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Resumen ICSE UBA

Gonzalo UllaResumen11 de Noviembre de 2015

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Resumen de ICSE

Breve Historia Contemporánea Argentina

1° Capítulo: 1916

El 12/10/1916 asume Hipólito Yrigoyen, primer presidente electo según la Ley Sáenz Peña (voto universal, secreto y obligatorio).

Existían visiones contradictorias sobre el nuevo sistema:

Visión A:

Culminación exitosa de un proceso de modernización de la Argentina, cuatro décadas de crecimiento extraordinario aprovechando la asociación con Gran Bretaña, la atracción de inmigrantes y la existencia de posibilidades para todos.

Visión B:

Yrigoyen era un caudillo bárbaro. La transición a la democracia era mal vista por los que eran desplazados del poder y había escasa lealtad al sistema institucional. La Primera Guerra Mundial (1914) marcaba el fin del progreso fácil, generaba dificultades y un escenario económico complejo. Por último, se creía que la sociedad estaba enferma y los responsables eran los extranjeros, había intolerancia expresada en un nacionalismo chauvinista.

La construcción

La Argentina se había embarcado en el “progreso”, cuyos primeros estímulos fueron la integración mundial plena al mercado y la expansión del capitalismo.

Los efectos fueron limitados: Existía una deficiencia de organización institucional, que forzaba una consolidación del Estado necesaria.

Roca, en 1880, había hecho el trabajo grueso, pero faltaba. Primero se debía asegurar la paz y el orden, junto con el efectivo control sobre el territorio. Desde 1810 hasta 1862 los poderes provinciales habían luchado entre sí y contra Buenos Aires. Luego el Estado fue dominando y subordinando a los opositores y aseguró en el Ejército Nacional el monopolio de la fuerza.

En 1879 se aseguró la frontera Sur y en 1911 se aseguró la Nordeste. Se definieron los límites del Estado y se separaron las cuestiones internas de las externas.

En 1880 se constituye un nuevo escenario institucional con un centro de poder fuerte apoyado en los triunfos militares y, con bases jurídicas en la Constitución de 1853, que debían cimentar “una monarquía vestida de república.” Según Alberdi. Allí se aseguraba un poder presidencial fuerte sin limitaciones y con facultades de intervenir provincias y decretar el estado de sitio. Para prevenir tiranías, existía un control institucional de Congreso y la imposibilidad de reelección. Las facultades legales mediante una práctica política, desde el vértice del poder, se controlaban los resortes institucionales y políticos.

El anterior mecanismo fue denominado unicato y se utilizó para disciplinar a los grupos provinciales pero se les reconoció un amplio margen de decisión en asuntos locales.

Los grupos dominantes que eran el Litoral y Córdoba usaron su poder para hacer prosperar a las elites del interior y asegurar así un respaldo a un orden político al que no podían enfrentar.

El Estado, en un principio, se asoció con sectores particulares para realizar las tareas más urgentes. Luego expandió sus propias instituciones alcanzando solidez y consistencia mucho antes que la sociedad que, en un estado de transformación careció de núcleos y organización para frenar el avance Estatal.

El Estado insertó a la Argentina en la economía Mundial en el lugar que “le cuadraba perfecto”. La estrecha asociación con Gran Bretaña (desde 1810), primero limitada a lo comercial, se profundizó desde 1850 debido a la expansión de la producción lanar y la industrialización capitalista. Se anudaron relaciones financieras y Gran Bretaña aportó a la construcción del Estado. La real maduración fue post-1880 en la era del Imperialismo.

Entre 1880 y 1913, el capital británico creció casi veinte veces, se invirtió en empresas públicas de agua corriente, tranvías y ferrocarriles y en préstamos hipotecarios sobre tierras. Las buenas ganancias británicas dejaban un amplio campo de acción a los grandes propietarios rurales que aumentaron su productividad gracias a la infraestructura británica (ferrocarriles principalmente).

El cambio requirió mano de obra y la inmigración selectiva y cauta se cambió por propaganda y pasajes subsidiados. Hacia 1880 la inmigración creció, los inmigrantes se instalaron en las ciudades, en un principio en la construcción, para luego moverse al campo hacia 1895, mostrando gran flexibilidad.

Como segunda medida, el Estado gestionó y promovió las inversiones con amplias garantías, asumiendo el riesgo de las menos atractivas y transfiriéndolas a manos británicas cuando eran exitosas. Además, devaluó la moneda para beneficiar a los exportadores y los bancos cedieron crédito en los 90’ con gran libertad.

La “Conquista del Desierto” para incorporar tierras explotables, que se vendieron en grandes extensiones y baratas a allegados, lo que marcó un punto decisivo para la consolidación de la clase terrateniente.

Los terratenientes se adecuaron a la explotación más conveniente año a año y con la llegada de frigoríficos se hizo rentable el ganado vacuno, asociando así agricultura con ganadería.

Los empresarios se dedicaron a rotar entre diversas actividades sin fijarse y evitando mantener el capital inmóvil. A las agropecuarias se les sumaron las inversiones urbanas e industriales y se constituyó una clase empresarial oligárquica, concentrada y no especializada, que controlaba una variedad de actividades.

En los campos comenzó la especulación, invirtiendo poco y trabajando mucho para conseguir buenas cosechas y repetir el proceso en otro campo. Dicho comportamiento flexible permitió aprovechar los estímulos extranjeros. Con los frigoríficos en 1900, se desplazó el ganado bovino al sur y la pampa se llenó de ganado vacuno. En vísperas de guerra, las exportaciones de cereales y carne eran de las más importantes en el mundo.

Los impuestos a la importación y a los grandes terratenientes permitieron al Estado proveer servicios de higiene y transporte, plazas y edificios de estilo Europeo.

El ingreso rural fomentó la inversión en las ciudades, para la creación de comercios e industrias con capital extranjero, ocupando así a mucha gente en el nuevo sector industrial.

La brecha entre el Litoral y Córdoba con el interior se acentuó, llevando al Estado a gastar más en educación y administración. Las excepciones fueron Santa Fe con el quebracho, Tucumán con el azúcar y Mendoza con el vino. El ferrocarril junto con las inversiones y una fuerte protección aduanera hicieron florecer las industrias y la inmigración hacia esas regiones cambió la fisonomía.

En torno al Estado se conformó un sector especuladores intermediarios y financistas que condujo a concesiones, préstamos y obras públicas cuando el Estado inyecto créditos a través de bancos.

Los contemporáneos atribuyeron la crisis de 1890, donde el crecimiento fuerte medró por una década, a la fiebre especulativa, pero las razones reales eran:

  • La vinculación de la economía Argentina con la extranjera la sensibilizó a sus fluctuaciones cíclicas.
  • El endeudamiento convertía la deuda externa en una carga onerosa, pagada con nuevos préstamos o con los saldos del comercio, pero en épocas de crisis ambos se reducían.
  • La crisis del ’90 arrastró a la Banca Baring, que destrozó a los pequeños ahorristas pero, al culminar la especulación de los ’80, se expandieron otros rubros como el agrícola que creció fuertemente.

La inmigración y el progreso económico remodelaron totalmente la sociedad. Al interior fueron pocos (salvo Mendoza), en el Litoral se establecieron precarios arrendatarios, jugando apuestas fuertes al trabajo duro y sin comodidades. Todos se jugaron al ascenso rápido, algunos lo lograron y sus hijos se integraron a la clase media en formación.

Al comienzo los inmigrantes se establecieron en la ciudad dada la demanda laboral. Las condiciones laborales y las ocupaciones variaban, pero las condiciones de vida eran pésimas, incluso tenían problemas para comunicarse entre sí.

El ascenso familiar era primordial, los que no lo lograron se quedaron como trabajadores. Los que lograron un pequeño ascenso consiguieron casa propia y taller o negocio. La clave era la educación de sus hijos, la primaria para superar la barrera idiomática, la secundaria para abrir puertas al trabajo y la universidad para conseguir entrar a los círculos cerrados.

Los inmigrantes se fueron integrando con los criollos pero siempre intentando mantener sus diferencias. A la vez, escaseaba el interés por parte de los extranjeros de nacionalizarse y votar. Sus intereses eran hacerse ricos y volver a su patria, lo que indignaba a Sarmiento y aquellos que habían creído que la inmigración era instrumento del progreso.

Para dar forma a ésta masa competían:

  • La iglesia, aunque su influencia en Argentina era menor que en Hispanoamérica.
  • Las asociaciones de colectividades extranjeras
  • Los grupos políticos contestatarios, como los anarquistas, que planteaban proyectos de sociedad distintos.

Para acelerar el proceso y controlar a la sociedad se llevaron a cabo las siguientes medidas:

  • Leyes de Registro Civil y Matrimonio, para incluir al Estado en los acontecimientos más importantes de la vida del hombre.
  • Regulaciones de la higiene y del trabajo.
  • El Servicio Militar Obligatorio, que controlaba, disciplinaba y argentinizaba a todos los hombres mayores de edad.
  • Finalmente, la Ley 1420 de 1880 que garantizaba educación laica, gratuita y obligatoria para desplazar a la Iglesia y las colectividades y, garantizar instrucción básica e integración y nacionalización de hijos de extranjeros.

Tensiones y transformaciones

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