Como Introducir La Investigacion

Al considerar el desarrollo del niño entran en confrontación dos modelos profundamente distintos. En el primer caso se cree que el niño empieza con un nivel bajo, que aumentará gradual y lentamente en los primeros años y que experimentará una explosión en torno al comienzo de la experiencia escolar. Hasta entonces los conocimientos son pocos y simples, que las cosas importantes vendrán luego, que por lo tanto hay que prepararse para lo que venga.

En los primeros años no ocurre nada importante y la actividad que prevalece es el juego, considerado como entretenimiento y poco menos que como pérdida de tiempo. A menudo los adultos dicen a los niños: “juega ahora que puedes, que después tendrás que hacer cosas importantes”. Esta concepción de la infancia prevé una educación infantil de bajo nivel, confiada a maestros poco preparados.

Hay un modelo que trata de pasar gradual y progresivamente de niveles bajos a niveles cada vez más altos.

En el segundo caso, se describe a un niño que sabe, que empieza a saber al menos desde el momento de su nacimiento y que tiene su máximo desarrollo en sus primeros días y años de vida; en este periodo se desarrollará mas que todo el resto de su vida.

En este primer periodo experiencias decisivas, pone los cimientos para toda la construcción posterior, social, cognitiva y operativa. La escuela podrá construir sobre estos cimientos si son buenos, pero podrá hacer poquísimo si los conocimientos son insuficientes.

El niño pequeño no tiene cerca maestros sino solo a sus padres, familiares, vecinos y adultos que no son profesionales en la educación, que no tienen métodos ni programas y que se fían del sentido común y las tradiciones. El niño no utiliza materiales didácticos o libros de texto. Hay que reconocer que el merito de este increíble recorrido es atribuible a la actividad lúdica, actividad propia de este primer periodo de la vida.

Una interpretación amplia de esta actividad, que incluye los primeros juegos del niño con su propio cuerpo y con el cuerpo de su madre, las primeras exploraciones de los objetos, las primeras conquistas del espacio y posteriormente el descubrimiento de espacios más grandes, de nuevos objetos y de nuevas personas. Lo que caracteriza a esta actividad es el deseo de hacer, de entender, de experimentar, de descubrir siempre algo nuevo usando todos los recursos a su alcance: la boca, los ojos, las manos.

Es propiamente el descubrir cosas nuevas, el darse cuenta de que se sabe hacer algo más, lo que produce satisfacción y placer. Desgraciadamente no siempre los adultos saben entender y apreciar esto y con frecuencia apagan los entusiasmos de los niños con las consabidas reprobaciones.

DE LA MANO

Un ejemplo lo encontramos si comparamos a un niño que camina por la calle de la mano de un adulto con otro que camina solo. En el primer caso, el niño no toma ninguna decisión, si toma alguna iniciativa, de detenerse, de recoger algo, de cambiar de recorrido, generalmente se le prohíbe con las conocidas advertencias.

En el segundo caso el niño que va solo puede decidir, es más, tiene que decidir. Y cada decisión que toma comporta consecuencias.

Cada una de estas operaciones es compleja, rica en elementos cognitivos afectivos y espaciales.

Para el niño el trasladarse a

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