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La República de Platón


Enviado por   •  9 de Abril de 2017  •  Trabajos  •  2.160 Palabras (9 Páginas)  •  231 Visitas

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La República de

Platón:
Capítulo Primero.

Mariajosé Belmar.

Katheryne Carrasco.

Pamela Concha.

Valentina Grey.

Rocío Sánchez.

El  libro “La República” escrito en el año 395 A.C, por Platón quien fue discípulo de Sócrates, es una muestra de la filosofía de la antigua Grecia. Éste plasma a través de diálogos la forma del pensamiento griego respecto a temas tales como la moral, la polis, el estado, los valores, la amistad y la enemistad pero sobre todo, nos enfocaremos en el concepto de justicia, abordado en el capítulo uno.

En el capítulo primero, los temas de justicia e injusticia son tratados de diferentes formas; ya que este concepto tiene varias aristas, dado que existen varias definiciones, e incluso podríamos definir más claramente la idea de injusticia. Esto se demuestra en el desarrollo del mencionado capítulo.

El texto se sitúa en Atenas en 395 a.C. aproximadamente, y aborda las distintas conversaciones del gran filósofo griego Sócrates, las discusiones son en la casa de Céfalo, anciano de gran sabiduría y padre de Polemarco, con el cual se emprende la primera conversación.

Céfalo comienza contando sus pasiones de juventud y cómo prefiere, una vez llegado a la vejez, disfrutar de la tranquilidad y de las cuestiones del  habla, es ahí cuando dice que el dinero le ayuda a dicha tranquilidad, pero no es lo más importante, siendo para él sumamente relevante la forma en cómo se desarrolla la vida, ya que dependiendo cómo se viva la juventud es que uno llega a disfrutar o a odiar la vejez, por la sabiduría que se va obteniendo a lo largo de la vida, siendo eso lo que le evita ser un hombre injusto, es decir, hacerle mal al otro.

Esta idea preliminar es lo que detona la llegada del texto al tema fundamental del capítulo, la justicia.

El tema se ve muy confuso en un principio, dado que hay distintas acepciones por parte de los participantes de la conversación.

El primero en dar su definición es Céfalo, quien apoya la teoría de Simónides autor de una famosa definición de justicia, quien sostiene que justicia es la obligación de dar a cada uno lo que se le debe, para él consiste en vivir bien y pagar sus deudas tanto a los dioses como a los hombres para salir libres y justos del mundo terrenal, donde la mayor utilidad del valor del dinero consiste en usarlo para evitar injusticias, ya que ayuda a no engañar involuntariamente ni a mentir, pero Sócrates no está de acuerdo con esta proposición.

Para demostrar su punto de vista explica "si alguien recibiera armas de un amigo que está en su sano juicio, pero si este enloqueciera y las reclamara, cualquiera estaría de acuerdo en que no se las debe devolver, y que aquel que lo devolviese no sería justo" (Platón, La República, 395 a.C., p.63). Por lo que, según Sócrates, no es así como se debería definir la justicia.

Para Sócrates, ser justo no significa solamente pagar las deudas y cumplir las leyes, ya que para él la justicia no se equipara con lo legal, entendiéndose esto último como lo que está conforme a la ley, todo aquello que se adecúa a la norma jurídica.

En ese momento, interviene Polemarco quien apoya lo que señalaba Céfalo anteriormente, sin embargo el realiza un alcance en que, en realidad, la justicia es hacer bien a los amigos y mal a los enemigos.

Sócrates, en su lógica, le explica que podemos considerar a alguien un amigo y hacerle la justicia que merece, pero en otro tiempo esa justicia podría estar en nuestra contra al ya no ser amigos. Sócrates además le discute que la justicia es una perfección humana que no puede, mediante su acción, convertir a los hombres en injustos, pues si una persona toma la justicia en sus manos y en su acción hace “un daño” a otro, no podría considerarse.

Agrega además como él hace uso de la Justicia, diciendo a su vez, que la justicia tiene dos formas de verse, como útil e inútil; "La Justicia me será inútil siempre que quiera servirme de esa cosa, y útil cuando no me quiera servir de ella" (Platón, La República, 395 a.C., p. 68). Y es en ese momento cuando da el un ejemplo, en el cual se dice que cuando no quiera utilizar el dinero, se lo confiará a alguien justo, ya que sabe que aquella persona, se lo cuidará y protegerá, no hará un uso indebido de éste, pero cuando quiera utilizarlo, para hacer negocios u otras cosas, le servirá la persona injusta, ya que le puede sacar más provecho, porque es el injusto quien sabe engañar a los demás.

Sócrates nunca le discute y por ende, entendemos que se llega a un consenso con lo expuesto por Polemarco. Creemos que Sócrates lo apoya debido a que se basa en su principio elemental que en donde un hombre justo nunca hará daño, porque al hacer daño a otra persona ésta estaría siendo mala, es decir un hombre injusto.

El siguiente en agregar su punto es Trasímaco, quien expone que la Justicia no es otra cosa que lo que es provechoso al más fuerte.

Siendo un ejemplo, el gobierno. En el ocurre una contracción porque si bien es el gobierno quien dice “qué se hace o que se debería hacer a largo plazo”, lo último debe ser lo más justo o conveniente para todos también. Un gobernante, puede tomar malas decisiones, o engañar y es ahí cuando se entiende que al equivocarse o engañar a las personas estaría siendo un hombre injusto, a lo que Sócrates agrega que el bien general puede ser injusto para los que gobiernan, es decir, los más fuertes, puesto que los podría llevar a dictar leyes contrarias a sus intereses. Ahí Trasímaco hace la referencia a que el más fuerte; es decir, el gobernante no puede engañarse y que cualquiera sea la orden es lo más ventajoso para él, bajo ese ejemplo concreto, en este punto se genera una contradicción, ya que Sócrates añade que la “Justicia es un Bien Ajeno”, en cambio Trasímaco agrega que no es un bien ajeno, porque busca beneficiar al más fuerte, pero también al más débil, siendo esto último una consecuencia.

Trasímaco continua su idea, agregando el hombre justo es quien se lleva la peor parte, recibiendo una refutación por parte de Sócrates, que le dice que la persona injusta nunca será más ventajosa que la  justa, pues bajo su punto de vista, se busca crear un bien para el otro, en el caso de que se pueda sacar dinero de aquello, es provechoso y ninguna autoridad consulta su propio interés si no el bien del más débil.

Glaucón, le interrumpe preguntándole a Sócrates, ¿qué entiende por interés al más débil? a lo que este último responde que los sabios no quieren tomar el poder, ya que para ellos no es un placer,  sin embargo, lo hacen porque sería poco digno que una persona sabia fuera mandada por alguien inferior, es decir, con un conocimiento menor.

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