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LA ENERGÍA Y LA TEORÍA NEOCLÁSICA DEL CRECIMIENTO


Enviado por   •  28 de Octubre de 2012  •  6.041 Palabras (25 Páginas)  •  534 Visitas

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LA ENERGÍA Y LA TEORÍA NEOCLÁSICA DEL CRECIMIENTO

La energía es la fuerza principal que impulsa todas las actividades económicas. La misma está implícitamente incorporada en la Economía Neoclásica como el esfuerzo de la mano de obra. La energía proveniente de fuentes no humanas (carbón, petróleo, electricidad, alimentos y fertilizantes) se incorpora en la Economía únicamente como insumos intermedios, es decir, se anexa a las cuentas del ingreso nacional de un país como el valor agregado del sector energético.

El presente artículo tiene como objetivo hacer una revisión referente a la incipiente incorporación de la energía en los modelos de crecimiento económico de la literatura neoclásica y mainstream. No se desarrollarán conceptos relacionados con el ámbito de la Economía Ecológica.

Palabras clave: Energía; Crecimiento Económico; Economía Neoclásica.

Abstract. Energy is the main force behind all economic activities. It is implicitly embedded in neoclassical economics as the effort of labor. Energy from non-human sources (coal, oil, electricity, food and fertilizers) is incorporated in the economy only as intermediate inputs, ie attached to the national income accounts of a country as the added value of the energy sector.

This article aims to present a review regarding the emerging incorporation of energy in economic growth models and mainstream neoclassical literature. Not develop concepts related to the field of ecological economics.

Key words: Energy; Economic Growth; Neoclassical Economics.

1. Introducción

En la Teoría del Crecimiento Económico, la construcción neoclásica de la economía se basa en tres factores de la producción: capital, trabajo y tecnología. La producción en cada período comienza con una cantidad dada de capital, mano de obra y tecnología, y termina en la producción de bienes. El capital tiene su origen en períodos anteriores: es simplemente una parte de la producción de la economía que se acumuló en fases previas. Los economistas neoclásicos en general se resisten en explicar cómo la mano de obra se produce o se reproduce, sino que meramente asumen que la misma crece de forma exógena2. La tecnología es descripta como el acervo de conocimientos disponibles en una economía. Los conocimientos pueden ser incorporados en las máquinas, las capacidades humanas, o puede tomar la forma de arreglos y acuerdos sociales (Alam, 2005)

La energía, ausente de la contabilidad de la economía, es la fuerza principal que impulsa todas las actividades económicas. Efectivamente, la energía está implícitamente incorporada en la Economía Neoclásica como el esfuerzo de la mano de obra. La energía proveniente de fuentes no humanas (carbón, petróleo, electricidad, alimentos y fertilizantes) se incorpora en la economía únicamente como insumos intermedios, es decir, se anexa a las cuentas del ingreso nacional de un país como el valor agregado del sector energético. La energía, bajo esta concepción tradicional, no es considerada como un factor de producción.

Además, en la Economía Neoclásica existe un profundo aislamiento de la naturaleza y de sus recursos energéticos. La base de la teoría del equilibrio es que si los hechos alteran el curso de la demanda y de la oferta, en cuanto los mismos desaparecen, el proceso económico vuelve siempre a sus condiciones previas. Los economistas neoclásicos se obstinan en permanecer fieles a la epistemología mecanicista implantada por los fundadores de la Escuela Neoclásica. El proceso económico no es un proceso aislado y autónomo, y no puede funcionar sin un intercambio continuo que altera el entorno de modo acumulativo, ni tampoco sin verse influido por esas alteraciones (Georgescu-Roegen, 1976). Los economistas clásicos, y Malthus en particular, insistieron en la importancia económica de este hecho. Sin embargo, los ortodoxos y marxistas ignoraron completamente el tema de los recursos naturales. La idea básica es que en el estado estacionario un flujo material emerge de una fuente invariable. Hay un mito de un mundo estacionario, con una población en crecimiento cero, donde no habría preocupación sobre la escasez de recursos o contaminación

Nicholas Georgescu-Roegen (1976) fue uno de los primeros economistas en manifestarse respecto a la ausencia de energía en la teoría económica. Señaló que los marxistas y los economistas neoclásicos se abstrajeron de la naturaleza; tomaron los recursos y los flujos de energía por sentado e ignoraron los desechos de la producción de la economía. La Economía estándar, Georgescu-Roegen (1976) argumentaba, no reconoce que los recursos terrestres de la energía y los materiales utilizados irrevocablemente se agotan y los efectos nocivos de la contaminación sobre el medio ambiente se acumulan (p. 30). El optimismo de los economistas sobre las infinitas posibilidades de crecimiento se basa en esta visión del mundo que excluye a la naturaleza en su cálculo.

Desde otra visión, pero abordando la misma temática respecto a la disociación de la naturaleza y de la energía en los procesos económicos, Jemelkova y Toman (2003) argumentan que la mayor parte de la literatura sobre la energía y el desarrollo económico explica cómo este último afecta al primero, pero no viceversa. La literatura mainstream concerniente al efecto de los cambios de la oferta energética en el crecimiento económico de los países en desarrollo y desarrollados es limitada. Los analistas financieros prestan mucha atención a los efectos del precio del petróleo y otros productos de la energía en la actividad económica en el corto plazo, pero la teoría general del crecimiento económico presta poca o ninguna atención al rol de la energía y otros recursos naturales. Una excepción fue el amplio debate sobre la "desaceleración de la productividad" a raíz de la crisis del petróleo de 1970, protagonizada principalmente por los denominados “economistas de los recursos” (defensores de la Economía Ecológica). La teoría mainstream del crecimiento ha sido criticada por varios motivos, especialmente sobre la base de las consecuencias de la termodinámica para la producción económica y las perspectivas a largo plazo de la economía.

Por último, bajo el paradigma de desarrollo sostenible, incorporando a la energía dentro de los modelos de crecimiento económico y a partir de la concepción de la limitación de los recursos naturales (y energéticos), surge espontáneamente que para un modelo económico como el actual, cuyo funcionamiento depende de un continuo crecimiento, la demanda tendrá que ser igualmente creciente de energía. Puesto que las fuentes

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