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ENSAYO SOBRE “EL PADRE ETERNO” DE ZURBARÁN


Enviado por   •  25 de Octubre de 2015  •  Trabajos  •  1.742 Palabras (7 Páginas)  •  255 Visitas

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“EL PADRE ETERNO” DE ZURBARÁN

Para el desarrollo de este trabajo dedicado al estudio de alguna de las obras que se hallan expuestas en el  Museo de Bellas Artes de Sevilla, he decidido elegir un cuadro de Zurbarán, el conocido como “El Padre Eterno”.

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El autor de esta obra fue como ya he dicho anteriormente  Francisco de Zurbarán (Lugar de nacimiento: Fuente de Cantos, 1598 - Lugar de defunción: Madrid, 1664). Este artista pertenece a la conocida como Escuela sevillana. Zurbarán fue un genial pintor de la época barroca española. Vivió durante el siglo XVII, es decir, en el primer Barroco. Fue coetáneo de los grandes pintores del Siglo de Oro, como Velázquez, Murillo, Ribalta y Ribera. Su estilo se mantuvo prácticamente invariable, mientras que el de los anteriores iba evolucionando. Esta inmovilidad fue durante varias décadas el secreto de su éxito, pero terminó por condenar su carrera artística. De 1658 a 1664, los últimos años de su vida, se muestra la obra más pura de Zurbarán, sin la intervención de sus oficiales, puesto que no traslada su taller de Sevilla a Madrid. El 27 de agosto de 1664 muere. Los temas que trató a lo largo de su vida Zurbarán fueron lienzos religiosos oficiales, lienzos de devoción o profanos para particulares y retratos. Entre las iconografías destacan sus Inmaculadas Concepciones, una devoción muy defendida en la España del XVII. Otro tema de éxito fueron las imágenes de Jesús, niño o adolescente y los Crucificados de cuatro clavos. Zurbarán sentía a título personal una gran predilección por San Francisco, ya fuera meditando, rezando, con calaveras o muerto. Este gusto lo comparte con El Greco y tal vez da una idea del sentimiento vital y espiritual de este pintor que abarcó gran parte del siglo XVII, mostrando a un tiempo las dependencias del Barroco respecto a otros estilos anteriores y las novedades que marcaron su decadencia pasado 1640.   Francisco de Zurbarán, fue otro grande de la pintura española, qué como los grandes maestros, marcó estilo. Un estilo muy rígido y tenebrista de luces y sombras, siempre empleando en sus obras un gran realismo. Era muy austero como los monjes para los que trabajaba. Contemporáneo y amigo de Velázquez, Zurbarán destacó en la pintura religiosa, en la que su arte revela una gran fuerza visual y un profundo misticismo. Fue un artista representativo de la Contrarreforma. Influido en sus comienzos por Caravaggio, su estilo fue evolucionando para aproximarse a los maestros manieristas italianos. Sus representaciones se alejan del realismo de Velázquez y sus composiciones se caracterizan por un modelado claroscuro con tonos más ácidos.    

 El estilo del cuadro “El Padre Eterno” podemos encuadrarlo en el Barroco y su función sería, como la de la mayoría de las obras de este gran artista de origen extremeño pero sevillano de adopción, de tipo religioso. El soporte que Zurbarán utilizó a la hora de realizar esta obra fue el lienzo, y la técnica escogida, el óleo. Todo esto dio lugar a una obra cuyas dimensiones podrían catalogarse como considerables ya que sus medidas eran:

Altura -------------    240 cm.

Anchura ----------    277 cm.

Altura moldura –   278 cm.

Anchura moldura – 291 cm.

Profundidad –------  7,50 cm.

El cuadro de Zurbarán cuya fecha de datación es 1636 (Siglo XVIII) pertenece al tipo de obras que se conocen como de caballete y que se pueden definir como aquella pintura que todo pintor hace en su caballete o atril en su taller sin salir al espacio exterior. Se empezó a hablar de ella cuando, por ejemplo los pintores impresionistas comenzaron a salir a pintar al aire libre. La pintura de caballete es más dedicada porque se puede trabajar y profundizar en más detalles. También se la denomina “de caballete” para diferenciarla de la pintura mural.

El lugar de procedencia de este cuadro es el Convento de los Mercedarios Descalzos, en Sevilla. Todo apunta a que, muy probablemente, este lienzo procede de la Capilla del Noviciado de la Compañía de Jesús de Sevilla en San Luis de los Franceses. En 1810 aparece en los salones del Alcázar como obra original de Alonso Cano, en el inventario de los cuadros sustraídos por el gobierno intruso en Sevilla, publicado por Gómez Imaz, aunque parece ser que en fecha no determinada pero supuestamente muy próxima a la Desamortización de los Bienes Eclesiásticos, ésta obra pasó a formar parte de los fondos del Museo de Bellas Artes de Sevilla. Aunque en los primeros inventarios manuscritos del museo la citada obra no aparece, sí lo hace en el catálogo publicado en 1897, p.79, nº15, como San Francisco de Borja, autor Francisco de Zurbarán. En el catálogo de José Gestoso publicado en 1912, nº189, también aparece atribuido a Zurbarán.

El cuadro del que estamos hablando se encuentra como todos sabemos ya, expuesto en el Museo de Bellas Artes de Sevilla, en la Sala V, que es la dependencia dedicada a la escuela sevillana del barroco y a su máximo exponente, Murillo, cuyo estilo domina la primera mitad del siglo XVIII y su huella pervive hasta el siglo XIX. Herrera el Viejo y Zurbarán continuarán el naturalismo en el segundo tercio del siglo. En esta misma sala también podemos encontrar “La apoteosis de Santo Tomás de Aquino” que según lo dicho por muchos entendidos podría considerarse la obra cumbre de Zurbarán.

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