Cristianismo primitivo y paideia griega

W. Jaeger: Cristianismo primitivo y Paideia griega

Gian Palavecino Sepúlveda

“Cristianismo primitivo y Paideia griega” es una obra que se enmarca dentro de los primeros lineamientos generales que Jaeger escribe sobre la recepción de la paideia griega en el cristianismo primitivo. La obra analizada de W. Jaeger tiene como fin el demostrar la profunda influencia que ejerce la cultura griega en la conformación de lo que sería el cristianismo primitivo, y que sentaría bases de lo que es el cristianismo oriental. La obra se divide en 7 capítulos que apuntan a responder a la hipótesis sostenida por el autor: “la civilización griega ejerció una influencia profunda en la mente cristiana”^[1], y que además se enmarcan a hablar “concretamente del cristianismo en su relación con la cultura griega”^[2]. Por tanto son estas dos premisas las que se erigen como guías de la obra.

El primer capítulo es aquel que puede considerarse como introductorio, ya que plantea en primer lugar la hipótesis del autor –señalada más arriba-, y hace un recorrido histórico por lo que es la aparición del cristianismo y su conexión con el mundo griego. En este aparecen varias ideas principales del texto como que el cristianismo se diferencia del judaísmo porque el kerygma cristiano fue capaz de superar las barreras geográficas y culturales, penetrando en un mundo dominado por la civilización y lenguas griegas. Esto propicia en un primer punto lo que el autor denomina como la “helenización del cristianismo” ya que a la aparición de este lo preceden tres siglos de helenización del mundo. Por otra parte, la actividad misional de Pablo, el cual además de entender la importancia de la lengua, escoge como base de su discusión “la tradición filosófica griega, que era la parte más representativa de lo vivo aún en la cultura griega de esa época”^[3]. Comenzando de esta forma una suerte de continuación de la paideia griega clásica, lo que logra que la aceptación del cristianismo fuese sencilla.

En el capítulo II, Jaeger deja entrever la influencia griega a través de la retórica utilizada por San Clemente en su carta dirigida a los corintios. De este capítulo se puede desprender en primer lugar la importancia de la universalidad de la fe para terminar con los conflictos existentes en el cristianismo. La religión cristiana si quiere formar una verdadera comunidad requerirá una “disciplina semejante a la de los ciudadanos de un Estado bien organizado”^[4], que por cierto responde al ideal filosófico griego de synkrasis. Además, el autor ejemplifica en distintas maneras cómo el pensamiento clásico se mezcla con el cristiano, uno de ellos y bastante claro es el orden cristiano, el cual asigna a cada hombre una determinada posición social y una manera de cooperar en relación a ella.

En el capítulo “Los apologistas” plantea los problemas que trajo consigo una literatura cristiana apologética, la cual defendía el cristianismo luego de las diversas persecuciones sufridas por ellos. Esta literatura al ser dirigida a una masa pagana debía utilizar los elementos filosóficos, por tanto nuevamente se aprecia la influencia griega en la conformación del cristianismo primitivo. Con lo anterior comienza a surgir el problema entre la razón y la fe.

Más adelante se analiza la importancia del neoplatonismo en la conformación del cristianismo, luego de que diversas obras neoplatónicas hubiesen aparecido realizando una crítica contra los cristianos, lo que conlleva finalmente al nacimiento de una filosofía cristiana. El autor plantea que la filosofía y la religión cumplen con objetivos similares, “ser una guía de la vida humana mediante las enseñanzas de la filosofía y el proporcionar una seguridad interior que ya no se encontraba en el mundo externo”^[5], es por este planteamiento que el autor afirma que los ideales culturales griegos y cristianos se mezclaron.

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