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Historia Económica Mundial

pts1214 de Abril de 2015

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TEMA 1: INTRODUCCIÓN

Índice

1.1.- Introducción 1

1.2.- Cometido de la Historia Económica en el marco de las Ciencias Económicas 1

1.3.- Instrumentos básicos para el análisis histórico-económico 3

1.3.1.- El problema económico 4

1.3.2.- Sistemas Económicos, soluciones distintas al problema económico 4

1.3.3.- El Proceso Productivo, los Factores de Producción y la Productividad 5

1.3.4.- Crecimiento y Desarrollo Económico. La convergencia. 7

1.3.5.- Factores del crecimiento 8

1.3.5.1.- Trabajo, Población y Capital Humano 10

1.3.5.2.- Tecnología, Sistema Tecnológico y Cambio Tecnológico 12

1.3.5.3.- Instituciones y Cambio Institucional 13

1.3.6.- Estructuras económicas y cambio estructural 14

1.3.7.- Fluctuaciones y ciclos económicos. La coyuntura económica. 15

1.4.- Las grandes etapas de la Historia Económica 18

1.5.- Prácticas del Tema 1: Introducción 21

1.1.- Introducción

La Historia Económica es una disciplina científica de frontera, situada en la divisoria de la Historia con la Economía. Al tiempo que ella nacía, hacia fines del siglo XVIII, estaba también surgiendo la Economía que, tras independizarse de otros saberes a los que estaba supeditada, pretendía convertirse en ciencia, con igual rango que las ciencias de la naturaleza. El encuentro entre un viejísimo saber como la Historia, habituado a describir y relatar cómo ocurrieron las cosas, y la Economía, que emergía con aspiraciones científicas de explicar el por qué de las mismas, no pudo menos de ser violento. A partir de entonces, las relaciones entre Historia y Economía en la configuración de nuestra disciplina han sido tensas y se han movido entre los extremos del encuentro y la ruptura. En la actualidad siguen existiendo discrepancias de enfoque sobre la manera de concebir y practicar la Historia Económica. Por ello, nuestro primer objetivo en este tema será el de aproximarnos a definir qué entendemos por Historia Económica, pero esto no lo haremos en abstracto sino de forma más bien funcional, señalando sus objetivos y cometidos específicos, comparándolos con los de otras disciplinas económicas.

Los momentos de encuentro entre Economía e Historia han sido relativamente fructíferos y fértiles para la Historia Económica. De hecho, ésta ha ido superando la tradición narrativa de la Historia y transcendiendo hacia un método más analítico y explicativo, con el propósito en última instancia de alcanzar un estatuto más científico. Ello ha sido en parte posible mediante la incorporación en el análisis histórico del corpus teórico y la metodología de la Economía así como de otras ciencias sociales. El segundo cometido de este tema consistirá precisamente en dotarnos de un instrumental analítico mínimo, de unas herramientas conceptuales básicas con las que comenzar a hacer Historia Económica. Para cumplir este objetivo tomaremos de prestado algunos útiles sacados de la “caja de herramientas” de otras disciplinas, principalmente de la Economía.

1.2.- Cometido de la Historia Económica en el marco de las Ciencias Económicas

Definir qué es la Historia Económica no es tarea fácil. Otro tanto puede decirse de la Economía. Sin em-bargo, no resulta tan difícil indicar qué tipo de cuestiones son las que aborda la Historia Económica y cómo lo hace. En esta dirección ensayaremos una aproximación intuitiva a nuestra disciplina.

Las cuestiones que puede afrontar la Historia Económica son múltiples y heterogéneas. Tantas y tan variadas como los problemas de que se ocupa la Economía. Abarcarlos todos es imposible. Por ello es imprescindible hacer una selección. En este sentido se dice que cada generación reescribe la historia representando su pasado en función de los problemas del presente. Tres son los problemas más destacables de nuestro presente histórico más o menos inmediato: el crecimiento económico, las desigualdades en general y el desarrollo desigual en particular y lo que se ha convenido en llamar globalización económica. Y estas tres cuestiones van a ser las ideas-fuerza que van a presidir y enhebrar el relato de nuestra historia de la economía.

El crecimiento económico es un fenómeno histórico relativamente reciente. Hasta 1800, dicho creci-miento, cuando lo hubo, pues no siempre se mantenía, fue muy bajo y el nivel de vida de la población mejoró poco; con la Revolución Industrial se inició el crecimiento económico moderno, alto y sostenido, que ha ido progresando hasta nuestros días, al igual que los nivel de vida. Uno de los problemas actua-les más acuciante es sin duda el del desarrollo desigual entre las distintas regiones del mundo; este hecho, bien conocido, contrasta con otros menos divulgados: en el pasado las diferencias en el desarrollo fueron menores, hasta tanto que en la prehistoria apenas eran perceptibles; desde entonces las crecientes diferencias no han sido sin embargo irreversibles, pues distintos regiones han experimentado “auges y decadencias” y países atrasados han sido recientemente capaces de recortar distancias con los países desarrollados. La globalización, la integración e interdependencia económica entre países, no es una dimensión exclusiva de nuestro mundo sino que tiene sus antecedentes en el pasado, el cual nos enseña que tal proceso puede venirse abajo, como ocurrió entre las dos guerras mundiales, cuando las relaciones económicas internacionales se desintegraron. Concluyendo, ninguno de los tres fenómenos enunciados es algo natural ni exclusivamente presente sino histórico y cambiante en tiempos pasados.

Todas estas consideraciones no pueden menos que incitar la curiosidad intelectual, provocando pregun-tas: ¿cómo se ha producido la evolución económica de la humanidad desde el atraso de las hordas primi-tivas hasta los niveles de desarrollo de las actuales naciones ricas?, ¿qué resortes y mecanismos hicie-ron posible alcanzar el crecimiento económico moderno?, ¿por qué unas sociedades han sido más capaces que otras de desarrollarse, abriendo la brecha de la desigualdad?, ¿qué ha hecho posible que esta desigualdad no sea definitiva ni irreversible sino mutable?, ¿por qué la globalización se desintegró en el pasado?, ¿puede ocurrir lo mismo en el futuro?... Las preguntas podrían multiplicarse.

Este es el tipo de cuestiones a las que la Historia Económica trata de dar respuesta. Pero ella no es la única disciplina económica que trata de hacerlo. Otras también lo pretenden, aunque lo llevan a cabo de forma diferente. Esta forma, el cómo, marca gran parte de las distinciones entre las disciplinas econó-micas, aunque no las agota del todo, pues también el contenido de las preguntas, el qué, cuenta. Par-tiendo de esta proposición y de que todas esas ciencias buscan explicaciones racionales, o razonables, destacaremos tres formas relevantes y cuasi privativas de la Historia Económica en su forma de razona-miento económico.

La primera se relaciona con la concreción y complejidad de la realidad económica. Con ello se quiere contrastar la forma de razonamiento de la Teoría Económica, que por definición tiende a la abstracción generalizadora y la simplificación —en el límite a la formalización matemática— con la de la Historia Económica que propende hacia la concreción y la complejización, por su afán totalizador. La Economía construye modelos idealizados en los que las múltiples variables de la vida real son reducidas a las que se consideran más relevantes y son estilizadas hasta lo más fundamental, iluminándose así potentemente lo que se estima esencial en la realidad compleja. La Historia Económica, sin embargo, trata de encarnar y materializar, en suma historiar, esas variables abstractas en toda su riqueza posible y de ampliar el espectro de las mismas hasta introducir, como veremos, a las no económicas.

Otra forma, ésta muy privativa de la Historia Económica, es la de comprender la dinámica de las eco-nomías a largo plazo. Este plazo es el ámbito en que normalmente se mueve la Historia Económica porque es el único desde el que se pueden captar la dimensión histórica, procesual, de los fenómenos económicos para apreciar el cambio económico. A medio y sobre todo a corto plazo, lo único que es visible, o al menos más evidente, es la estabilidad y la permanencia, a lo más los pequeñas mutaciones, pero no los grande cambios. Esta perspectiva contrasta más claramente con la que asumen tanto la Teo-ría Económica, cuyos modelos son además de abstractos generalmente estáticos, como también la Eco-nomía Aplicada, cuyo campo de observación se dirige más al corto o medio plazo. En este punto las dife-rencias no sólo hacen relación al cómo sino también al qué. Hay temas que son exclusivamente tratados por la Historia Económica, lo que no quiere decir que no reciban luz de otras disciplinas económicas.

La tercera y última forma sería la integración de factores no económicos en las explicaciones de hechos y comportamientos estrictamente económicos. Otro ámbito en el que la Historia se mueve es el de la totalidad social, por ello, para desentrañar la dinámica de una parte de la realidad, la económica, incrustada en un conjunto más amplio, la Historia se exige a sí misma salirse de la esfera estrictamente económica e incorporar variables procedentes de otras instancias —política, social, ideológica, etc. — para integrarlas con las económicas a fin de dar razón suficiente de la propia realidad económica. Esta forma de razonamiento también va

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