporal: posturas, gestos y movimientos con el cuerpo lo cual según la PNL Programación Neurolingüística afecta la comunicación en los siguientes porcentajes: tono de la voz 38% y lenguaje corporal 55%.

En esta parte juega papel importantísimo una adecuada presentación personal dado el contexto donde se desarrolla la comunicación.

Lenguaje Verbal no Presencial:

Que involucra las palabras que una persona habla con otra(s) sin estar presente físicamente y sirviéndose de mecanismos de la tecnología moderna para la comunicación como: teléfonos, cámaras web, etc.

Lenguaje no Verbal no Presencial:

Que involucra el tono de la voz y el lenguaje corporal: posturas, gestos y movimientos con el cuerpo que hace una persona con otra(s) sirviéndose de la tecnología moderna como teléfonos, cámaras web, etc. Pero también con las acciones que esta persona tome en favor o en contra de otra persona o grupo de personas.

La comunicación eficaz como se ve comprende todos los aspectos anteriormente descritos y necesita que cada uno por separado sea sopesado y cuidadosamente ejecutado.

Generalmente la comunicación eficaz se asocia con desarrollar o emplear técnicas de comunicación verbal y corporal para que una persona o público determinado capte o en tienda lo mejor posible el mensaje que queremos transmitir.

Esto formaría parte de los aspectos No. 1 y No. 2 que son el Lenguaje Verbal Presencial y el Lenguaje Verbal no Presencial. Si bien esto es es correcto y necesario para establecer un buen comienzo en la comunicación eficaz, muchas personas omiten o no prestan mucha atención los siguientes elementos: Lenguaje Verbal no Presencial y Lenguaje no Verbal no Presencial.

En el caso de los lenguajes: Verbal presencial y no Verbal presencial lo que se busca es que todos los elementos de la comunicación sean coherentes al dar el mensaje.

Por ejemplo una persona puede hablar bien de un tema, sin trabarse y con un buen tono de voz. Sin embargo si al hablar ante un grupo de personas esta misma persona suda y no mira al público a los ojos, su lenguaje corporal o no verbal la traiciona y transmite una inseguridad total en lo que está diciendo aunque sea cierto. Y el mensaje no llegará a las personas o rebotará en la gran mayoría de ellas.

Otro escenario nada agradable es cuando una persona está tratando de comunicar una idea pero está pensando en algo diferente, lo cual por ejemplo se ve en muchos vendedores que desde el comienzo de la presentación de su producto o servicio no están pensando en ayudar genuinamente al cliente sino en cerrar la venta a como de lugar , lo cual se transmite enseguida con un tono de voz interesado, excesivamente complaciente o agresivo lo cual capta a nivel inconsciente el cliente y de inmediato opone resistencia a la compra del producto.

Aunque lo que más transmite en el caso de la comunicación presencial es lo no verbal como el lenguaje del cuerpo, los gestos, el contacto visual y el tono de la voz, esto no quiere decir que las palabras se deban descuidar como se ve en las personas que en simples conversaciones o al hablar en público usan muletillas, se traban o tartamudean.

Muchas personas envían mensajes contradictorios o ambiguos a su(s) interlocutor(es), ya que con las palabras dicen una cosa pero como están pensando algo diferente, inconscientemente esto se manifiesta en su tono de voz, lenguaje corporal y acciones que delatan sus verdaderas intenciones y así pierden total credibilidad.

Cuando la comunicación se hace de forma no presencial utilizando mecanismos tecnológicos de voz y datos o cámaras digitales pesará más el tono de la voz y las palabras aunque el contacto visual y una expresión del rostro atenta e interesada hará su parte si se utiliza adicionalmente una cámara web de un teléfono o PC.

Existen también otra serie de elementos que unidos a los anteriores son altamente favorables para establecer una comunicación eficaz:

Crear sintonía con la otra parte:

Esto involucra interesarse sinceramente por los gustos, las necesidades, situaciones y problemas que tiene la otra persona antes de hablar de lo propio. Y para esto una cortesía honesta es la mejor herramienta preguntando acerca de su vida, su familia, trabajo de forma general, que le gusta, etc.

Escuchar atentamente y después hablar:

Existe en muchos seres humanos la tendencia innata a dominar una conversación de forma activa, es decir hablando de lo que les interesa sin parar desde el comienzo del encuentro con otra persona y en corregir las ideas que exprese el interlocutor. Lo cual es un pésimo elemento para la comunicación eficaz.

No se puede hacer un monólogo de una conversación entre dos personas ya que esto demuestra un total egocentrismo además de perderse de información altamente valiosa como es la que se obtiene al escuchar las experiencias ajenas. Para lograr esto, lo más recomendable es que en lugar de comenzar a hablar sin parar de las propias ideas e intereses, hacer preguntas inteligentes al interlocutor sobre sus experiencias e ideas ,y después de escucharlo primero hablar y expresar las propias ideas y opiniones.

Evitar los comentarios negativos y el denigrar a otras personas o grupos:

Este es un punto central dentro de la comunicación eficaz. Cuando una persona esparce comentarios negativos de otros o se expresa inmoderadamente de otros para resaltar una propuesta o una idea, transmite un mensaje de desconfianza en aquel o aquellos que lo escuchan que no pueden ver al emisor como una persona honesta e íntegra sino como alguien en el que no se puede confiar y que va a hablar mal de cualquiera a sus espaldas.

A modo de comparación esta es una táctica comercial que emplean los malos vendedores al hablar mal de su competencia, comentándole a sus clientes o prospectos los defectos de las otras marcas o compañías lo cual en lugar de crear confianza y lealtad genera: duda, desconfianza y aislamiento en los clientes.

Satisfacer la necesidad de argumentos lógicos y emociones:

Las decisiones a nivel humano se toman en conjunto. Es decir aunque generar emociones positivas es algo definitivo para generar un acuerdo, una venta o una propuesta para que sean aceptadas requieren de una preparación intelectual adecuada para ilustrar y hacer entender el significado y los beneficios de aquello que se quiere ofrecer, sino se hace esto el resultado será un saboteo en las emociones de la personas o personas que nos escuchan, que al no ver conocimiento y seguridad en lo que se dice cambiarán rápidamente sus emociones de positivas a negativas. De interés y acogida a duda y rechazo.

Saber expresar las ideas y propuestas en el momento adecuado:

No existe nada peor que emitir o transmitir mensajes en el momento menos indicado. Por ejemplo en el caso de un empleado que solicita un aumento de sueldo a su jefe cuando este se halla tensionado o la empresa pasa por un momento difícil. Otro error muy común donde se presenta esto es en las relaciones sentimentales cuando durante el cortejo una de las partes se emociona tanto para que la acepten que fuerza las circunstancias y obtiene un no en lugar de un sí.

Evitar las palabras vulgares y obscenas:

Este es uno de los puntos más peligrosos a la hora de establecer una comunicación eficaz. Los chistes verdes, las palabrotas y los comentarios vulgares que hacen algunos para parecer simpáticos y amigables al transmitir una idea, son un arma de doble filo porque dejan ver claramente que el que habla es una persona ordinaria que no se respeta a sí misma ni a otros. Quienes lo escuchan si son personas respetables y de valores pueden hacerse los desentendidos por el momento pero aislarán a esa persona o le harán el reclamo haciéndole quedar mal. En cualquier caso la persona perderá su imagen y la buena estima que le hubieran podido tener.

Presentación personal adecuada de acuerdo al contexto:

Cada ambiente exige una presentación acorde a la situación. Por ejemplo nadie va la playa o a una piscina con vestido de calle o con traje de invierno. Sin embargo hay personas que incursionan en ciertos ambientes de forma intrépida e inapropiada obteniendo rechazos por ir en contra de las reglas sociales.

Este caso se ve con frecuencia tanto en los negocios tradicionales como en los virtuales, donde una persona mal presentada para la ocasión quiere convencer a su cliente o prospecto de las bondades de su producto o servicio con una imagen pobre; sin afeitar en el caso de los hombres o con una barba mal cuidada, con mal olor o mal aliento, o con traje deportivo o informal mientras la otra parte maneja una mejor presentación.

A continuación algunas recomendaciones útiles para aplicar en el tema de la comunicación eficaz:

• Para mejorar tu Lenguaje Verbal Presencial: desarrolla el hábito de la lectura que te dará una mejor expresión sin titubeos, muletillas e interrupciones sino transmitiendo ideas completas a través de palabras continuas con seguridad y confianza. Y especialmente haz esto en temas de Desarrollo Humano, Autoayuda y Superación porque este tipo de material hará de tí una mejor persona y desarrollará en tí el liderazgo, la coherencia y la integridad.

• Para mejorar tu Lenguaje no Verbal Presencial: el tono de la voz que afecta la comunicación en un 38% y el lenguaje corporal que la afecta en un 55% necesitan entrenamiento y para esto nada mejor que aprender de los expertos en oratoria que combinan muy bien los tres elementos: palabras, tono de voz y lenguaje corporal en sus presentaciones.

• Para facilitar esto aprende de ellos con uno de nuestros recursos recomendados y aplica en tu vida las técnicas de manejo de voz y expresión corporal que repercutirán en todos los ambientes donde te desenvuelvas y generarán para tí altas ganancias a todo nivel: personal, familiar, económico y social.

• Para mejorar tu Lenguaje Verbal no Presencial presta atención a tus palabras cultivándola a través de la lectura de libros recomendados.

• Para mejorar tu Lenguaje no Verbal no Presencial asegúrate de entrenar y perfeccionar tu tono de voz y lenguaje corporal a través de los recursos que te recomendamos. Y adicionalmente actúa de manera transparente a espaldas de una persona o grupo de personas que te escuchan.

• Crea sintonía con las personas mediante la cortesía antes de hablar de los temas que te interesan. Te aseguro que siempre serás bien recibido(a) .

• Escucha atentamente a tu interlocutor, interésate en él y haz preguntas inteligentes sobre sus experiencias, gustos y situaciones cotidianas. Evita manipular la conversación y corregir las ideas de otros.

• Recuerda que el cerebro opera para las decisiones como un todo separado. El hemisferio izquierdo centrado en la lógica y los argumentos necesita que le brinden información fría y directa para informarse y sacar conclusiones. Y el hemisferio derecho le interesan las emociones y la creatividad. Por tanto de acuerdo al contexto con tu(s) receptor(es) brinda información lógica y entusiasmo o sobriedad de acuerdo al contexto.

• Desarrolla la intuición y estate atento(a) a las señales de las situaciones antes de presentar tus ideas. Sé oportuno(a) antes de presentar tus ideas o solicitudes. Y si es el caso para presentar tu propuesta lleva a la(s) persona(s) a un ambiente nuevo como un restaurante donde puedan distensionarse y concentrarse en lo que tienes para decirles.

• Evita los comentarios negativos sobre otras personas para ganar credibilidad. Perder la imagen y el respeto para no volver a recuperarlos es cuestión de hacerlo una vez, y nunca sabes que alcances tendrán tus comentarios, cómo te afectarán en el futuro y a oídos de quien pueden llegar esas palabras.

• Preséntate en toda ocasión como conviene de acuerdo al contexto sea: negocios, placer, descanso, ejercicio, etc. Ir contra las normas sociales y mostrarse como persona rebelde o excéntrica no es un acto inteligente para establecer una comunicación eficaz y aunque no quiere decir que todo el mundo te rechace, es un mal comienzo en la gran mayoría de ambientes y te hará la comunicación más difícil y tortuosa.

• La comunicación para ser eficaz debe ser genuina y coherente en todos sus elementos, cualquier incongruencia o falsedad será detectada más tarde o más temprano por los receptores y resultará en un saboteo del mensaje, el cual creará desconfianza, duda y consecuencias que pueden ser lamentables.

• Asegúrate para tener una comunicación eficaz en adelante que tus: pensamientos, palabras, tono de voz, lenguaje corporal , presentación personal y acciones sean uno sólo.

La autoestima es un conjunto de percepciones, pensamientos, evaluaciones, sentimientos y tendencias de comportamiento dirigidas hacia nosotros mismos, hacia nuestra manera de ser y de comportarnos, y hacia los rasgos de nuestro cuerpo y nuestro carácter. En resumen, es la percepción evaluativa de nosotros mismos.1

La importancia de la autoestima estriba en que concierne a nuestro ser, a nuestra manera de ser y al sentido de nuestra valía personal. Por lo tanto, puede afectar a nuestra manera de estar y actuar en el mundo y de relacionarnos con los demás. Nada en nuestra manera de pensar, de sentir, de decidir y de actuar escapa a la influencia de la autoestima

Abraham Maslow, en su jerarquía de las necesidades humanas, describe la necesidad de aprecio, que se divide en dos aspectos, el aprecio que se tiene uno mismo (amor propio, confianza, pericia, suficiencia, etc.), y el respeto y estimación que se recibe de otras personas (reconocimiento, aceptación, etc.). La expresión de aprecio más sana según Maslow es la que se manifiesta «en el respeto que le merecemos a otros, más que el renombre, la celebridad y la adulación».2

Carl Rogers, máximo exponente de la psicología humanista, expuso que la raíz de los problemas de muchas personas es que se desprecian y se consideran seres sin valor e indignos de ser amados; de ahí la importancia que le concedía a la aceptación incondicional del cliente.1 En efecto, el concepto de autoestima se aborda desde entonces en la escuela humanista como un derecho inalienable de toda persona, sintetizado en el siguiente «axioma»:

Todo ser humano, sin excepción, por el mero hecho de serlo, es digno del respeto incondicional de los demás y de sí mismo; merece estimarse a sí mismo y que se le estime.1

En virtud de este razonamiento, incluso los seres humanos más viles merecen un trato humano y considerado. Esta actitud, no obstante, no busca entrar en conflicto con los mecanismos que la sociedad tenga a su disposición para evitar que unos individuos causen daño a otros—sea del tipo que sea—.1

El concepto de autoestima varía en función del paradigma psicológico que lo aborde (psicología humanista, psicoanálisis, o conductismo). Desde el punto de vista del psicoanálisis, la autoestima está íntimamente relacionada con el desarrollo del ego; por otro lado, el conductismo se centra en conceptos tales como «estímulo», «respuesta», «refuerzo», «aprendizaje», con lo cual el concepto holístico de autoestima no tiene sentido. La autoestima es además un concepto que ha traspasado frecuentemente el ámbito exclusivamente científico para formar parte del lenguaje popular. El budismo considera al ego una ilusión de la mente, de tal modo que la autoestima, e incluso el alma, son también ilusiones; el amor y la compasión hacia todos los seres con sentimientos y la nula consideración del ego, constituyen la base de la felicidad absoluta. En palabras de Buda, «no hay un camino hacia la felicidad, la felicidad es el camino»

Fundamentos de la autoestima

La capacidad de desarrollar una confianza y un respeto saludables por uno mismo es propia de la naturaleza de los seres humanos, ya que el solo hecho de poder pensar constituye la base de su suficiencia, y el único hecho de estar vivos es la base de su derecho a esforzarse por conseguir felicidad. Así pues, el estado natural del ser humano debería corresponder a una autoestima alta. Sin embargo, la realidad es que existen muchas personas que, lo reconozcan o no, lo admitan o no, tienen un nivel de autoestima inferior al teóricamente natural.4

Ello se debe a que, a lo largo del desarrollo, y a lo largo de la vida en sí, las personas tienden a apartarse de la autoconceptualización [y conceptualización] positivas, o bien a no acercarse nunca a ellas; los motivos por los que esto ocurre son diversos, y pueden encontrarse en la influencia negativa de otras personas, en un autocastigo por haber faltado a los valores propios [o a los valores de su grupo social], o en un déficit de comprensión o de compasión por las acciones que uno realiza4 [y, por extensión, de las acciones que realizan los demás].

John Powell, conocido divulgador de psicología,5 confiesa en uno de sus libros que, cuando alguien le alaba sinceramente, él, en lugar de atenuar sus propios méritos, como suele hacerse, responde: «extiéndase, por favor, extiéndase». Respuesta que, por insólita, suele hacer reír a la audiencia cuando se cuenta en público. Y también hace pensar.1

José-Vicente Bonet

Grados de autoestima

La autoestima es un concepto gradual. En virtud de ello, las personas pueden presentar en esencia uno de tres estados:

• Tener una autoestima alta equivale a sentirse confiadamente apto para la vida, o, usando los términos de la definición inicial, sentirse capaz y valioso; o sentirse aceptado como persona.4

• Tener una baja autoestima es cuando la persona no se siente en disposición para la vida; sentirse equivocado como persona.4

• Tener un término medio de autoestima es oscilar entre los dos estados anteriores, es decir, sentirse apto e inútil, acertado y equivocado como persona, y manifestar estas incongruencias en la conducta —actuar, unas veces, con sensatez, otras, con irreflexión—-, reforzando, así, la inseguridad.4

En la práctica, y según la experiencia de Nathaniel Branden, todas las personas son capaces de desarrollar la autoestima positiva, al tiempo que nadie presenta una autoestima totalmente sin desarrollar. Cuanto más flexible es la persona, tanto mejor resiste todo aquello que, de otra forma, la haría caer en la derrota o la desesperación.4

Escalera de la autoestima

Autorreconocimiento: Es reconocerse a sí mismo, reconocer las necesidades, habilidades, potencialidades y debilidades, cualidades corporales o psicológicas, observar sus acciones, como actúa, por qué actúa y qué siente.

Autoaceptación: Es la capacidad que tiene el ser humano de aceptarse como realmente es, en lo físico, psicológico y social; aceptar cómo es su conducta consigo mismo y con los otros. Es admitir y reconocer todas las partes de sí mismo como un hecho, como forma de ser y sentir.

Por autoaceptación se entiende:

1. El reconocimiento responsable, ecuánime y sereno de aquellos rasgos físicos y psíquicos que nos limitan y empobrecen, así como de aquellas conductas inapropiadas y/o erróneas de las que somos autores.1

2. La consciencia de nuestra dignidad innata como personas que, por muchos errores o maldades que perpetremos, nunca dejaremos de ser nada más y nada menos que seres humanos falibles.1

En palabras de Albert Ellis:

'Autoaceptación' quiere decir que la persona se acepta a sí misma plenamente y sin condiciones, tanto si se comporta como si no se comporta inteligente, correcta o competentemente, y tanto si los demás le conceden como si no le conceden su aprobación, su respeto y su amor.1

Albert Ellis

Autovaloración: Refleja la capacidad de evaluar y valorar las cosas que son buenas de uno mismo, aquellas que le satisfacen y son enriquecedoras, le hacen sentir bien, le permiten crecer y aprender. Es buscar y valorar todo aquello que le haga sentirse orgulloso de sí mismo.

Autorrespeto: Expresar y manejar en forma conveniente sentimientos y emociones, sin hacerse daño ni culparse. El respeto por sí mismo es la sensación de considerarse merecedor de la felicidad, es tratarse de la mejor forma posible, no permitir que los demás lo traten mal; es el convencimiento real de que los deseos y las necesidades de cada uno son derechos naturales, lo que permitirá poder respetar a los otros con sus propias individualidades.

Autosuperación: Si la persona se conoce es consciente de sus cambios, crea su propia escala de valores, desarrolla y fortalece sus capacidades y potencialidades, se acepta y se respeta; está siempre en constante superación, por lo tanto, tendrá un buen nivel de autoestima, generando la capacidad para pensar y entender, para generar, elegir y tomar decisiones y resolver asuntos de la vida cotidiana, escuela, amigos, familia, etc. Es una suma de pequeños logros diarios.

Autoeficacia y autodignidad

La autoestima tiene dos aspectos interrelacionados:6

1. Un sentido de eficacia (autoeficacia)

2. Un sentido de mérito personal (autodignidad)

Autoeficacia: confiar en el funcionamiento de mi mente, capacidad de pensar, en los procesos por los cuales juzgo, elijo, decido; confianza en la capacidad de comprender los hechos de la realidad que entran en la esfera de mis intereses y necesidades; confianza conocedora en uno mismo.

Autodignidad: seguridad de mi valor; una actitud afirmativa hacía mi derecho de vivir y felicidad.

Autoeficacia y autodignidad son los pilares duales de la autoestima. La falta de alguno de ellos afecta enormemente; representan la esencia del autoestima.

Importancia de la autoestima positiva

Es imposible la salud psicológica, a no ser que lo esencial de la persona sea fundamentalmente aceptado, amado y respetado por otros y por ella misma.1

Abraham Maslow

La autoestima permite a las personas enfrentarse a la vida con mayor confianza, benevolencia y optimismo, y por consiguiente alcanzar más fácilmente sus objetivos y autorrealizarse.4

Permite que uno sea más ambicioso respecto a lo que espera experimentar emocional, creativa y espiritualmente. Desarrollar la autoestima es ampliar la capacidad de ser felices; la autoestima permite tener el convencimiento de merecer la felicidad.4

Comprender esto es fundamental, y redunda en beneficio de todos, pues el desarrollo de la autoestima positiva aumenta la capacidad de tratar a los demás con respeto, benevolencia y buena voluntad, favoreciendo así las relaciones interpersonales enriquecedoras y evitando las destructivas.4

El amor a los demás y el amor a nosotros mismos no son alternativas opuestas. Todo lo contrario, una actitud de amor hacia sí mismos se halla en todos aquellos que son capaces de amar a los demás.

Erich Fromm

Permite la creatividad en el trabajo, y constituye una condición especialmente crítica para la profesión docente.7 n. 1

José-Vicente Bonet,8 en su libro Sé amigo de ti mismo: manual de autoestima, recuerda que la importancia de la autoestima es algo evidente:

La importancia de la autoestima se aprecia mejor cuando cae uno en la cuenta de que lo opuesto a ella no es la heteroestima, o estima de los otros, sino la desestima propia, rasgo característico de ese estado de suma infelicidad que llamamos «depresión». Las personas que realmente se desestiman, se menosprecian, se malquieren..., no suelen ser felices, pues no puede uno desentenderse u olvidarse de sí mismo.1

José-Vicente Bonet

Sexismo y autoestima

El sexismo (juzgar el propio sexo como superior) puede perjudicar gravemente la autoestima, sobre todo la de las niñas y los niños.6

Falsos estereotipos

La autoestima no tiene nada que ver con la cultura, la clase social, los bienes materiales o incluso el éxito. En los países civilizados y ricos, y específicamente en las sociedades capitalistas, es frecuente sentirse «incompleto», peor que otros. El propio sistema fuerza a la gente a sentirse así.

La comodidad no es autoestima

A una persona con la autoestima baja —o «equivocada», según la terminología de Branden—, cualquier estímulo positivo, a lo más que podrá llegar, será a hacerla sentir cómoda o, a lo sumo, mejor con respecto a sí misma únicamente durante un tiempo.4 Por lo tanto, los bienes materiales, o las relaciones sexuales, o el éxito, o el aspecto físico, por sí solos, producirán sobre esa persona comodidad, o bien un falso y efímero desarrollo de la autoestima, pero no potenciarán realmente la confianza y el respeto hacia uno mismo.

La autoestima no es competitiva ni comparativa

Paradójicamente, la mayoría de las personas buscan la autoconfianza y el autorrespeto fuera de sí mismas, motivo por el cual están abocadas al fracaso. Según Nathaniel Branden, «la autoestima se comprende mejor como una suerte de logro espiritual o mental, es decir, como una victoria en la evolución de la conciencia». Así, la autoestima proporciona serenidad espiritual, la cual a su vez permite a las personas disfrutar de la vida.4

El estado de una persona que no está en guerra ni consigo misma ni con los demás es una de las características más significativas de una autoestima sana.

Nathaniel Branden

La verdadera autoestima no se expresa mediante la autoglorificación a expensas de los demás, o por medio del afán de ser superior a otras personas o de rebajarlas para elevarse uno mismo. La arrogancia, la jactancia y la sobrevaloración de las propias capacidades revelan una autoestima equivocada, y no un exceso de autoestima.4 1 La autoestima es la base fundamental para que el ser humano desarrolle al máximo sus capacidades, es el punto de partida para el desarrollo positivo de las relaciones humanas, del aprendizaje, de la creatividad y de la responsabilidad personal.9

La autoestima no es narcisismo

Un error común consiste en pensar que el amor a uno mismo es equivalente al narcisismo. Sin embargo, el narcisismo es un síntoma de baja autoestima, lo cual significa desamor por uno mismo. Una persona con una autoestima saludable se acepta y ama a sí misma incondicionalmente. Conoce sus virtudes, pero también sus defectos. A pesar de ello, es capaz de aceptar tanto las virtudes como los defectos y vivir amándose a sí misma. Por el contrario, una persona narcisista no es capaz de conocer y/o aceptar sus defectos, que siempre trata de ocultar, al tiempo que intenta amplificar sus virtudes ante los demás para, en el fondo, tratar de convencerse a sí misma de que es una persona de valor y tratar de dejar de sentirse culpable por sus defectos.

Indicadores de autoestima

Indicios positivos de autoestima

(Adaptados de D.E. Hamachek, Encounters with the Self, Rinehart, Nueva York, 1971).

La persona que se autoestima suficientemente:1

1. Cree con firmeza en ciertos valores y principios, y está dispuesta a defenderlos incluso aunque encuentre oposición. Además, se siente lo suficientemente segura de sí misma como para modificarlos si la experiencia le demuestra que estaba equivocada.

2. Es capaz de obrar según crea más acertado, confiando en su propio criterio, y sin sentirse culpable cuando a otros no les parezca bien su proceder.

3. No pierde el tiempo preocupándose en exceso por lo que le haya ocurrido en el pasado ni por lo que le pueda ocurrir en el futuro. Aprende del pasado y proyecta para el futuro, pero vive con intensidad el presente.

4. Confía plenamente en su capacidad para resolver sus propios problemas, sin dejarse acobardar fácilmente por fracasos y dificultades. Y, cuando realmente lo necesita, está dispuesta a pedir la ayuda de otros.

5. Como persona, se considera y siente igual que cualquier otro; ni inferior, ni superior; sencillamente, igual en dignidad; y reconoce diferencias en talentos específicos, prestigio profesional o posición económica.

6. Da por sentado que es interesante y valiosa para otras personas, al menos para aquellos con los que mantiene amistad.

7. No se deja manipular, aunque está dispuesta a colaborar si le parece apropiado y conveniente.

8. Reconoce y acepta en sí misma diferentes sentimientos y pulsiones, tanto positivos como negativos, y está dispuesta a revelárselos a otra persona, si le parece que vale la pena y así lo desea.

9. Es capaz de disfrutar con una gran variedad de actividades.

10. Es sensible a los sentimientos y necesidades de los demás; respeta las normas sensatas de convivencia generalmente aceptadas, y entiende que no tiene derecho —ni lo desea— a medrar o divertirse a costa de otros.

Indicios negativos de autoestima

(Adaptados de J. Gill, Indispensable Self-Esteem, en Human Development, vol. 1, 1980).

La persona con autoestima deficiente suele manifestar algunos de los siguientes síntomas:1

• Autocrítica rigorista, tendente a crear un estado habitual de insatisfacción consigo misma.

• Hipersensibilidad a la crítica, que la hace sentirse fácilmente atacada y a experimentar resentimientos pertinaces contra sus críticos.

• Indecisión crónica, no tanto por falta de información, sino por miedo exagerado a equivocarse.

• Deseo excesivo de complacer: no se atreve a decir «no», por temor a desagradar y perder la benevolencia del peticionario.

• Perfeccionismo, o autoexigencia de hacer «perfectamente», sin un solo fallo, casi todo cuanto intenta; lo cual puede llevarla a sentirse muy mal cuando las cosas no salen con la perfección exigida.

• Culpabilidad neurótica: se condena por conductas que no siempre son objetivamente malas, exagera la magnitud de sus errores y delitos y/o los lamenta indefinidamente, sin llegar a perdonarse por completo

• Hostilidad flotante, irritabilidad a flor de piel, siempre a punto de estallar aun por cosas de poca importancia; propia del supercrítico a quien todo le sienta mal, todo le disgusta, todo le decepciona, nada le satisface.

• Tendencias defensivas, un negativo generalizado (todo lo ve negro: su vida, su futuro y, sobre todo, su sí mismo) y una inapetencia generalizada del gozo de vivir y de la vida misma.

Repercusión de los desequilibrios de autoestima en adolescentes

Los desequilibrios de autoestima pueden presentarse de formas como las siguientes:10

Trastornos psicológicos:

• Ideas de suicidio

• Falta de apetito

• Pesadumbre

• Poco placer en las actividades (anhedonia)

• Pérdida de la visión de un futuro

• Estado de ánimo triste, ansioso o vacío persistente

• Desesperanza y pesimismo

• Culpa, inutilidad y desamparo como sentimientos

• Dificultad para concentrarse, recordar y tomar decisiones

• Trastornos en el sueño

• Inquietud, irritabilidad

• Dolores de cabeza

• Trastornos digestivos y náuseas

Trastornos afectivos:

• Dificultad para tomar decisiones

• Enfoque vital derrotista

• Miedo

• Ansiedad

• Irritabilidad

Trastornos intelectuales:

• Mala captación de estímulos

• Mala fijación de los hechos de la vida cotidiana

• Dificultad de comunicación

• Autodevaluación (baja autoestima)

• Incapacidad de enfrentamiento

• Ideas o recuerdos repetitivos molestos

Trastornos de conducta:

• Descuido de las obligaciones y el aseo personal

• Mal rendimiento en las labores

• Tendencia a utilizar sustancias nocivas

Trastornos somáticos:

• Insomnio

• Inquietud en el sueño

• Anorexia

• Bulimia

• Vómitos

• Tensión en músculos de la nuca

• Enfermedades del estómago

• Alteraciones en la frecuencia del ritmo cardíaco

• Mareos

• Náuseas

Breve reseña histórica

• La autoestima, como vivencia psíquica, ha acompañado al ser humano desde sus comienzos.1

• El constructo psicológico de autoestima (o autoconcepto) se remonta a William James, a finales del siglo XIX, quien, en su obra Los Principios de la Psicología, estudiaba el desdoblamiento de nuestro «Yo-global» en un «Yo-conocedor» y un «Yo-conocido». Según James, de este desdoblamiento, del cual todos somos conscientes en mayor o menor grado, nace la autoestima.1

• Ya entrado el siglo XX, la influencia inicial de la psicología conductista minimizó el estudio introspectivo de los procesos mentales, las emociones y los sentimientos, reemplazándolo por el estudio objetivo mediante métodos experimentales de los comportamientos observados en relación con el medio. El conductismo situaba al ser humano como un animal sujeto a reforzadores, y sugería situar a la propia psicología como una ciencia experimental similar a la química o a la biología. Como consecuencia, se descuidó durante bastante tiempo el estudio sistemático de la autoestima, que era considerada una hipótesis poco susceptible de medición rigurosa.1

• A mediados del siglo XX, y con la psicología fenomenológica y la psicoterapia humanista, la autoestima volvió a cobrar protagonismo y tomó un lugar central en la autorrealización personal y en el tratamiento de los trastornos psíquicos. Se empezó a contemplar la satisfacción personal y el tratamiento psicoterapéutico, y se hizo posible la introducción de nuevos elementos que ayudaban a comprender los motivos por los que las personas tienden a sentirse poco valiosas, desmotivadas e incapaces de emprender por ellas mismas desafíos.1

• Carl Rogers, máximo exponente de la psicología humanista, expuso su teoría acerca de la aceptación y autoaceptación incondicional como la mejor forma de mejorar la autoestima.

• Robert B. Burns considera que la autoestima es el conjunto de las actitudes del individuo hacia sí mismo. El ser humano se percibe a nivel sensorial; piensa sobre sí mismo y sobre sus comportamientos; se evalúa y los evalúa. Consecuentemente, siente emociones relacionadas consigo mismo. Todo ello evoca en él tendencias conductuales dirigidas hacia sí mismo, hacia su forma de ser y de comportarse, y hacia los rasgos de su cuerpo y de su carácter, y ello configura las actitudes que, globalmente, llamamos autoestima. Por lo tanto, la autoestima, para Burns, es la percepción evaluativa de uno mismo. En sus propias palabras: «la conducta del individuo es el resultado de la interpretación peculiar de su medio, cuyo foco es el sí mismo».1

• Investigadores como Coopersmith (1967), Brinkman et al. (1989), López y Schnitzler (1983), Rosemberg y Collarte, si bien exponen conceptualizaciones de la autoestima diferentes entre sí, coinciden en algunos puntos básicos, como que la autoestima es relevante para la vida del ser humano y que constituye un factor importante para el ajuste emocional, cognitivo y práctico de la persona.7 Agrupando las aportaciones de los autores citados, se obtendría una definición conjunta como la siguiente:

La autoestima es una competencia específica de carácter socio-afectivo que constituye una de las bases mediante las cuales el sujeto realiza o modifica sus acciones. Se expresa en el individuo a través de un proceso psicológico complejo que involucra a la percepción, la imagen, la estima y el autoconcepto que éste tiene de sí mismo. En este proceso, la toma de conciencia de la valía personal se va construyendo y reconstruyendo durante toda la vida, tanto a través de las experiencias vivenciales del sujeto, como de la interacción que éste tiene con los demás y con el ambiente.7

La autoestima en el mundo real

En la práctica, la autoestima, al depender en parte de la heteroestima, se ve intensamente influida por las condiciones sociales.11 El concepto que una persona tiene de sí misma y de los demás, y lo que una persona siente por sí misma y por los demás, son la base de las relaciones humanas, y por lo tanto, decisivos para las contingencias del ser humano. Lejos del concepto ideal de autoestima que la psicología humanista propugna, desligada completamente del ego, las personas normalmente conviven con éste, debiendo lidiar continuamente con sus consecuencias, o, dicho de otro modo, el altruismo puro, salvo en personas de gran bondad y dedicadas íntegramente al desarrollo espiritual, raramente se encuentra. La cultura, la política, la economía, la sociedad, la historia misma, están determinadas por la autoestima de las personas, y al mismo tiempo son determinantes. Nada escapa a la influencia de la autoestima, ni siquiera la propia concepción de la autoestima. Por ello, y para evitar confusiones, deberá valorarse el concepto de autoestima de forma diferente según cada ideología.

CONCLUSIÓN

La autoestima es el sentimiento valorativo de nuestro ser, de nuestra manera de ser, de quienes somos nosotros, del conjunto de rasgos corporales, mentales y espirituales que configuran nuestra personalidad, además es aprender a querernos y respetarnos, es algo que se construye o reconstruye por dentro. Esto depende, también, del ambiente familiar, social y educativo en el que estemos y los estímulos que este nos brinda.

La influencia que tiene la familia en la autoestima del niño o niña es muy importante, ya que esta es la que le trasmite o le enseña los primeros y más importantes valores que llevaran al niño a formar, a raíz de estos, su personalidad y su nivel de autoestima. Muchas veces los padres actúan de diferentes maneras, que pueden ser perjudiciales para el niño dejándole marcas difíciles y un continuo dolor oculto que influirá en el desarrollo de su vida; a estos padres se los llama mártires o dictadores. Pero también están los que le valoran y reconocen sus logros y sus esfuerzos y contribuyen a afianzar la personalidad.

Otro factor importante que influye en la familia, es la comunicación, ya que están estrechamente relacionadas. Según se hayan comunicado nuestros padres con nosotros, esos van a ser los factores que influyan en nuestra personalidad, nuestra conducta, nuestra manera de juzgarnos y de relacionarnos con los demás. Estas experiencias permanecen dentro nuestro toda la vida. Por eso hay que aprender a reconocerlas y a anular su poder para que no nos sigan haciendo sufrir, y para no transmitírselas a nuestros hijos.

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