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Especialización Docente de Nivel Superior en Enseñanza de la Historia

antoluliInforme12 de Diciembre de 2015

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Especialización Docente de Nivel Superior en Enseñanza de la Historia

 

Paola García

Proyecto:

Taller Testigo y Memoria.

El 2001 un año para NO olvidar.

2015

Análisis de la situación educativa

En  la  Escuela de Enseñanza Media Nº 209 Doctor Dalmacio Vélez Sarsfield de la localidad de Casilda los alumnos de 5º año tienen la terminalidad de Bachiller con orientación en Economía y Administración, a raíz de ello no contamos con el espacio curricular de historia en 5º año.

Como consecuencia de esta realidad he decidido realizar El Taller Memoria y Testigo  que sería llevada a cabo en el espacio curricular Construcción Ciudadana y Derechos de 5º año, a cargo de la docente María Ángeles Queral.

Este espacio curricular propone abordajes que permitan a los estudiantes conocer, comprender y reflexionar sobre los distintos aspectos de la realidad social desde una mirada amplia, respetuosa, crítica y comprometida que incluya las experiencias personales y posibilite la verbalización y la reflexión acerca de las mismas. De este modo, se interpela la experiencia posibilitando la objetivación de los procesos personales subjetivos[1].

Selección y definición del problema

Para poder abordar la problemática que tienen los alumnos de 5º año, en la cual no pueden visualizar la historia reciente, se ha diseñado el siguiente proyecto que va a tener como eje central un taller disciplinar y/o de integración disciplinar que aborde problemas de las sociedades contemporáneas a escala local, regional, nacional, así como problemáticas filosóficas y psicológicas.[2]

El siguiente taller está pensado para  trabajarse con los alumnos de 5° año del comercial de Casilda. En 4º año los alumnos llegan a trabajar contenidos como  la Vuelta a la Democracia. Dejando de lado Neoliberalismo, Menemismo, y la Crisis del 2001.

La metodología para el desarrollo de este taller está basada en dos premisas conceptuales importantes:

  • La construcción de conocimientos a partir de una estructura horizontal de transferencia de saberes.
  •  La reflexión como punto de partida para el desarrollo de una estrategia de apropiación de conocimientos.

Estas dos premisas enmarcan el desarrollo técnico de la actividad, lo que se intenta es que los alumnos puedan acercarse a las causas y consecuencias de los acontecimientos ocurridos en el 2001 especialmente en la localidad de Casilda, y a su vez realizar un diagnostico que sirva como apoyatura de los alumnos.

Antes de consignar la propuesta de trabajo, es necesario mencionar por qué se eligió la crisis del 2001 como objeto de estudio. En primer lugar, porque este acontecimiento histórico reúne las características epistemológicas propias de la Historia Reciente es un hecho coetáneo y al menos tres generaciones lo han vivenciado; se encuentra presente en la memoria colectiva no sólo por el recuerdo de lo sucedido, sino porque frecuentemente se apela a este acontecimiento en distintos discursos políticos apelando a él como una hito de comparación (generalmente negativo) en relación a la actualidad; también se trata de un hecho que aún está en curso, sumado a que los juicios por la represión y por las causas abiertas por los ‘ahorristas’ aún no han finalizado; asimismo, muchos ‘emigrados’ producto de la situación económica de esos años han ido progresivamente retornado al país produciendo una constante rememoración de lo sucedido en aquel momento.

Metodológicamente, como todo problema abordado desde la Historia Reciente, presenta la dificultad de utilizar fuentes documentales públicas, pero por el contrario (y en cierta forma aquí reside la riqueza de estudiar el fenómeno) se aspira a hacer un uso lo más amplio posible de documentación ‘alternativa’ como por ejemplo fuentes periodísticas, estadísticas, imágenes, etc., cuya selección será contextualizada en relación a las necesidades y posibilidades de análisis de estudiantes secundarios.

Por último, la elección de este hecho histórico es además un intento de proponer un objeto de estudio distinto al generalmente planteado para la enseñanza de la historia reciente en la escuela, es decir la última dictadura militar.

Cuando hacia comienzos de los años ’90 se consolidó en Argentina un régimen de acumulación cuyo origen remite a mediados de los ’70, el país aceleró un enorme proceso de concentración de la riqueza, descapitalización del Estado y fuerte endeudamiento. Hacia 1995 ya aparecían claramente resultados críticos, especialmente en el alto nivel de desocupación y, en general, en el deterioro de la situación laboral. La disminución relativa de la inversión en programas de desarrollo social (educación, salud, etc.), que lleva ya más de un cuarto de siglo, corona un modelo que ha llevado a la sociedad argentina a la crítica situación actual. En lo político, a su vez, la crisis remite a una democracia que ha quedado, desde su restauración a fines de 1983, rehén del poder económico financiero, expresando una gran debilidad de construir un proyecto que no siguiera los lineamientos que este poder marcara. La promesa excesiva de que con la democracia se come, se cura y se educa[3] resultó impracticable. Paralelamente, la época se caracteriza por el deterioro de la imagen pública de los políticos, tanto por su incapacidad de dar lugar a una transformación de las condiciones generales del régimen –ligado esto a la debilidad antes mencionada-, como por la creciente sospecha de corrupción generalizada en el sistema[4].

Los sucesivos desencantos sociales con la UCR de Alfonsín, el PJ de Menem y la Alianza de De la Rúa dejan lugar a la idea de que no hay espacio en la conformación actual del sistema político argentino para la representación de amplias y diversas demandas sociales.

Los días previos a la caída de De la Rúa muestran una intensificación significativa de la movilización social en un contexto político inestable.

El presidente del Centro Económico del Departamento Caseros, Hugo Racca, aclaró que "la manifestación no es contra del gobierno nacional porque recién asumió y aún no terminó de implementar un plan económico".  El dirigente bregó para que las movilizaciones se desarrollen pacíficamente y anticipó que en Casilda "la marcha será ruidosa, con muchos tambores, bocinas y cacerolas", y sostuvo que "si esta movida sale bien deberá verse como el triunfo de la gente y no de un grupo de centros comerciales, sindicatos o partidos políticos"[5]

El martes 15 de enero 2001, a las 10, se comenzó a concentrar gente en la esquina de las vías y Buenos Aires. Para sorpresa de muchos, llegaban vecinos desde todas las direcciones: Nueva Roma, Barracas, centro, San Carlos, Granaderos a Caballo. Eran obreros, comerciantes, estudiantes, abuelos con sus nietos, matrimonios y hasta familias completas. Todos juntos para reclamar lo que como argentinos nos correspondía: poder trabajar y prosperar en paz. Al llegar al Banco de Galicia, en la esquina de 1º de Mayo, se arrojaron las primeras baldosas, que habían sido arrancadas de las mismas veredas, y los primeros trozos de metal, seguramente traídos de los lugares de trabajo, con toda la intención de estrellarlos contra el culpable de tanto sufrimiento: la banca. Lo cierto es que aquel mediodía de verano, humildes, pacíficos y trabajadores muchachos, y también muchas chicas, que durante toda su vida nunca habían sido capaces siquiera de levantar siquiera la voz y mucho menos la mano contra otros, desahogaron su furia con una energía inusual. Algunos después lo confesaron: habían actuado como no lo habían hecho nunca, y seguramente como no lo harían jamás. 

Definición de los objetivos del proyecto

Este proyecto tiene por objetivo:

  • Visualizar la historia reciente a escala local.
  • Explicar las causas que llevaron a la Crisis del 2001.
  • Analizar la historia local de Casilda.
  • Comprender las consecuencias de la crisis.

Justificación del proyecto

La Ley Nacional de Educación señala “La educación es una prioridad nacional y se constituye en política de Estado para construir una sociedad justa, reafirmar la soberanía e identidad nacional, profundizar el ejercicio de la ciudadanía democrática, respetar los derechos humanos y libertades fundamentales y fortalecer el desarrollo económico-social de la Nación”.[6] Además esta ley sostiene que la Educación Secundaria es obligatoria y constituye una unidad pedagógica y organizativa destinada a los/as adolescentes y jóvenes que hayan cumplido con el nivel de Educación Primaria. La Educación Secundaria se divide en dos (2) ciclos: un (1) Ciclo Básico, de carácter común a todas las orientaciones y un (1) Ciclo Orientado, de carácter diversificado según distintas áreas del conocimiento, del mundo social y del trabajo[7].

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