Reflexión sobre el Machismo y su influencia en Costa Rica

Reflexión sobre el Machismo y su influencia en Costa Rica

Creo que el mundo occidental está viviendo una época trascendental en cuanto a transformación de paradigmas y a nociones de la sexualidad se refiere, en especial la definición de roles de género y el tipo de sociedad a la cual nos debemos dirigir para la una apropiada convivencia. Entonces entra en juego el machismo, un fenómeno que engloba un conjunto de modos de actuar de prepotencia de los varones respecto a las mujeres y que ha tenido preponderancia social por miles de años y que, siendo justos, no se ha mantenido estático, en especial en las décadas circundantes al nuevo milenio gracias a lo que estudios feministas llaman “la tercera hola del feminismo” y cuyos efectos se pueden apreciar en varios aspectos de la Costa Rica de hoy y parecen incrementarse con los avances científicos (Cott, N, 1987).

Por mucho tiempo el machismo tuvo sentido y propósito. A pesar de que durante las etapas primitivas de las colectividades cazadoras y recolectoras el hombre y la mujer eran hegemónicamente similares, el hecho de que los hombres cazaban o carroñaban y las mujeres recolectaban vegetales promovió un aumento en la capacidad muscular masculina. La degradación de la condición femenina iba a acentuarse con el desarrollo de sociedades agrícolas sedentarias a regir en los asentamientos que prosperaron en los deltas de los ríos y otros terrenos cuya fertilidad se renovaba por sí sola; y puesto que una población numerosa era la mejor defensa de estas comunidades sedentarias frente a la presión de los grupos nómadas rivales, ahora resultaba más conveniente que las mujeres se consagraran a la maternidad intensiva y los varones trabajaran duro para mantener familias todo lo numerosas que permitiera el potencial reproductivo femenino. La dedicación exclusiva a la maternidad extremó la dependencia económica femenina y, con ello, el sometimiento forzoso del sexo femenino al masculino. Las mujeres se vieron así degradadas a una condición casi subhumana. Pero las tribus con esta mentalidad se demostraron tan competitivas y pujantes que en pocos milenios se propagaron por todo el planeta, desplazando y arrinconando a otras etnias con tasas de natalidad más bajas, hasta convertir el machismo exacerbado, y la violencia sexual concomitante, en un rasgo casi universal del comportamiento social humano (es decir, un comportamiento natural de la especie) (Cacigas, A 2000).

Tal situación ha impactó fuertemente asuntos tan determinantes como la religión en un país tan históricamente católico en sus costumbres y vivencias como el nuestro (no necesariamente en población). En la biblia se pueden encontrar pasajes como:

“Dijo asimismo a la mujer: Multiplicaré tus trabajos y miserias en tus preñeces; con dolor parirás los hijos, y estarás bajo la potestad o mando de tu marido, y él te dominará“

Génesis 3:16 (Dios a Eva)

“La mujer aprenda en silencio, con toda sujeción. Porque no permito a la mujer enseñar, ni ejercer dominio sobre el hombre, sino estar en silencio. Porque Adán fue formado primero, después Eva; y Adán no fue engañado, sino que la mujer, siendo engañada, incurrió en trasgresión. Pero se salvará engendrando hijos, si permaneciere en fe, amor y santificación, con modestia”

1 Timoteo 2: 11-15

Legitima en el ámbito espiritual la sumisión de la mujer hacia su marido incorporando el concepto de “pecado original” que favorecería a la visión de inferioridad, pero agregando un tono de maldad intrínseca.

A pesar de ello, los y las feministas afirman que, si bien es cierto que se dieron cambios en la noción de machismo durante el último par de milenios, los más influyentes se dieron precisamente por su contrapartida femenina en etapas de la siguiente manera según la autora Leidholdt, D (1990):

a) Primera fase: durante la ilustración, se genera cierta literatura de carácter liberal a favor de la mujer.

b) Segunda fase (Primera ola): movimiento feminista que se desarrolló en Inglaterra y Estados Unidos a lo largo del siglo XIX y principios del siglo XX.

Originariamente, se concentró en la obtención de igualdad frente al varón en términos de derecho de propiedad e igual capacidad de obrar, así como la demanda de igualdad de derechos dentro del matrimonio. A finales del siglo XIX, los esfuerzos se van a concentrar en la obtención de poder político, en concreto el derecho al sufragio.

• La Segunda Ola Feminista, del Movimiento de la Mujer o de liberación de la mujer hace referencia un período de actividad feminista que comienza a principios de los años 1960 y dura hasta los años 90 del siglo XX.

Tenía una amplia variedad de temas: la desigualdad no-oficial, la sexualidad, la familia, el lugar de trabajo y quizá de forma más controvertida, los derechos en la reproducción.

• La tercera ola del feminismo contiene los debates llamados "Guerras feministas por el sexo", considerados a veces como el inicio de la tercera ola, constituyeron una serie de encendidos debates en torno a las posturas ante el sexo, la prostitución, el sadomasoquismo y la transexualidad que enfrentaron al movimiento feminista con la comunidad feminista lésbica.

Las repercusiones de estos movimientos a favor de la posición más igualitaria de las mujeres son directas sobre la influencia del machismo, pero no quiere decir que el reforzamiento del feminismo signifique la caída del otro. Según Nancy Cott (1987), el feminismo busca la igualdad de géneros, no el ascenso de la femineidad por sobre la masculinidad.

Una de las facetas en el último siglo que más han marcado una pauta de cambio en el paradigma de la

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