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Reconstrucción Nacional: la economía de exportación


Enviado por   •  17 de Diciembre de 2012  •  1.563 Palabras (7 Páginas)  •  1.184 Visitas

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La Reconstrucción Nacional: la economía de exportación

No resulta difícil imaginar el nivel de destrucción en que quedó la economía peruana al final de la guerra. A esto se sumaba otro asunto: el país debía resolver una serie de problemas anteriores al estallido del conflicto. El principal se refería al pago de la deuda externa a los acreedores británicos. Desde la firma de la paz con Chile ellos presionaron al Perú para que cancele los compromisos pendientes.

El problema es que el país no contaba con los recursos para el pago de la deuda. Además requería urgentemente capitales para iniciar la reconstrucción sin la cual era imposible cumplir con los acreedores británicos. La deuda ascendía a cerca de 51 millones de libras esterlinas cuyo pago anual exigía casi dos millones y medio de libras, suma imposible de reunir en aquellos años.

Esta difícil situación condujo, como vimos hace días, al gobierno de Cáceres a firmar el polémico Contrato Grace (1889) en virtud del cual el Perú entregó a sus acreedores, a cambio del pago de la deuda, el control y administración de sus más importantes recursos. A partir de ese momento un nuevo camino se abría para las actividades del capital foráneo en el país. De este modo la clase política diseñó un nuevo plan de desarrollo para el país: orientar los recursos naturales a la exportación.

Ahora la agricultura asumió el papel dinámico en la economía que el guano había desempeñado unos años antes. De este modo los hacendados se transformaron en el grupo dominante hasta 1919. En este período también se hizo presente el capital norteamericano y se consolidó el modelo exportador que entraría en crisis cuando quebró de la Bolsa de Nueva York en 1929.

Como sabemos el Perú inició su etapa exportadora en el siglo XIX con el guano y el salitre. La ineficacia de sus gobiernos y la Guerra del Pacífico interrumpió bruscamente esta etapa. Ahora se iniciaría otra más larga que duró desde la década de 1880 hasta después de la primera guerra mundial (1919).

En esta segunda etapa, los productos de exportación fueron más diversos. La sierra proporcionó lana (de oveja y de alpaca), junto con minerales como plata, oro y cobre, entre otros. La amazonía contribuyó con café, coca y caucho. Y la costa con azúcar y algodón. Los precios de la mayoría de estos artículos aumentaron, con leves fluctuaciones, en el mercado mundial, lo cual demostraba una creciente capacidad productiva del país.

La agricultura: La agricultura de la costa quedó luego de la guerra reducida a un nivel de subsistencia. Su recuperación fue muy dolorosa. No había crédito, la mano de obra era escasa y la poca maquinaria que quedaba en funcionamiento era obsoleta. Había que tomar medidas para revitalizarla. En primer lugar conseguir créditos y facilidades para que se formen empresas de irrigación, favorecer la inmigración de mano de obra y crear institutos agrícolas.

En 1896 por iniciativa de un grupo de agricultores se fundó la Sociedad Nacional de Agricultura. La intensión era empujar al país en pro del desarrollo agrícola y canalizar las demandas de los hacendados. Bajo sus demandas se introdujo, por ejemplo, la enseñanza agrícola en nuestro medio al fundarse, en 1902, la Escuela Nacional de Agricultura. También se iniciaron los estudios para combatir las pestes y enfermedades de los cultivos de la costa.

Remontándonos a los días que siguieron a la firma de la paz con Chile, muchos hacendados habían abandonado los valles, especialmente en los del departamento de La Libertad. Ya no existían las espléndidas casa-haciendas y las adornadas capillas que durante tantas décadas caracterizaron la zona. También fueron desapareciendo los pastos y campos de algodón y arroz que antaño se entreveraban con los sembríos de caña.

Pero hacia la década de 1890 empezó a configurarse otro paisaje, más moderno aunque menos bello. Desde las faldas de los Andes, todo visitante al valle de Chicama podía contemplar un mar inmenso, casi ininterrumpido, de caña y chimeneas de negro azabache que humeaban en un cielo siempre azul. Se trataba de nuevas y gigantescas plantaciones industriales que concentraron la tierra en pocas manos.

La historia de los valles de La Libertad es simple. Las haciendas de los terratenientes trujillanos fueron absorbidas por tres grandes empresas agrícolas: Casagrande, Roma y Cartavio. Los Gildemeister (familia alemana), Larco (familia italiana) y la Compañía Grace (empresa británica), sus propietarios respectivos, simbolizaban los nuevos tiempos: inyección de capital extranjero y trabajo de los indios "enganchados" que formaron el proletariado agrícola. El mercado internacional favorecía las exportaciones de azúcar: en 1889 se exportaron 45 mil toneladas y hacia 1900, unas 50 mil hectáreas estaban dedicadas al cultivo de la caña

El sorprendente desarrollo

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