Sociologia De La Educación
mojito5 de Septiembre de 2012
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KARL MARX Y EL APORTE A LA SOCIOLOGIA DE LA EDUCACION
APORTE MARXISTA A LA SOCIOLOGÍA DE LA EDUCACIÓN
El aporte marxista a la Sociología de la Educación nos hace reflexionar sobre tres aspectos sustanciales que se vinculan con:
1) La relación entre el individuo y la sociedad;
2) La comprensión de las funciones que cumple el conjunto de instituciones y procesos que provocan modificaciones en ese individuo y
3) la distribución de los individuos entre las posiciones de la estructura social adulta.
La relación entre individuo y sociedad: Marx rechaza el dualismo individuo y/o sociedad reformulando estos términos a través de una concepción jerarquizada de la totalidad social que conforman por un lado, lo constitutivo y lo constituyente del ser persona y por otro, la conciencia del ser como expresión de las relaciones sociales de producción y cambio. Ambas se instrumentan a través de las condiciones reales de manipulación ejercidas desde afuera por quienes poseen los medios de producción tanto material como espiritual.
La escuela como mecanismo de producción: Las expectativas funcionales de la escuela se centran en preparar a niños y jóvenes para su incorporación a la vida social adulta ya en el ámbito laboral aspecto cualificativo como en el político formas de comportamiento disciplinamiento social. El marxismo se centró en los presuntos automatismos de la lógica del capital y en la idea de una polarización social sin plantearse el papel de la escuela en la socialización de la fuerza de trabajo. El análisis materialista del ámbito educativo se enriqueció con los aportes de Althusser aparatos ideológicos del estado; Foucault la genealogía del poder; Bourdie, y Passeron, Baudelot y Establet , teorías de la reproducción y Bowles y Gintis, teoría de la correspondencia.
La escuela como mecanismo de distribución: Otro aspecto consecuente de la función que cumple la escuela es la de contribuir a la generación o a la perpetuación de las desigualdades sociales. Los elementos discretos de la materia, la energía y la información son las cosas, las personas y los datos, lo que en su forma económica se convierten en medios de producción, fuerza de trabajo y conocimiento. El poder disponer de ellos, lo llamamos propiedad, autoridad y cualificación. Y es precisamente esta última, un factor de desigualdad y de poder independientemente de sus relaciones con la propiedad o la autoridad. Reconocer la importancia propia y específica, no derivativa, de la cualificación constituye el primer paso para entender que las desigualdades educativas pueden tener otras causas y otros fines.
¿Qué podemos y debemos conservar?: Marx argumentó y mostró que el conocimiento no sólo puede y debe ser contemplado en términos de validez. Las ideas no son simplemente producto de otras ideas, sino que se ven provocadas o alteradas por la experiencia material. En tal sentido, la escuela no debe ser tenida como una organización derivada de imperativos técnicos y organizativos alejados de las relaciones de poder sino que amerita ser interrogada desde una perspectiva sistémica y materialista para analizar la lógica específica de sus cometidos.
Es importante tomar en cuenta que los programas de formación para el empleo como prácticas sociales educativas y dispositivos para combatir el desempleo, lo cual a la luz de los elementos que aportar las teorías críticas de las Ciencias Sociales a la Sociología, en particular a la Sociología de la Educación, permite describir la manera de cómo estos programas enfrentan el reto de la inserción laboral de los y las jóvenes desempleados en la ciudades del mundo, y así poder analizar su pertinencia en relación con las problemáticas sociales de esta población, específicamente a partir del modo de cómo los programas asumen las expectativas laborales de los y las jóvenes, así como la incorporación y formación que se les ofrece.
Para el cumplimiento de estos propósitos en el proceso de investigación deberá comprenderse ¿cómo serán los procesos de formación para el empleo, en cuanto a las prácticas educativas y dispositivos para combatir el desempleo, que enfrentan en cuanto al reto de la inserción laboral de los jóvenes desempleados.
¿Cuántas ofertas de programas de formación para el empleo existen?, en cuanto a prácticas educativas y dispositivos para combatir el desempleo, el cual es pertinente a las expectativas de la inserción laborar, así como la importancia de estudiar las posibilidades de generar propuestas alternas que puedan nutrir la formulación y ejecución de políticas para el empleo, dirigidas a los jóvenes, las cuales deberán estar cercanas a sus realidades sociales, y que promuevan el reconocimiento político de sus contextos problemáticos, expectativas y por supuesto a sus necesidades, para la facilitación de equidad y participación de esta población en el desarrollo socio-económico y cultural.
Adicionalmente, es importante la realización de un aporte teórico en los estudios de la formación para el empleo de los jóvenes desde el punto de vista crítico para crear un marco de referencia general que tome en cuenta y sistematice las diversas experiencias y los enfoques conceptuales sobre el tema, permitiendo aclarar conceptos como lo es la formación y capacitación, que se usan de manera indistinta en general, y en el perfeccionamiento y futuro diseño de programas
La educación como sistema de Estado
¿Porqué comenzar con este tema? ¿Porqué no comenzar con lo que sucede en el aula? La respuesta es una toma de posición sociológica: porque consideramos que es lógicamente primero el todo que la parte.
Cuando los individuos nacen, lo hacen en una sociedad que ya está constituida. Cuando el niño y el maestro se incorporan a un establecimiento escolar, éste ya está constituido y forma parte de un conjunto mayor que lo subsume. Desde esta perspectiva el todo o el sistema es anterior al individuo.
Pero también se puede decir, que la institución o el sistema son producto de las prácticas de los individuos. Son ellos quienes construyen los edificios escolares, sancionan las leyes y reglamentos, crean y asignan los recursos, etc. Pero una vez constituido el mundo de la escuela, éste pareciera tener vida propia. Tiende a existir casi independientemente de los agentes que fueron sus creadores y más aún, determina parcialmente lo que hacen las generaciones posteriores.
La educación como objetividad tiene una relativa dureza. Las cosas de la educación no son de Plastilina, no están hechas de un material maleable a gusto y voluntad de los hombres. Los maestros y funcionarios de hoy no pueden hacer la escuela a su gusto y voluntad y en función de sus propios objetivos.
La realidad social, una vez instituida, pareciera imponerse con cierta fuerza a los agentes que la habitan y le dan vida. Las instituciones son producto del obrar humano, pero luego son productoras de subjetividades.
En este sentido puede decirse que no solo los alumnos son formados por la institución que frecuentan. Por eso es prioritario preguntarse por la lógica del origen del sistema escolar.
Aquí el análisis tiene que ser necesariamente histórico. El sistema educativo moderno comienza a construirse junto con el Estado nación. La historia de la escuela es en gran parte la historia del Estado moderno. En la mayoría de los países de Europa y América Latina ambas historias van de la mano y no puede entenderse la una sin la otra. Una de las primeras preocupaciones de los padres fundadores de nuestros Estados nacionales es la fundación de un sistema escolar obligatorio. Ya sabíamos que el Estado nacional capitalista moderno surge mediante la constitución de un monopolio en materia de uso o amenaza de uso de la violencia física legítima. Max Weber enfatizó esta cuestión.
Existe un Estado nacional cuando determinados agentes se apropian en forma exclusiva de este recurso estratégico de poder que es el uso o amenaza de uso de la violencia física legítima, es decir, socialmente reconocida.
Para ejercer este monopolio construyó una serie de aparatos represivos institucionalizados: el ejército para la defensa contra el enemigo exterior y la policía para garantizar el orden en el interior de un determinado territorio. Para sostener estas instituciones y el resto de los aparatos gubernamentales, el Estado fundó un sistema de recaudación de impuestos. Pero, casi al mismo tiempo en que se crean los aparatos de defensa y aseguramiento del orden, las Élites dominantes de los estados modernos muestran un interés por la constitución de otro aparato: el aparato educativo del Estado. ¿Cuál es el sentido de este interés temprano en las cosas de la escuela? Digamos aquí que los constructores del Estado moderno necesitaban de otro monopolio para garantizar su dominación sobre los incipientes miembros de las nuevas configuraciones políticas nacionales estatales, en este caso se trataba del monopolio del ejercicio de otra forma de violencia, no física (que se ejerce sobre los cuerpos de los dominados) sino simbólica. ¿Y cómo definir a la violencia simbólica? Es violencia simbólica toda acción de imposición de significado sobre las subjetividades de los miembros del Estado. Imponer una lengua como lengua oficial, por ejemplo, es un modo de ejercicio de la violencia simbólica. Un lenguaje es un conjunto de sentidos y de modos de ver el mundo.
La lengua oficial, que se decreta en leyes y constituciones, debe ser
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