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Resumen Cap IV Hobsbawm. Industria E Imperio (resultados Humanos De La Rev. Indust.)


Enviado por   •  7 de Mayo de 2014  •  2.359 Palabras (10 Páginas)  •  2.989 Visitas

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Capitulo IV hobsbawn

Los resultados humanos de la revolución industrial 1760-1850

La aritmética fue la herramienta fundamental de la revolución industrial. Se concibió como una serie de adiciones y sustracciones, la diferencia de costo entre comprar en el mercado mas barato y venderlo en el mas caro, entre costo de producción y precio de venta, entre inversión y beneficio.

Para Bentham, los campeones de este tipo de racionalidad, moral y la política se guiaban por estos sencillos cálculos. El objeto de la política era la felicidad, así el placer del hombre se media cuantitativamente y también sus pesares; por inferencia entre estos se obtenía la felicidad neta. Sumados en grupo y deducidas las contrariedades, el gobierno que mayor felicidad procuraba era el mejor.

Si analizamos desde este punto de vista la revolución industrial, llegamos a la conclusión que no fue un simple proceso de adición y sustracción, sino un cambio fundamental que trasformo la vía de los hombres de modo irreconocible.

En sus fases iniciales destruyo sus viejos modos de vida y les dejo la libertad para que descubrieran o se construyeran unos nuevos, sin enseñarles a conseguirlo.

Hay una relación entre la revolución industrial como proveedora de comodidades y como transformadora social.

Las clases cuyas vidas experimentaron menos transformaciones fueron las que mas se beneficiaron en términos materiales y viceversa.

Nadie es más complaciente que un hombre acomodado y triunfante .Así pues, la industrializaron británica afecto escasamente a la aristocracia y pequeña nobleza. Sus rentas engrosaron con la demanda de productos de campo, la expansión de las ciudades, de las minas, forjas y ferrocarriles. Aun en los peores tiempos para la agricultura (1815 y década del 30) difícilmente llegaron la penuria. Su predominio social permaneció intacto, su poder político en el ampo completo, e incluso su poder a escala nacional no sufrió alteraciones sensibles, aunque a partir de 1830 hubieran de tener miramientos con las susceptibilidades de una clase media provinciana, poderosa y combativa.

Si el siglo 18 fue una edad gozosa para la aristocracia, la época e jorge 4 debió ser el paraíso. Sus jaurías cruzaban los condados, sus faisanes protegidos por las armas de lo guardabosques contra todo aquel que no dispusiera de una renta anual e 100 libras esterlinas estaba batida. Sus asas de campo se multiplicaban como no lo habían hecho desde la época isabelina. Como que las actividades económicas de la aristocracia se habían adaptado a los métodos comerciales de la clase media, la época del vapor y de las oficinas contables, no les supuso grandes problemas la adaptación espiritual. Los nobles no tuvieron que dejar de ser feudales, ya que hacia tiempo habían dejado de serlo.

Placida y prospera por igual era la vida de los numerosos parásitos de la sociedad aristocrática rural, alta y baja; aquel mundo rural y provinciano de funcionarios y servidores de la nobleza alta y baja y las profesiones tradicionales, somnolientas y corrompidas y a medida que la revolución industrial avanzaba se hacia cada vez mas reaccionaria.

La iglesia y las universidades inglesas se dormían en los laureles e sus privilegios y abusos bien amparados por sus rentas y sus relaciones con los pares. Los abogados y el cuerpo de funcionarios de la administración seguían sin conocer la reforma.

Las susceptibilidades de tejedores y jornaleros agrícolas no hallaron las mismas atenciones que clérigos y preceptores, cuando hubo que introducirlos ene. Nuevo mundo,

El éxito social no iba a significar ninguna incógnita, ya que a través de el cualquier podía elevarse a las filas de la clase superior. Podía convertirse en caballero con su correspondiente casa de campo, ingresaria a las filas de la nobleza o tendría un escarnio en el parlamento para el o su hijo educado en Oxford o Cambrigde. Su esposa se convertiría en una dama instruida en sus deberes por cienos de manuales sobre reglas de etiqueta. Las dinastías mas antiguas de negociantes se beneficiaron ampliamente, sobre todos comerciantes y financieros del comercio colonial, que llego a se el tipo de empresario mas respetable e importante depuse que los molinos, fabrica y funciones hubieran contaminado el cielo de humo y neblina.

Económica y socialmente su actividades y nivel social eran familiares, cualquiera fuera el peldaño social alcanzado en la escala del éxito.

Durante la revolución industrial los descendientes de Abel Smith, banquero de Nottingham, disfrutaban de argos oficiales, se sentaban en el parlamento y habían realizado alianzas con la pequeña nobleza, al igual que los Glyns y los Barings. Robert Peel, industrial del algodón, inicio la misma andadura y en el segundo tercio del siglo 19, representaba cabalmente a este grupo de familias asimiladas a la oligarquía terrateniente.

Sin embargo, la inserción a la oligarquía aristocr5atica era accesible a una minoría. La gran masa de gente que se ele3vaban desde inicios modestos, a la opulencia comercial y la mayor masa de los que pugnaban por entrar en las filas de la clase media y escapar de las humilde eran demasiado numerosas para ser absorbidas

Este grupo fue adquiriendo cada vez mayor conciencia como clase media y se fue generalizando a partir e 1830, exigiendo derechos y poder.

Tale fueron los pilares de la liga contra la ley de los cereales, enraizada en el nuevo mundo comercial de Manchester, aunque la revolución industrial cambio fundamentalmente sus vidas, no les desorganizo. Las sencillas máximas del utilitarismo y de la economía liberal les doto de la guía que necesitaban y si esto no era suficiente, la ética tradicional del empresario ambicioso y emprendedor, hizo el resto.

La clase media triunfante y aquellos que aspiraban a emularla estaban satisfechos. No así el trabajador pobre cuyo mundo y formas de vida tradicionales destruyo la revolución industrial, sin ofrecerle nada a cambio. Esta ruptura es lo esencial al plantearnos cuales fueron los efectos sociales de la industrialización.

El trabajo en una sociedad industrial, es en muchos aspectos, completamente distinto del trabajo preindustrial. En primer lugar esta constituido por la labor de los proletarios que no tienen otra fuente de ingreso digna más que el salario en metálico que perciben por su trabajo. Por otra parte, el trabajo preindustrial lo desempeñan familias con sus propias tierras de labor, obradores artesanales, etc., cuyos ingresos salariales complementan su acceso directo a los medios de producción o bien este complementa a aquéllos.

La

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