ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

La Educacion Liquida

albertogalindo46 de Marzo de 2015

3.049 Palabras (13 Páginas)387 Visitas

Página 1 de 13

Introducción

Los estudiantes de los colegios distritales de Bogotá, se enfrentan día a día con una situación incierta producto de la pobreza, la desigualdad social, la crisis económica en sus hogares, pero en contraste están inmiscuidos en un ambiente marcado por un fuerte desarrollo tecnológico y nuevos sistemas de comunicación, que les abren muchas posibilidades pero también los confrontan con la frustración y la desilusión que los deja perplejos frente a su futuro. Viven en una sociedad en constante movimiento, donde nada permanece, una época caracterizada por una marcada incertidumbre, por los constantes cambios que trae consigo el mundo postmoderno. Todo cambia tan rápidamente que es difícil saber sobre qué bases cimentar el futuro. Es una época fluida y cambiante que deja de lado la sociedad que se cimentaba en verdades y certezas sólidas que se transmitían de generación en generación por medio de la educación.

Ante esta situación plantea Giovanna Carvajal, en su artículo sobre "La Educación en la Modernidad Líquida" que: "La sociedad actual se caracteriza por la precariedad en las condiciones de vida – que significa a su vez inseguridad, incertidumbre y angustia–; la responsabilidad del individuo de asumir en solitario la carga de esa precariedad como un problema individual y no como un asunto de interés colectivo; la imposibilidad de pensar en el largo plazo; la apuesta por lo inmediato; el consumo como forma de construir identidades y como estrategia para compensar la angustia generada por la precariedad reinante; la fragilidad de los vínculos humanos; el escepticismo, la indiferencia y la desconfianza frente a los proyectos colectivos; el individualismo como neutralizador del ejercicio de la ciudadanía; la colonización del espacio público por parte de lo privado; el desdibujamiento de la política; el auge del comunitarismo para hacerle frente a la crisis del espacio público y de la política" (Carvajal, 2013, pág. 156)

¿Cómo educar en una época de incertidumbre y perplejidad? es la pregunta que me surge ante esta apremiante realidad que viven los estudiantes a los que oriento y acompaño desde mi quehacer docente. Una sociedad a la que Sygmunt Bauman denomina con el término de "líquida" (Bauman, 2003), porque se acomoda constantemente al fluir de las relaciones del mercado y del capital, y ve al ser humano como un simple objeto que consume.

La obra de Bauman, "Los retos de la educación en la modernidad líquida" (Bauman, 2007), me servirá de guía para arriesgarme a hacer una aproximación de la manera como viven los adolescentes y jóvenes , los retos de su propia vida y de su educación en un colegió distrital de Bogotá. Es en este contexto donde surge el reto de forjar una educación que aporte a ese futuro incierto al cual se enfrentan estas nuevas generaciones.

1. La influencia de la sociedad líquida en la juventud estudiantil.

¿Qué es la modernidad líquida? según Bauman es un cambio de paradigma en la sociedad global, donde ya no existe lo sólido, ni la certeza, sino que se caracteriza por un periodo de fluidez, cambio de forma, vulnerabilidad e incertidumbre (Bauman, 2003, pág. 31). Con este término Bauman nos invita a pensar sobre las características de la sociedad actual y sobre todo en los nuevos sujetos, nuestro adolescentes y jóvenes que son producto de esta sociedad.

Los jóvenes hoy buscan el presente, el ya, muchos de ellos no piensan en el futuro, tratan de ser felices hoy, fluyen en esta sociedad líquida si compromiso alguno más que el de su propia felicidad momentánea. Este concepto de Bauman, permite visibilizar y comprender los sentimientos que imperan en nuestros estudiantes, adolescentes y jóvenes de hoy. Sentimientos de incertidumbre e inseguridad frente a sus vidas y al futuro.

Tres aspectos resalto en la "Sociedad Líquida" que plantea Bauman, los cuales afectan el proyecto de vida de los estudiantes a los que acompañó en mi quehacer pedagógico: el síndrome de la impaciencia, por el cual los estudiantes confunden los logros con los atajos para alcanzar rápidamente gratificación; la decadencia del compromiso, como una virtud abstracta que no se ve por ninguna parte; y el conocimiento desechable, útil solamente para pasar una asignatura o aprobar un año académico.

1.1. El síndrome de la impaciencia

Los jóvenes con los cuales interactuamos hoy en nuestras instituciones educativas distritales, ya no desean posponer lo que quieren, buscan gratificación inmediata aunque sea saltándose las reglas o los acuerdos. Bauman sostiene que la sociedad líquida "identifica el progreso con los atajos" (Bauman, 2007, pág. 19). Una sociedad cómoda donde las cosas se buscan hacer sin el mayor esfuerzo y con el máximo de satisfacción instantánea, por lo cual en esta sociedad ya no es necesario posponer las necesidades. El ejemplo más claro es la sociedad de consumo en la cual proliferan productos que evitan a las personas el esfuerzo, como las comidas rápidas, las salas VIP y todo aquello que evite hacer filas o esperar si se puede pagar para alcanzar lo que se quiere. Es esta sociedad líquida esperar se ha convertido en algo intolerable. En los estudiantes se evidencia la cultura de la inmediatez en la exigencia de su derechos por encima de sus deberes: se exige que se les atienda rápido en el comedor escolar, que se les entregue la nota, no esperan que el docente termine sino que desean salir lo antes posible del aula, interrumpen la clase por pretextos para ellos ineludibles, exigen que se les preste atención inmediatamente.

Este síndrome de impaciencia en el que nos envuelve la sociedad de consumo, afirma Bauman citando a Max Weber, contrasta con el planteamiento de los pioneros del capitalismo para los cuales la postergación de la gratificación era una virtud suprema y fuente de su éxito (Bauman, 2007, pág. 21). Para esta sociedad toda demora o espera es signo de inferioridad y va en contra de los derechos de las personas a alcanzar gratificación instantánea, de obtener lo que se quiere "ahora" sin demora.

Lo que podemos observar es que el capitalismo actual tiene el síndrome de la impaciencia, pues el consumismo lleva a buscar satisfacer las necesidades creadas por la misma sociedad, lo más rápidamente posible. Este síndrome de impaciencia contradice el principio capitalista de acumular para tener una ganancia futura, pues ahora se busca es consumir para tener una satisfacción inmediata. Según Bauman, en esta sociedad la posición en la jerarquía está dada por la capacidad para reducir el tiempo entre el deseo y su satisfacción (Bauman, 2007, pág. 22).

Para los jóvenes hoy, el tiempo no es oro, como valor que se atesora, sino que por la búsqueda de la satisfacción inmediata de su deseos y gustos, el tiempo se ha convertido en un fastidio, en algo que amenaza con robarles sus oportunidades de disfrute. Bauman afirma que "Si uno acepta esperar, postergar, las recompensas debidas a su paciencia, será despojado de las oportunidades de alegría y placer que tienen la costumbre de presentarse una sola vez y desaparecer para siempre" (Bauman, 2007, pág. 24). Por tanto, el mismo autor manifiesta que el paso del tiempo conlleva a la disminución de oportunidades que se deben aprovechar y consumirse cuando se presentan, porque de lo contrario, se pierden para siempre.

El tiempo se entiende entonces como una oportunidad, una ocasión para consumir y por medio del consumo alcanzar una gratificación que produce alegría y placer.

1.2. La decadencia del compromiso

Al entrar en crisis lo permanente, lo que se mantiene a largo plazo por culpa del síndrome de la inmediatez, entra en crisis el compromiso pues este requiere tiempo y alta dosis de paciencia. Pues como afirma Guillermo Gauto "La juventud ya no recorre los caminos donde había que luchar día a día por sus objetivos inmediatos, esa lucha ha sido remplazada por las vivencias placenteras que se diluyen al compás de la secuencialidad de las misma" (Gauto, 2008, pág. 85).

El proyecto de vida de los jóvenes que cursan sus últimos años de bachillerato, no se gesta desde compromisos duraderos y sólidos sino desde experiencias satisfactorias a corto plazo: hacer una carrera técnica para conseguir un trabajo y tener dinero rápido para disfrutarlo, relaciones afectivas momentáneas y esporádicas, amistades de chat sin ningún vinculo vital. Ante esta realidad se huye del compromiso pues este conlleva obligaciones, las cuales restringen la libertad de movimiento y reducen la capacidad de aprovechar las nuevas y constantes oportunidades que se presentan. En este sentido Bauman sostiene que en la sociedad líquida "se espera que las cosas, como los vínculos, sirvan sólo durante un lapso determinado y luego se hagan pedazos; que cuando -tarde o temprano, pero mejor temprano- hayan agotado su vida útil, sean desechadas. Por lo tanto hay que evitar las posesiones, y particularmente las posesiones de larga duración de las que no es fácil librarse" (Bauman, 2007, pág. 29).

Los compromisos a largo plazo se convierten en contratos que funcionan mientras se esté satisfecho. Sostiene Víctor M. Marí Sáez en su texto "Los jóvenes y la red: el lenguaje de los vínculos" que "si los vínculos humanos, como el resto de los objetos de consumo, no necesitan ser construidos con esfuerzos prolongados, sino que son algo cuya satisfacción inmediata uno espera en el

...

Descargar como (para miembros actualizados) txt (19 Kb)
Leer 12 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com