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El Modelo De Pickman


Enviado por   •  15 de Abril de 2015  •  5.726 Palabras (23 Páginas)  •  259 Visitas

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El modelo de Pickman

No tienes por qué pensar que estoy loco, Eliot; muchos otros tienen manías raras.

¿Por qué no te burlas del abuelo de Oliver, que jamás monta en un automóvil? Si a mí

no me gusta ese maldito metro, es asunto mío; y, además, hemos llegado más

deprisa en taxi. Si hubiéramos venido en tranvía habríamos tenido que subir a pie la

colina desde Park Street.

Sé perfectamente que estoy más nervioso que cuando nos vimos el año pasado, pero

no por ello debes pensar que lo que necesito es una clínica. Bien sabe Dios que no

me faltan motivos para estar internado, pero afortunadamente creo que estoy en mi

sano juicio. ¿Por qué ese tercer grado? No acostumbrabas a ser tan inquisitivo.

Bueno, si tienes que oírlo, no veo por qué no puedes hacerlo. Tal vez sea lo mejor,

pues desde que te enteraste de que había dejado de ir al Art Club y me mantenía a

distancia de Pickman no has cesado de escribirme como lo haría un atribulado padre.

Ahora que Pickman ha desaparecido de la escena voy por el club de en cuando, pero

mis nervios ya no son lo que eran.

No, no sé qué ha sido de Pickman, y prefiero no adivinarlo. Podías haber sospechado

que dejé de verle porque sabía algo confidencial; ése es precisamente el motivo por el

que no quiera pensar a dónde ha ido. Dejemos a la policía que averigüe lo que

pueda.. que no será mucho, a juzgar por el hecho de que no saben todavía nada de la

vieja casa del North End que Pickman alquiló bajo el nombre de Peters. No estoy

seguro de que volviera a encontrarla yo... ni de que lo intentara, ni siquiera a plena luz

del día. Sí, sé bien, o temo saber, por qué la tenía alquilada. De eso voy a hablarte. Y

espero que entiendas antes de que haya terminado por qué no pienso ir a decírselo a

la policía. Me pedirían que les llevara hasta allí, pero yo no podría volver a aquel lugar

ni aun en el supuesto de que conociese el camino. Algo había allí... Bueno, por eso

ahora no puedo coger el metro ni (y puedes reírte también de lo que voy a decirte)

bajar a ningún sótano.

Supongo que comprenderías que no dejé de ver a Pickman por las mismas estúpidas

razones que les movieron a hacerlo a esas mojigatas mujerzuelas que son el doctor

Reid, Joe Minot o Rosworth. No me escandalizo ante el arte morboso, y cuando un

hombre tiene el talento de Pickman considero un honor el haberle conocido, al

margen de la dirección que tome su obra. Jamás tuvo Boston un pintor con las dotes

de Richard Upton Pickman. Lo dije hace mucho y sigo manteniéndolo, y ni siquiera me

retracté un ápice de lo dicho cuando expuso su «Demonio necrófago alimentándose».

A raíz de aquello, como recordarás, Minot dejó de tratarle.

Tú sabes bien que producir obras como las de Pickman requiere un arte profundo y

una especial intuición de la Naturaleza. Cualquier ganapán de esos que dibujan

portadas puede embadurnar un lienzo sin orden ni concierto y darle el nombre de

pesadilla, aquelarre o retrato del diablo, pero sólo un gran pintor puede conseguir que

resulte verosímil o suscite pavor. Y ello porque sólo un verdadero artista conoce la

anatomía de lo terrible y la fisiología del miedo: el tipo exacto de líneas y proporciones

que se asocian a instintos latentes o a recuerdos hereditarios de temor, y los

contrastes de color y efectos luminosos precisos que despiertan en uno el sentido

latente de lo siniestro. No creo que tenga que explicarte a estas alturas por qué un

Fuseli nos hace estremecer mientras que la portada de un vulgar cuento de fantasmas

nos mueve a risa. Hay algo que esos artistas captan -algo que trasciende a la propia

vida- y que logran transmitirnos por unos instantes. Doré poseía esa cualidad. Sime la

posee, y otro tanto puede decirse de Angarola de Chicago. Y Pickman la poseía en un

grado que jamás alcanzó nadie ni, quiéralo el cielo alcanzará en lo sucesivo.

No me preguntes qué es lo que ven. Tú sabes perfectamente que en el arte normal

existe una gran diferencia entre lo vital y palpitante, ya proceda de la naturaleza o de

modelos, y estas porquerías sin el menor valor que los pintorzuchos mercantilizados

producen a discreción en el estudio. Bien, pues diría que el artista realmente original

tiene una visión que le lleva a configurar modelos o a plasmar escenas del mundo

espectral en que vive. De cualquier modo, consigue unos resultados que difieren tanto

de los almibarados sueños del que quiere dárselas de pintor, como la producción del

pintor de la naturaleza de los pastiches del dibujante que ha seguido cursos por

correspondencia. Si yo hubiera visto lo que Pickman vio... Pero, ¡basta! Será mejor

que echemos un trago antes de seguir adelante. ¡Dios mío!, yo no estaría vivo si

hubiera

...

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