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Enviado por   •  3 de Julio de 2015  •  6.208 Palabras (25 Páginas)  •  281 Visitas

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LA PINTURA MURAL EN HACIENDA DEL SIGLO XIX

INTRODUCCIÓN.

Durante la primera mitad del siglo XX, en la zona central de México, el pulque producido a partir del agave (maguey) era todavía una bebida alcohólica ampliamente difundida, no sólo en las áreas rurales. Dado que no se podía conservar, su distribución a distancias mayores era difícil si no imposible. Fue apenas gracias al ferrocarril que se hizo posible el abastecimiento de las grandes ciudades, en especial la capital. En la cercanía de las líneas férreas se establecieron extensos cultivos de maguey en una serie de haciendas. Algunos de los propietarios controlaban el mercado metropolitano y se hicieron ricos con la venta de la bebida en las ciudades, si es que ya no lo eran de antemano.

Aparte del aguamiel obtenido del maguey, la producción de pulque para el mercado requería de grandes bodegas de fermentación (tinacales). Fue así que en algunas haciendas se construyeron amplias naves, generosamente decoradas y con frecuencia provistas de murales en sus paredes interiores. Éstos eran encomendados a pintores regionales o a artistas renombrados. Entre los años ochenta del siglo XIX y los años veinte del siglo XX se puso de moda la decoración de los tinacales con murales. Éstos son documentos de la estilización de la vida en las haciendas así como de los mismos propietarios y constituyen vestigios de la época de la pax porfiriana (1876-1911), durante la cual no pocas haciendas tradicionales fueron ampliadas con nuevas instalaciones operativas y se construyeron lujosas casas principales.

Los especialistas del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH-Conaculta) concluirán en julio próximo la restauración total de los murales costumbristas plasmados entre 1885 y 1857 en la antigua finca La Moreña, en La Barca.

De autor anónimo, los murales de mediados del siglo XIX se componen de 12 escenas que suman una superficie de 500 metros cuadrados, de 5.0 metros de altura, y su restauración concluirá tras dos años y nueve meses de trabajo con una inversión de 5.3 millones de pesos.

En ellos se reproducen escenas de las litografías de Casimiro Castro, incluidas en el libro México y sus alrededores: Camino de Tacubaya a Chapultepec, La Fuente del Salto del Agua.

En estos momentos se lleva un avance del 90% en el proceso de restauración que iniciaron los especialistas de INAH en octubre de 2007.

Estos morales también son representativos de una época de las artes plásticas jaliscienses, en la que la burguesía acostumbraba decorar las paredes de sus residencias con pinturas de artistas de la academia, afirmó Sergio Arturo Montero Alarcón, uno de los pioneros de la restauración en México y responsable del proyecto de conservación.

Dijo que el problema de humedad que afectaba los murales ya está controlado, no obstante aún es necesario abrir un canal por la parte exterior de los muros decorados, para que el agua del subsuelo se evapore antes de llegar a las paredes, toda vez que La Moreña se localiza en una ciénaga cercana al río Lerma.

De las 12 escenas que decoran la totalidad de las paredes de los corredores del patio central de la finca, así como los muros de los dos accesos al patio trasero, seis ya fueron completamente restauradas: La Plaza de Santo Domingo, Paseo en el Canal de la Viga, La Procesión, El columpio, El Salto del agua, así como figuras de personajes aislados.

En tanto que el resto está en el proceso de restitución de colores: La ordeña, Los chinacos, La vendedora de flores, Cacería del venado (reproducción de un grabado de Irigoyen) y Jaripeo con Mariachi; excepto dos, tituladas Escenas románticas en la hacienda y Jardines de una residencia, cuya intervención iniciará en breve con la limpieza de los 4.0 metros de longitud que comprenden ambas obras, y que se ubican en uno de los accesos al patio trasero de la casa.

La pintura mural es la realizada sobre muros o techos que actúan de soporte con fines ornamentales, religiosos o didácticos.

Se encuentra profundamente vinculada a los planos arquitectónicos y decorativos sobre los que se asienta y puede servir para realce al diseño del interior o para transformarlo, por medio del trompe l'oeil (trampa para el ojo).

Por sus dimensiones y su ubicación en el espacio arquitectónico, el arte mural es también un medio de transmisión sociocultural, que necesita para mostrarse, insertarse en un ámbito de exposición pública; por ello aborda temas religiosos, históricos alegóricos o patrióticos de significación popular.

Se caracteriza por su:

• Monumentalidad, la cual no solo está dada por el tamaño de la pared sino por cuestiones compositivas de la imagen.

• Poliangularidad, que permite romper el espacio plano del muro.

EVOLUCIÓN HISTÓRICA

La pintura mural es una forma de arte muy antigua. Se encuentra en las paredes de las cuevas prehistóricas, como en las de Altamira, en España, y las de Lascaux, al suroeste de Francia, y constituye un aspecto importante del arte paleolítico. En el Lejano Oriente, la pintura mural se inició en China hacia el año 1700 a.C., de allí se extendió a Corea y Japón. Las paredes de las cuevas de Ajanta, en India, muestran una notable serie de pinturas sobre temas budistas, realizadas al temple (entre el 200 a.C. y el 650 de nuestra era).

La pintura mural era una modalidad artística muy desarrollada en el antiguo Egipto; las paredes y techos de las cámaras mortuorias estaban decoradas al temple con figuras y motivos que simbolizaban la vida en el más allá. El palacio de Cnosos, en Creta, lucía pinturas al fresco, de brillante colorido, que representaban flores, animales y figuras humanas; en la antigua Grecia se acostumbraba a decorar tanto los edificios públicos como las viviendas particulares con pinturas al temple y encáustica y la tradición continuó en la época helenística y romana. Destacan especialmente las pinturas ilusionistas de paisajes, naturalezas muertas, y figuras humanas, halladas en las paredes de Pompeya y Herculano. En las culturas prehispánicas mesoamericanas se realizaron extraordinarias pinturas murales como las de Cacaxtla en Tlaxcala y las mayas de Bonampak (en México), que conmemoran pasajes bélicos, junto a sus protagonistas, exquisitamente ataviados.

Al principio de los periodos cristiano y bizantino se pintaban

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