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Historia De La Ciencia: El Desarrollo Del Conocimiento Cientifico Desde La Prehistoria


Enviado por   •  2 de Marzo de 2014  •  5.105 Palabras (21 Páginas)  •  1.113 Visitas

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Desde los tiempos antaños, el hombre como raza siempre ha buscado aumentar su conocimiento cientifico, desarrollar sus metodos y crear mejores tecnicas para incrementar su calidad de vida. Muchos descubrimientos se han dado por accidente, otros fueron mas intencionales, pero en cuanto el hombre conoce algo nuevo, vienen a su mente todas las implementaciones practicas que se le puedan ocurrir. Cierto, también hay conocimientos de poco o nulo valor practico, pero a lo largo de la historia el hombre ha creado ingeniosos aparatos y técnicas impresionantes utilizando no siempre de forma meramente intuitiva los conocimientos que tiene a la mano.

En mi opinion, hay dos clases de tecnologías en especial que en la antiguedad dieron un gran impulso al desarrollo de la ciencia: Las tecnologías de la comunicación (la escritura, y posteriormente la imprenta, telegrafía e internet) y las tecnologías de materiales, especialmente el hierro, que fue el tercer metal en ser utilizado (antes fueron el cobre y el bronce).

Durante el Paleolítico, la forma de vida humana era nómade, las principales preocupaciones del hombre eran conseguir el alimento diario y defenderse de los peligros, como los que representaban los grandes animales. La subsistencia se lograba a partir de la caza y la recolección. Por la caza se obtenían las carnes y por la recolección se reunían raíces, hojas y frutos.

La actividad de los cazadores fue evolucionando con el tiempo; de devorar primero animales que encontraba muertos, debieron luego censar en qué forma matarlos. Esto los llevó a idear armas y técnicas de caza. Una de las primeras armas creadas para cazar fue el "hacha de mano", fabricada con un trozo de piedra tallada.

El descubrimiento de los metales y cómo trabajarlos marcó un cambio importante en la tecnologíá primitiva.

Hace unos 7.000 años los seres humanos comenzaron a producir objetos de metal. Los historiadores denominan Edad de los Metales a la última etapa de la Prehistoria, por la importancia que tuvo la invención de la metalurgia.

El descubrimiento de que se podía extraer metal de la roca supuso un desarrollo tecnológico vital. Los primeros humanos sin duda vieron los depósitos de oro y cobre en las rocas, pero extraerlos era más complejo. En Asia, en torno al año 9000 a. C., se usaba cobre para fabricar herramientas, lo cual indica que se había alcanzado ya cierto conocimiento del proceso de fundición.

Este conocimiento permitió trabajar grandes volúmenes de metal con ayuda del martillo y, hacia el año 4000 a. C. el trabajo con el cobre se había extendido ya al norte de África y Europa. La extracción de minerales metalíferos superficiales como la malaquita estaba ampliamente difundida en Oriente Próximo, donde se empleó por vez primera de forma eficaz la técnica de la fundición.

El primer metal que se utilizó fue el cobre y lo trabajaban de manera muy sencilla, golpeándolo con piedras. El cobre no era un metal muy resistente y se utilizaba sobre todo para hacer joyas y objetos de adorno.

Pese a ser minerales preciados, el cobre y el oro eran demasiado blandos para aplicarse a la fabricación de armas. Sin embargo, la experiencia de trabajar el cobre conllevó una mayor comprensión de las propiedades de los metales en general y, en última instancia, propició la amalgama del cobre con el estaño para producir una aleación más resistente: el bronce.

El hierro. Al principio el hierro se encontraba en meteoritos, y comparado con el oro, la plata y el cobre, el aspecto del hierro es feo, pero el de origen meteórico se revelaba más duro y resistente que el bronce. Como se conservaba afilado más tiempo que ese metal, comenzó a ser muy apreciado para manufacturar las partes cortantes de las herramientas.

El resultado es que no se ha encontrado hierro meteórico en los lugares donde florecieron las civilizaciones primitivas, pues los antiguos lo acapararon.

Pero no había menas de hierro. El oro, la plata, el cobre, el plomo, el estallo y, con el tiempo, el mercurio se obtenían con facilidad mediante hogueras, pero de ellas nunca salía hierro. Éste se encontraba en otras sustancias en proporción más escasa que otros metales, y se precisaba mayor temperatura.

A la larga, sin embargo, se obtuvo carbón vegetal quemando madera con un suministro insuficiente de aire, de modo que entre otras sustancias quemadas quedaba carbono más o menos puro. El carbón vegetal arde sin llama, pero alcanza temperaturas más elevadas que la leña.

Alrededor de 1500 a. J.C., los hititas de Asia Menor descubrieron que podían obtener hierro de ciertos minerales sometiéndolos al calor del carbón vegetal. Al principio, ese hierro fue decepcionante. En forma pura, es resistente, pero no tan duro como el mejor bronce. (El hierro meteórico no es hierro puro, sino una mezcla en proporción de 9 a 1 de hierro y níquel, algo que los antiguos no podían reproducir porque desconocían el níquel.)

Hacia 1200 a. J.C., sin duda por casualidad, se había descubierto que ese hierro, debidamente fundido, podía presentarse en una forma más dura. Esto sucedía cuando una parte del carbono contenido en el carbón vegetal se mezclaba con hierro para formar una aleación de hierro y carbono que llamamos acero.

Hacia 1000 a. J.C., estas formas carbonadas de hierro podían producirse en gran cantidad: empezaba la Edad del Hierro, el período en que este metal fue el más usado para armas y herramientas.

La escritura.

Hace unos 35.000 años (Paleolítico superior), el hombre adquirió la habilidad para representar, en las paredes y techos de las cuevas donde vivía, figuras de animales, manos y símbolos estilizados que, presumiblemente, hacían referencia a algunos ritos que realizaban. No era escritura, propiamente dicha, sino de los primeros pasos de la expresión escrita. El arte prehistórico abarca un período enorme, entre 11.000 y 25.000 años. Hacia el final de este enorme período, los dibujos eran más complejos y representativos hasta que, ante la necesidad de ampliar las posibilidades de expresión, fueron derivando en lo que llamamos pictogramas (4.000 a. de C.).

En Mesopotamia, de las primeras formas pictográficas (3000 a.C.), se fue pasando a una representación más cuneiforme de esos pictogramas (2400 a.C.) para desembocar, hacia el siglo VII a.C., en la escritura silábica cuneiforme.

Al mismo tiempo, en Egipto, desde el año 3100 a.C., se desarrolló la escritura jeroglífica. Se escribía de izquierda a derecha o al revés, así como de arriba hacia abajo, encuadrando casi siempre los símbolos; si escribían el nombre de un dios o un rey, lo ponían en primer lugar y situaban el resto de los signos en función

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