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Democracia En América Latina


Enviado por   •  24 de Abril de 2013  •  7.137 Palabras (29 Páginas)  •  534 Visitas

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LOS OBSTÁCULOS ACTUALES PARA LA CONSOLIDACIÓN DEMOCRÁTICA EN AMÉRICA LATINA

Eduardo Pizarro Leongómez

Introducción

En 1990 culminó en toda América Latina, con excepción de Cuba que vive un proceso político sui generis, la transición democrática en el continente. Si entendemos por esta noción el tránsito de un régimen autoritario a un régimen democrático, mediante el cual se instauran instituciones electivas más o menos libres y transparentes, nunca el continente había conocido una situación similar. A partir de esa fecha se inicia otro desafío para nuestros países y es el de la consolidación de esta todavía precaria institucionalidad democrática. Como subraya Juan Carlos Portantiero, "un tópico común de la literatura sociopolítica señala que hacia 1990 las transiciones sudamericanas habían superado su fase de máximo riesgo y alcanzado los umbrales de la consolidación, definida convencionalmente a partir del momento en que una sucesión presidencial normal tenía lugar" . Es decir, que si los ochenta fueron los años de la transición, se espera que los noventa sean los de la consolidación .

Es fundamental tomar en consideración para el análisis de la consolidación democrática de América Latina, como de otras naciones de Europa del Este, Asia y África, que ésta tiene lugar en el marco de un nuevo sistema internacional, el cual se halla igualmente en un complejo y, en ocasiones, conflictivo proceso de transformación a partir de 1989. Este cambio en los rasgos del orden mundial introduce dinámicas, desafíos y obstáculos inéditos para estas naciones, las cuales deben afrontar de manera simultánea lo que se ha denominado la "doble transición". Como sostiene Norbert Lechner, tanto en América Latina como en otras naciones del mundo, "tiene lugar un doble proceso de transición: transición hacia la democracia y transición hacia una economía de mercado" . Se trata de una "relación problemática", no sólo por las dificultades económicas y las precariedades institucionales que aún subsisten a lo largo del continente latinoamericano, sino por la ausencia de consenso sobre la compatibilidad que pueda existir entre la consolidación de los nuevos procesos democráticos y los modelos neoliberales en curso . Como sostienen Philippe Schmitter y Terry Lynn Karl, "en suma, las nociones de libertad económica que son promovidas actualmente por los modelos económicos neoliberales no son sinónimo de libertad política, y pueden incluso impedirla" . Sin duda, nuestros países no pueden aislarse de las corrientes económicas mundiales. Pero, modelos económicos que ahonden las formas extremas de exclusión social, como las que persisten en América Latina, bloquean el pleno ejercicio de la ciudadanía y generan tensiones sociales potencialmente explosivas las cuales pueden afectar una gestión democrática en nuestras sociedades.

Esta inquietud es particularmente pertinente si consideramos los grandes costos sociales, al menos a corto plazo, que ha tenido en América Latina la implantación de programas de ajuste y de apertura económica. Estos fueron realizados, inicialmente, bajo los gobiernos autoritarios en Chile a partir de 1973, en Uruguay desde 1974 y en Argentina a partir de 1976 . El reto actual de América Latina es el de incorporar sus economías a las exigencias actuales del nuevo orden económico mundial, pero ya no en un contexto de eliminación o restricción de las libertades públicas como ocurrió bajo las dictaduras del Cono Sur, sino, por el contrario, en un marco democrático . Además, esta incorporación debe tener como norte evitar la profundización de los desequilibrios sociales y la desigualdad en los ingresos, que hoy por hoy son los más protuberantes en todo el mundo.

Además de la "doble transición" que es común a casi todas nuestras naciones, en aquellos países en los cuales se han vivido agudos conflictos armados recientes, tales como Guatemala, El Salvador y Nicaragua, o en donde éstos continúan latentes tales como Colombia, se añade una dificultad adicional y es la de la incorporación de los actores armados al proceso político.

La década de los noventa se presenta, pues, como un momento crítico para el desarrollo social, económico y político de América Latina en su conjunto. En el presente ensayo nos vamos a limitar, sin embargo, al plano político y solo de manera tangencial analizaremos el contexto social en el cual se inscriben los cambios actuales. Nuestra hipótesis central es que el instrumento central para lograr la consolidación de los espacios democráticos, es decir, la política (concebida como el ámbito privilegiado de regulación y conducción de los procesos sociales), salvo en pocos casos como Chile y Uruguay, ha sido hondamente deficitaria. En tal contexto los graves desafíos que debía enfrentar el continente en esta etapa no han sido superados y, en muchos casos, incluso se han agigantado generando graves problemas de gobernabilidad democrática en casi toda área.

Inicialmente, vamos a estudiar cuáles eran las principales "cuestiones de la transición" que debían ser resueltas para abocar con éxito las tareas de la consolidación democrática. Y, en un segundo momento, analizaremos las transformaciones en el ámbito de la acción política que consideramos necesarias para recuperar su papel rector en esta compleja etapa que viven nuestras naciones. Dado el papel estratégico de la acción colectiva para afrontar los retos que enfrenta hoy América Latina, un déficit en este plano puede generar fenómenos tales como los liderazgos autoritarios que campean aquí y allá en muchas de nuestras naciones y que pueden ser la raíz de una nueva involución antidemocrática .

I. El cambio democrático: ¿hacia un destino incierto?

Samuel Huntington ha formulado algunas hipótesis buscando explicar el cambio democrático simultáneo que se produjo en más de treinta naciones de distintos continentes en todo el mundo . En primer término, argumenta Huntington, la estanflación que soportó el mundo tras las dos crisis energéticas que se produjeron a partir de 1973, puso en cuestión la legitimidad de los regímenes autoritarios. Estos fundados en un simple "legitimidad por los resultados" (es decir, la capacidad para producir resultados en el plano tanto de la ley y el orden, como del desarrollo económico) entraron en bancarrota como consecuencia de sus pobres resultados económicos. En segundo término, mediante una reelectura de los esquemas de la modernización que han ligado

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