Urbanismo De Roma Con Sixto V
arquiteclisbet20 de Junio de 2014
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INDICE
1.-Introducción
2.- Objetivos
3.- Contexto del Legado que el papa recibió de la Ciudad Medieval y la Ciudad Renacentista
3.1.- La obra de los papas renacentistas
3.2.- Las calles de la ciudad medieval
3.3.- Las calles de la ciudad renacentista
4.- Sixto V y su Pontificado
4.1.- La vida de Sixto V
4.2.- El trono papal
4.3.- Planes simultáneos
5.- Obras de Sixto V
5.1.- Vía STRADA FELICE (1585-1586)
5.2.- Acqua Felice
5.3.- Basílica de San Juan de Letrán
5.3.1.- Fachada Norte de la Basílica de San Juan de Letrán (1586)
5.3.2.- Obelisco en San Juan de Letran (1589)
5.3.3- Escalera Santa (Scala Santa)
5.4.- Capilla Sixtina en la Iglesia Santa María la Mayor (Tumba)
5.5.- La finalización del Palacio del Quirinal
5.6.- Cúpula de san pedro por Fontana (1588-159)
5.6.1 El proyecto
5.6.2 La Cúpula
5.7.- obelisco en San pedro (1586)
5.8.- Columnata de Marco Aurelio en la Plaza Colonna
5.9.- Obelisco Flamino en la Plaza del Popolo (1589)
6.- Conclusiones
7.- Bibliografía
1. INTRODUCCION
Con el papa franciscano Sixto V SUBIO A LA SILLA de san pedro un personaje genial, en todos los conceptos extraordinario; el cual produjo un efecto tan fascinador, en sus contemporáneos, que se atribuyeron a este papa muchos méritos que en realidad pertenecieron más a su predecesor Gregorio XIII. Si la moderna investigación histórica ha dado a cada cual lo suyo e este respecto, con esto en nada perjudican a las excelsas cualidades de Sixto V.
Nueva y singular fue la actitud del Sixto V respecto de la gran crisis tan importante para el porvenir de Europa, por la que había de pasar Francia. El papa salido de las cases más sencillas de la sociedad, dio en ello una gran prueba de su prudente sentido de estadista con su cuidado de mantener el equilibrio político entre potencias católicas, cuya importancia para su posición de cabeza suprema de la iglesia y de soberano italiano conocido claramente.
Dos fines tuvo ante los ojos de Sixto V desde el principio para resolver la cuestión de las guerras civiles francesas: la salvación de la fe católica gravemente amenazada por el calvinismo y la conservación de Francia como poderoso estado independiente.
También en la ciudad eterna ningún papa de los tiempos modernos ha dejado tantas huellas de su actividad, como Sixto V. Lo que había sido Julio II para Roma del tiempo de renacimiento. Lo fue el para el periodo de la restauración católica .Todavía hay predican su fama las salas magnificas d la biblioteca Vaticana los palacios d para la residencia de los sucesores de San Pedro, los acueductos, los nuevos trazados de las calles, los obeliscos adornados con las Señal de la cruz, las estatuas de los príncipes de lao apóstoles sobre la columna de trajano y marco Aurelio, y la gran cúpula de san pedro, cuya terminación acelero grandemente.
Historiadores de las más diversa direcciones están concordes con que Sixto V es uno de los papas más notables de los muchos importantes que produjo la época de la reforma y al restauración católica.
2. OBJETIVOS
1. El presente trabajo tiene como objetivo dar a conocer las obras que realizo Sixto V durante su papado (1585-1590), por ende se realizara un abreve descripción de cada una de ellas.
2. También abordaremos sus obras desde un punto urbanista ya que este papa contribuyo en el urbanismo de roma y la mejora de ella a través de la simulteidad de sus obras realizas que hasta nuestros días siguen perdurando.
3. CONTEXTO DEL LEGADO QUE EL PAPA RECIBIÓ DE LA CIUDAD MEDIEVAL Y LA CIUDAD RENACENTISTA
No es posible ver el plan general de Sixto V para roma en su verdadero contexto sin echar al menos una mirada al legado que el papa había recibido de la Edad Media y el Renacimiento. Sixto V no aplico superficialmente unos remedios fragmentarios, sino que dejo intacta la Roma medieval y concentro sus energías, desde el principio en nuevas aventuras.
El despertar de Roma de su letargo en la Edad Media es una curiosidad histórica, como el resto de su destino. En otras partes de Europa (y en el norte de Italia desde el siglo XI) ya había habitado un notable resurgimiento de la vida urbana. Roma aun dormía. Aunque el poder espiritual del Papa nunca había sido tan fuerte como en la edad media, la ciudad de Roma era solo una sombra de su pasado. En la roma barroca las iglesias surgieron como hongos, pero en la Roma medieval no se hicieron nuevas catedrales que se pudiesen compararse ni de lejos con las de las ciudades autónomas del norte. Y lo mismo ocurría con la población. La comparación tan frecuente entre la población de Roma en el siglo XVIII estimada en 17000 habitantes y la Venecia, Londres o París muestra su inmensa disminución.
3.1 La obra de los papas renacentistas
La situación cambio lentamente con el retorno de los papas desde su exilio en Avigñon, su nueva instalación en el vaticano y el ascenso al papado de los cosmopolitas Medeci y de los miembros de otra familias mercantil, o descendientes de condottieri (caudillos), con Julio II.
El núcleo medieval de roma, apenas utilizable, era un barrio enclavado en un recodo del Tiber enfrente del Castel Sant’ Angelo (Fig. 1); era conocido por su clima malsano y, por esta razón, se había dejado desocupado durante todo el periodo del antiguo Imperio Romano. La Roma medieval se había extendido a partir de ese centro de un modo lento y caótico en dirección al capitolio y al teatro Marcelo, situado cerca del Tiber.
La transformación de roma había empezado fuera del núcleo medieval en el Borgo Nuovo, la zona que conectaba el Vaticano con el Castel Sant’ Angelo. Este castillo servía a los papas como cámara del tesoro, prisión y lugar de refugio en tiempos de invasiones o revueltas. Su posición dominante es obvia en el plano de Giovanni Batista Falda (Fig. 3), que muestra también las calles paralelas renacentistas del Borgo Nuovo.
El ponte Sant Angelo (Fig. 2), situado a eje con el castillo se convirtió entonces en la entrada más importante a la zona central y dio nombre al centro comercial renacentista. Ahí estaba la casa de la moneda papal y ahí se congregaban las sedes bancarias y organizaciones mercantiles foráneas, como las de los Chigi, los Medici y los Fugger, estos de Augsburgo. De hecho, ahí estaba la Wall Street de la roma renacentista, y en este pequeño barrio se tomaba decisiones que a veces afectaban al destino monetario, diplomático y eclesiástico de toda Europa.
3.2 Las calles de la ciudad medieval
Desde los tiempos de Nicolás V, los papas se ocuparon de la formación de la plaza situada a la entrada del puente, llamada Forum Pontis en el plano de Roma de Leonardo Bufalini (1551) y Piazza di Ponte en el plano de Falda de 1676.En tiempos del Renacimiento, esta plaza se convirtió en el punto focal desde el que, directa o indirectamente, irradiaban las principales arterias a través de la ciudad medieval. Estas calles llevaban nombres memorables. Empalmando una serie de tramos cortos de callejuelas irregulares medievales, la Vía Pergrinorum lleva finalmente hasta el teatro de Marcelo. La Vía Papalis que lleva un nombre aún más esplendido establece una conexión igualmente tortuosa con el Capitolio y, más lejos aún, con Letran. Una tercera calle directa importante es la Vía Recta en parte de origen antiguo que, no sin cierta dificultad, establece la conexión con la posterior Piazza Colona, y con el Corso o Vía Lata ( )
La Vía Peregrinorum, la Via Papalis y la Vía dei Coronari eran en parte de origen medieval y en parte se componían de mejoras del siglo XV. En su edicto papal de 1480, Sixto V, el Restaurador urbis, ordenaba que se eliminasen todos los salientes de los edificios y las obstrucciones de las calles. Este fue el hecho más importante para mejorar las condiciones urbanas de la ciudad.
3.3 Las calles de la ciudad Renacentista
Fue durante el Renacimiento tardío cuando los papas, en especial Pablo III (1534-1549), completaron con éxito sus obras en torno a la Piazza di Ponte al realizar unas calles de conexión, cortas y directas, desde la plaza hasta las calzadas medievales y renacentistas que cruzaban la ciudad. Este trazado de calles cortas pero radiales es el primero de su clase; incluía la Via Paola, que llevaba a la Via Giulia de Bramante, y la Via Panico, que, tras un corto recorrido, conecta con la Via dei Coronari.
Finalmente, una de las rutas directas más importas de la Roma renacentista, la Via Trinitatis, tenía su inicio en la Piazza di Ponte a través de la Strada di Tor di Nona, en dirección norte. La Via Trinitatis fue comenzada por Pablo III y continuaba por Julio III (1550-1555); en el plano de Bufalini de 1551 se muestra como una larga línea recta que su mayor parte atraviesa sectores aun no construidos de la Roma del Renacimiento, y que termina cerca de la iglesia renacentista de la Tinita dei Monti, a los pies del monte Pincio, donde entra en la esfera de la actividad de Sixto
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