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Racionalismo Filosofía Del Futuro


Enviado por   •  7 de Noviembre de 2012  •  2.296 Palabras (10 Páginas)  •  468 Visitas

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El Racionalismo como filosofía de vida y la clave del Futuro

A lo largo de la historia han surgido innumerables corrientes filosóficas, adoptadas y dejadas en ciclos interminables en conjunto al incesante cambio de pensamiento de los humanos. Sin embargo, algunas corrientes han resultado mucho más longevas y relevantes a la cultura moderna que otras. Por ejemplo, el vitalismo, doctrina que teoriza que los seres vivos y los objetos inanimados son fundamentalmente diferentes en su composición debido a la presencia de un elemente no corpóreo (alma) en los seres vivos, aunque importante e influyente durante el siglo XX, hoy en día es rechazada por las corrientes científicas. Mientras que otras corrientes, como el racionalismo son de alta importancia para la cultura moderna. El racionalismo es la corriente filosófica del futuro. Un racionalista acepta la supremacía de la razón basándose en la ciencia para demostrar la realidad de la vida. No acepta ciegamente conceptos o ideas. La idea lñ-´{racionalista de que no hay un dios que intervenga en el mundo ofrece grandes beneficios para el desarrollo de la sociedad.

El racionalismo es una corriente filosófica occidental cuyo primer exponente fue el matemático griego Pitágoras en el siglo VI AC, quien tras notar lo que ahora conocemos como el teorema de Pitágoras y que el tono de una nota producida por cuerdas es afectado por la longitud de la misma, dedujo que todo esto, sumado a otras cosas, demostraban que la naturaleza de la realidad son las matemáticas. Después de Pitágoras surgieron un gran número de exponentes del racionalismo, sin embargo, no fue hasta el siglo XVII que el racionalismo empezó a tomar la forma de lo que conocemos hoy en día. René Descartes, matemático francés, creó el concepto de dudar de todo excepto aquello que pueda ser comprado mediante métodos racionales. De la misma forma es el autor de la celebra máxima “Cogito ergo sum” Yo pienso, por lo tanto, yo soy. Algunos años más tarde, la filosofía de Descartes fue retomada por Leibniz y Spinoza, con la diferencia clave siendo el punto de partida de la incertidumbre. Para Spinoza lo innegable empezaba con el universo. Por su parte, Leibniz marca diferencias entre lo que llamaba Verdades Necesarias, aquellas para las cuales no existen opuestos, y Verdades Contingentes, aquellas que si pueden tener un opuesto. Para reconciliar la razón con la capacidad de adquirir conocimiento que va más allá de la experiencia, el filósofo alemán Emmanuel Kant propone en su libre “Crítica de la Razón Pura”, que la razón por la que la lógica y las matemáticas son válidas para explicar toda experiencia ya que forman parte de la estructura de la mente humana, sin embargo, el orden racional de las cosas no siempre se ve reflejado en el orden externo de las cosas. Más tarde a inicios del siglo XIX, otro filósofo alemán, Friedrich Hegel propone que el simple hecho de poder considerar el desconocido lo convierte en parte del conocimiento racional, por ende, no se puede hablar de un área donde la lógica no sea válida. Además, el formular la pregunta del porqué de las cosas implica que hay una respuesta racional para dicha pregunta. Hegel cree que el universo constituye una solo unidad.

Desde el punto de vista de la ética, se sigue la teoría de que las reglas principales de conducta son verdades tan evidentes como la lógica o las matemáticas. A lo largo de los siglos han surgido varias listas de estas reglas intrínsecas, las más importantes siendo aquellas presentadas por H. A. Prichard y David Ross bajo el nombre de Deontología, la cual sostiene que el deber es más importante que las consecuencias, y la lista presentada por moralistas ingleses Hastings Rashdall y G. E. Moore como el utilitarismo ideal, donde para determinar lo que es correcto, se debe usar el razonamiento para inferir las consecuencias de un acto y para juzgar que consecuencias es mejor que otra, con la premisa de que uno debe actuar conforme a lo que produce el mayor bien para el mayor numero de personas. Hay sin embargo una corriente filosófica que se opone en esencia al racionalismo, y esa corriente es el empirismo. El empirismo ostenta la creencia de que todo conocimiento es sensorial, que el conocimiento a priori es una ilusión. Establece que una persona sabe que dos líneas paralelas nunca intersectan no por ser algo lógico, si no por que en innumerables ocasiones anteriores en las que ha percibido la misma situación el resultado a sido mismo, es decir, que aquello llamado conocimiento a priori son simplemente argumentos empíricos muy generales. Estos argumentos del empirismo son negados por argumentos muy sencillos, por un lado por que implicaría que algo tan simple como 2+2=4 es solo probablemente cierto pero podría haber excepciones. Sabemos que esto no es cierto ya que 2+2 siempre equivaldrá a 4 y jamás a 5 o cualquier otro resultado. Posteriormente en el siglo XX el racionalismo se enfrento a un nuevo reto, el positivismo, el cual declara la base del racionalismo, las argumentos a priori, como triviales por ser nada más que una convención lingüística de significados y usos de palabra además de ser analítico y solo repetir argumentos de intención y no de naturaleza. Como respuesta a esto el racionalismo responde que los argumentos a priori no son una definición verbal, pero real, las convenciones lingüísticas no alteran las convenciones de pensamiento ya que no es posible imaginar una línea entre dos puntos siendo más corta que una línea recta entre esos puntos. Racionalistas contemporáneos consideran que el racionalismo “venció” los intentos del empirismo de descreditarlo y del positivismo de trivializarlo.

Cuando se habla del racionalismo en la metafísica, se observan dos líneas de argumentos en relación a la postura de la doctrina metafísica de que todas las cosas están conectadas entre si por relaciones internas. En la línea de argumento lógico de la metafísica racionalista, una relación interna es aquella que no puede eliminarse sin afectar los términos que une la relación. Por ejemplo, en el pensamiento “A es diferente de B”, no se puede eliminar el argumento “diferente” ya que los términos no serían los mismo si se hiciera, por ende todo está conectado de tal forma que no podría ser lo que es si no fuera lo que es. Por otro lado, en la línea de argumentación causal, se mantiene que cada evento está conectado con otros ya sea de forma directa o indirecta. Es posible demostrar que eventos aparentemente sin relación están unidos por conexiones comunes. Esto es similar a lo que se conoce como efecto mariposa, término acuñado por Edward Lorenz en la teoría del caos. Hay incluso racionalistas que consideran que las relaciones causales son en realidad relaciones lógicas, ya que al ser planteadas con precisión revelarían

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