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La Filosofía Andina


Enviado por   •  23 de Octubre de 2014  •  1.264 Palabras (6 Páginas)  •  434 Visitas

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De El hombre en el mundo andino

Desde la óptica andina, propiamente de la filosofía sensorial —que toma como modelo de vida a la naturaleza—, la esencia humana no está configurada como un enfrentamiento del yo con lo otro —como si cada ser fuese un universo aislado que contempla el cosmos por sí solo— sino que el yo es más bien una parte de otro gran ser que es la sociedad y que todo lo que un individuo tiene es aquello que dicha sociedad le ha dado. Si él es lo que es es porque lo ha heredado, porque se lo ha otorgado quien le dio la vida. Tanto su forma de pensar como su idioma, además de sus usos y costumbres, son un legado; nada en realidad es suyo; y si hace algo es en función al mundo al cual pertenece. Uno de los castigos más fieros de todos los tiempos no es la muerte sino la expatriación o la expulsión, el convertir a un ser eminentemente social en un individuo solo y aislado de “su” mundo, con lo cual es fácil entender que, antes que individuos, los seres humanos somos grupo, familia, clan y sociedad.

En culturas como Occidente, donde se ha exaltado al individuo poniéndolo por encima de la sociedad, es en donde ha nacido la idea de que sí es posible concebir al humano separado de su entorno, como una especie de molde para ser llenado. Para muchos pensadores griegos, gestores de tales ideas, el hombre era solo una esencia, una idea imaginaria o teórica a la cual se le podían agregar ciertas características. Pero la realidad dice más cosas que las que ellos pensaron y lo cierto es que dicho hombre ideal, independiente de una cultura o civilización, en verdad no existe; siempre se es humano cuando se es parte de un contexto. Más aún, para ser humano es necesario un proceso de socialización sin el cual no podemos ser llamados humanos —o sea, no somos “moldes”. Los casos de individuos salvajes que han sido criados solo por animales revelan que ninguna característica humana puede desarrollarse únicamente por el hecho de ser biológicamente homínidos o primates; sin la intervención de una determinada cultura lo humano no surge; solo queda lo orgánico. Por lo tanto el factor humano es lo social, no el ser individual (en pocas palabras, no nacemos humanos; nos tenemos que hacer humanos en sociedad, a diferencia del resto de seres vivos quienes solo con su cuerpo les basta para ser lo que son).

Fuera de Occidente, en culturas como la andina la concepción de hombre está atada a la multiplicidad, que significa que la variable “yo” es solo una de las muchas posibles de darse para la plena realización. Un “yo” sin una comunidad que le dé sustento no es dable, de modo que para que un “yo” esté en capacidad de manifestarse tiene que acudir a un “otro”. Este “otro” implica muchas cosas: puede ser una familia, la sociedad, la tierra, el cielo, los seres vivos, los no visibles, etc.

El hombre andino no piensa en él mismo como el único actor y gestor de su vida; sin la intervención de lo otro está perdido. La reafirmación del “yo” es al mismo tiempo la de los otros. La vida es entendida entonces como una cadena de complementarios donde, si un eslabón se rompe, todo el sistema se quiebra y sufre. Por ejemplo, la desaparición de una laguna genera la muerte de toda la biodiversidad que la rodea y ello repercute más allá de su ámbito.

Lo mismo para los seres humanos: lo que le ocurra a un hombre de bueno o de malo afectará de todos modos a los demás. En consecuencia, una buena acción necesariamente será buena en la medida que le haga el bien al “otro” (que incluye a la naturaleza)

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