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Basta De Historias Resumenes

adri1008 de Abril de 2013

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India: ¿la nueva superpotencia mundial?

El centro de estudios a largo plazo de la CÍA— había pronosticado que India será la tercera potencia mundial en 2020, después de Estados Unidos y China. ¿Qué había llevado a los sesudos analistas de la CÍA, y a tantos analistas de Wall Street, a hacer semejante pronóstico?.

Montek Singh Ahluwalia, el ministro de Planeamiento de la India admitió que es horrible el aeropuerto de Nueva Delhi al igual que las rutas. El gobierno reconoce que la infraestructura es el mayor problema que tiene la India.

Sin embargo, la realidad de la India era mucho más esperanzadora de lo que sugerían sus aeropuertos y caminos, la economía estaba pasando por un momento floreciente. El crecimiento económico en los últimos años había promediado un 8.8 por ciento anual, el doble del de Latinoamérica, y —más importante aún— el país había sacado de la pobreza a más de 100 millones de personas en los últimos 15 años, desde que había iniciado su apertura económica.

Y todo eso era apenas un adelanto de lo que el país prometía lograr en el futuro próximo. La India tiene una enorme ventaja en la economía del conocimiento del siglo XXI: una enorme población de ingenieros, técnicos y científicos sumamente preparados, que hablan el inglés y pueden vender sus servicios a una fracción de sus competidores en Estados Unidos y otros países industrializados. Los funcionarios indios decían, con base en las cifras de la población del país, que el 25 por ciento de la población india con el más alto nivel de cociente intelectual era mayor que toda la población de Estados Unidos. Así como China se había convertido en la fábrica de casi todos los bienes que se consumían en los países desarrollados, la India se estaba convirtiendo en la oficina donde se producían casi todos los servicios que estaba requiriendo el Primer Mundo.

La India se estaba convirtiendo en el cerebro del resto del mundo, creando no sólo empresas multinacionales de servicios de informática, sino también de contabilidad, ingeniería, diagnósticos médicos de rayos X, y todo tipo de servicios.

Hacia fines de la primera década del siglo XXI, la industria de servicios para empresas multinacionales de Estados Unidos y Europa ya representaba la mitad de la economía de la India, mientras que las manufacturas eran apenas el 17 por ciento. Según funcionarios indios, si la India lograba en los próximos cinco años alcanzar la meta de aumentar el sector de manufacturas para que signifique el 25 por ciento de la economía —un objetivo clave en su esfuerzo para sacar de la pobreza al 27 por ciento de la población que todavía vivía bajo la línea de pobreza— el país empezaría a crecer a tasas mayores que las de China.

Una de las grandes diferencias entre el desarrollo de China y la India es que los chinos habían invertido fuertemente en el desarrollo de la infraestructura, mientras que la India lo estaba haciendo en el desarrollo humano. «El gobierno chino siguió una estrategia, que les resultó muy buena, de construir obras de infraestructura mucho antes de lo que el país las necesitaba. En India, el gobierno no tenía tantos recursos, porque había menos ahorro interno. La fortaleza de la India es la capacidad humana, el carácter emprendedor de su población, y un sector privado muy fuerte, muy diversificado y muy innovativo. Entonces, nosotros hicimos con la educación lo que los chinos hicieron con la infraestructura: creamos más de lo que necesitábamos, mucho antes de lo que el país lo necesitaba.

Si la India no tenía más rascacielos ni modernos aeropuertos, eso se debía a que la democracia vibrante de la India hace más difícil que el gobierno expropie tierras o desaloje gente de sus viviendas, como lo hace habitualmente el régimen totalitario de China, sugirió el ministro. Esa misma semana, las violentas protestas campesinas de la provincia de Bengala Occidental habían obligado al gobierno a congelar los planes para erigir parques industriales allí, después de que varios manifestantes murieran en enfrentamientos con la policía.

El secreto del éxito de la India se debió, en parte, a que el país desde muy temprano hizo una apuesta fuerte —y muy controversial en su momento— por la calidad de la educación. Jawaharlal Nehru, el primer ministro de la India de 1947 a 1964 que inició la revolución tecnológica del país, privilegió las relaciones con la ex Unión Soviética e impulsó políticas domésticas estatistas y tercermundistas, Sin embargo, a diferencia de otros líderes socialistas de su época, Nehru estaba obsesionado en convertir a la India en una potencia de ía era espacial, y decidió crear una meritocracia educativa. Invirtió fuertemente en universidades técnicas de alta calidad, aunque fueran para una pequeña élite de los estudiantes más brillantes del país, y aunque eso significara invertir recursos que muchos educadores decían que eran necesarios para reducirla tasa de analfabetismo que todavía abarcaba a la mayor parte de la población del país.

Así, en 1951 se creó el primer Instituto Indio de Tecnología en Kharagpur, con un plan de estudios basado en el Massachussetts Institute of Technology (MIT), y numerosos profesores importados de esa casa de estudios estadounidense. En los años posteriores, se crearon los Institutos Indios de Tecnología de Mumbai, vinculados a universidades tecnológicas de la ex Unión Soviética; el IIT de Nueva Delhi, asociado con el Imperial College de Gran Bretaña, el de Madras, asociado con universidades alemanas, y en otras nueve ciudades, cada uno de ellos asociado a una universidad tecnológica de un país diferente.

A diferencia de las demás universidades, estos institutos tecnológicos no tenían el noble propósito de expandir la educación a la mayor cantidad de la población posible, sino escoger a los estudiantes más brillantes del país, y crear una élite tecnológica que pudiera competir con los países más avanzados del mundo. Los exámenes de ingreso a los IIT son, probablemente, los más exigentes del mundo. Según cifras oficiales, el Instituto Tecnológico de Nueva Delhi sólo admite a uno de cada 130 postulantes. Comparativamente, la Universidad de Harvard en Estados Unidos admite a uno de cada 10 postulantes. La dificultad en ingresar en los institutos tecnológicos de la India es tal, que los altos ejecutivos de las multinacionales indias suelen bromear que si sus hijos no logran ser admitidos en algún IIT en la India, los envían a Harvard.

Además de la inversión gubernamental en universidades de primer nivel, la India estaba creando una élite profesional de ingenieros y técnicos altamente globalizada gracias al gran número de estudiantes que realizaban estudios de posgrado en Estados Unidos y Europa. En 2009, la India tenía 103 000 jóvenes estudiando en universidades de Estados Unidos, más que ningún otro país del mundo, según el Instituto Internacional de Educación de Estados Unidos.

Una de las principales recomendaciones de la Comisión Nacional del Conocimiento que fue aceptada por el gobierno indio, fue adoptar la enseñanza obligatoria del inglés en todas las escuelas públicas a partir del primer grado de la escuela primaria, no como una segunda lengua, sino como un idioma que a partir de ahora será enseñado obligatoriamente en forma paralela al lenguaje local de cada región del país. Poco antes, en 2004, el gobierno comunista de China había adoptado una decisión similar: instaurar la enseñanza obligatoria del inglés a partir del tercer grado de la primaria. La India no se podía quedar atrás. La élite profesional y de negocios india ya había adoptado el inglés como su primera lengua, pero más del 95 por ciento de la población del país no dominaba el inglés, según datos oficiales. La comisión estimaba que la cifra de angloparlantes era aun menor, de poco más del 1 por ciento de la población. Para promover la igualdad social y permitir que los pobres pudieran acceder a empleos mejor remunerados, y para convertir al país en una fuerza laboral para el resto del mundo, era esencial que todos los ciudadanos de la India aprendieran el inglés simultáneamente al hindú, o alguna de las 22 lenguas regionales del país.

«Creemos que el inglés es el lenguaje global de la comunidad de negocios, y sin una población que hable inglés será difícil convertirnos en un jugador de peso a nivel mundial», me dijo Pitroda. En los próximos años, habrá un cambio fundamental en la forma en que se enseña el inglés en la India, señaló. Ya no será enseñado en las escuelas como una asignatura separada, sino que será incorporado al contenido de los programas de estudio, de manera que las escuelas enseñaran cada vez más asignaturas corno matemáticas, o física, en inglés. «El aprendizaje del lenguaje no puede ser separado, y debe estar integrado con el contenido de la asignatura», señaló.

¿Cómo hará la India para enseñar inglés en todas las escuelas públicas sin suficientes maestros de inglés?, le pregunté. De hecho, al igual que casi todos los países latinoamericanos, el principal problema para expandir la enseñanza del inglés en la India es la falta de maestros: muy pocos de los cuatro millones de maestros en la India tienen conocimientos básicos de inglés. La Comisión Nacional del Conocimiento recomendó, además de incrementar drásticamente la capacitación de inglés para los maestros, permitir que graduados universitarios que hablen inglés sean contratados para enseñar el idioma en las escuelas aunque no tengan título de maestros.

Cuando china enseña capitalismo

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Estimular las inversiones

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