La Paideia Griega.

La Paideia Griega

        Según Larroyo (1980) el término Paideia comienza a usarse desde el siglo V, antes de nuestra era; con el mismo se designa al proceso integral de educación que, en este caso, se genera entre los griegos, el cual refiere el cultivo del cuerpo y del alma. Se trata de la formación de un hombre con un alto sentido  del valor: guerrero, humano, con un ideal consciente de cultura.  En si la Paideia Griega es un proceso de construcción consciente del hombre, pero desde un enfoque antropocéntrico, a diferencia de la Paideia Judaica, cuyo enfoque es teocéntrico.

        Para Rodríguez (2012) esta Paideia estuvo inspirada por Homero y Hesíodo y parte del concepto de kalokagathia, término que se compone además de las partículas Kalos que significa bello y aghatos que quiere decir bueno; según esto lo bueno es lo bello, entendiéndose la belleza en términos de bondad.

La Paideia Griega comprende  dos partes:

1. La Gimnástica: referida al conjunto de ejercicios físicos.
2. La Música, que es el aspecto de la formación espiritual, por tanto incluye la educación estética, moral, religiosa. Como es de apreciar el término tiene un sentido más amplio al actual.  Incluye también la danza, la enseñanza de la lectura, escritura y gramática.

La Paideia era el sustantivo del areté del cuerpo y  areté del espíritu. El areté se constituye en el ideal educativo, es la virtud que se plasma en un principio en destreza guerrera, pero que luego se transforma en un alto ideal caballeresco, en la conducta selecta y cortesana que se aprecia en la Odisea, en el heroísmo guerrero. Según Jaeger (1942) citado por Larroyo (1980) se convierte en un atributo propio de la nobleza, tiene un carácter aristocrático, de la excelencia humana; por lo tanto, el esclavo no tiene areté, pues la sociedad griega era esclavista  y los esclavos no tenían derecho a la educación.

        Para Temístocles Salazar (1988) para los espartanos el areté del cuerpo llega a su máxima expresión en la formación física del guerrero y el areté del espíritu, representada en la sagacidad cuyo mayor símbolo lo representa Ulises, en la Odisea.  Ulises fue el hombre que inventó el caballo de Troya y lo da cómo símbolo caballeresco al terminar la difícil guerra que dura 10 años, en la cual muere Agamenón y Aquiles, amigos de Ulises.  Por ejemplo en el caso de la Ilíada cuando  el bando de Hector va ganando, buscan a  Ulises, quien es muy sagaz, el mejor guerrero, pero se había retirado. Lo encuentra y se desempeñaba vendiendo periódico, lo convence. Tanto Héctor como Aquiles mueren, pero ambos representan el valor del heroísmo. De ahí que según Larroyo (1980) los poemas homéricos (La Ilíada y La Odisea  ) resulten muy importantes en la educación griega, pues, por un lado, se constituyen en una fuente para estudiar la sociedad griega más antigua y, por otro, son un referente cultural para la formación de las generaciones posteriores. En el mundo homérico la educación tiene un carácter práctico; aún cuando refieren a una Grecia con una forma de gobierno del Estado – ciudad (la polis), carecen de escuelas. Cuando el niño abandona la nodriza, se une a los adultos de quienes aprende a través del ejemplo.  

        Cómo lo refieren los cantos homéricos la formación en un principio, en la Grecia antigua, tiene propósitos guerreros, por lo cual el cultivo del cuerpo era esencial; pero en la medida que se complejizan las relaciones con otras ciudades, e incluso entre los mismos habitantes, despiertan interés por una formación más libre  e intelectual que ellos llaman musical. Según Larroyo (1980) plantea que en la Ilíada eso ya refleja cuan Fénix, el maestro de Aquiles le recuerda la norma de la vida el dominio de la palabra, que significa la cultura del espíritu y la realización de acciones que estaba dirigida al cultivo del cuerpo. De ahí que las generaciones posteriores apreciaran en el ideal educativo un esfuerzo por abarcar lo humano en su totalidad.

Los poemas homéricos de cómo era la educación en aquellos tiempos de la Grecia.  Ellos refieren no solo a sus héroes, sino los rasgos más destacados  de sus maestros.  Por ejemplo: el centauro Quirón fue el maestro de Áquiles y le enseña el arte de cazar y la música, mientras que el segundo maestro es Fénix le forma en la sabiduría y virtudes de aquel momento: “Debes decir canto deba ser dicho y hacer cuanto deba ser hecho”. Otro ejemplo es el de Telemaco hijo de Ulises, quien es descrito como un hombre distraído y endeble y su maestro Mentor, lo convierte en un hombre vigoroso, valiente y prudente.  (Larroyo, 1980).

        Como es de apreciar, la práctica de la educación que se aprecia a través del mundo homérico es mediante el ejemplo. Así, la conducta de los dioses y los héroes se convierte en el modelo a seguir; un ideal educativo caballeresco.  

        Igualmente, Larroyo (1980:133) señala que, aunque no en la misma proporción de los cantos homéricos, la poesía de Hesíodo también ejerce influencia en la educación del pueblo griego, pues a través de ella se “instruye a los conciudadanos en la vida agrícola, moral y religiosa”.  Según Hesíodo, el heroísmo no solo tiene lugar en los combates guerreros, sino el trabajo de la tierra para obtener el sustento de los hombres, lo cual también era una dura lucha; destacando así la importancia y dignidad del trabajo humano. Según este poeta el trabajo “es el camino para alcanzar la virtud”. Así, frente a la concepción homérica  de la educación caballeresca, Hesíodo enaltece el trabajo la vida virtuosa como fines esenciales de la educación.

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